Vivir el Reino de Dios con alegría o amargura

Vendrá el día malo, pero si estamos ceñidos a su verdad, a la Palabra, a Cristo, posicionados en Él y no en nuestras propias obras y caminos, nos podremos poner la armadura de Dios, y soportar el día. Así vivir en Cristo cada desafío, cada prueba, y salir vencedores. Y más que vencedores la verdad, como coherederos con Cristo.

Pero no siempre es fácil, nos dolemos con las situaciones difíciles, y es normal. Pero la diferencia viene a ser en nuestro estado anímico, que vivamos cada paso que vamos dando con el Señor.

Y es que podemos vivir cada día con alegría o amargura.

Veamos el escenario con las hermanas de Lázaro, cuando Lázaro muere. Encontramos esta tremenda historia en Juan 11.

Se nos presenta a Lázaro enfermo. Y sus hermanas, Miriam quien había ungido al Señor con perfume y enjuagado sus pies con sus cabellos, y a Marta.

Ellos eran muy amigos de Jesús, y vemos en Lucas 10:38-42 cuando se conocen, cuando Marta invita a Jesús a hospedarse. Y entre ambas, Miriam ve algo distinto, y en vez de preocuparse de servir en la casa se sentó a los pies del Señor para escucharlo. La parte clave la vemos en los versículos 41 al 42:

"Pero el Señor, respondiendo, le dijo: Marta, Marta, afanada y molesta estás por muchas cosas; pero sólo una es necesaria, y Miriam escogió la buena parte, la cual no le será quitada."

Aquí ya vemos la diferencia de resultados con lo que cada una decide hacer. Cómo ante una misma situación, cada una escoge distinto. Fue Marta quien lo invitó, pero aún su hermana debía ayudar en servir en la casa. Pero Jesús cuando hablaba, hablaba del Reino. Cuando Jesús habla, hay que dejar de hacer lo que uno esté haciendo. Era más importante la comida y bebida celestial que la terrenal en ese momento.

Caso así vemos con la mujer samaritana, que estaba con sed, en la hora de más calor, pero su encuentro con Jesús, recibe algo más preciado que el agua que podía sacar del pozo, una que satisface eternamente. Y no solo se le olvidó su sed biológica al tomar del agua eterna, sino también la vergüenza por su historial de relaciones, y fue a toda la ciudad a predicar de Jesús.

Miriam ve lo celestial sobre lo terrenal, a diferencia de Marta, que Jesús le llega a decir afanada y molesta.

Volvamos ahora a Juan 11. Jesús los amaba a los tres, versículo 5:

"Y Jesús amaba a Marta y a su hermana, y a Lázaro."

Vemos en versículos siguientes que Jesús no va inmediatamente por Lázaro, hasta que Jesús le informa a sus discípulos que Lázaro ya había muerto; versículo 11:

"Dichas estas cosas, después les dice: Nuestro amigo Lázaro se ha quedado dormido, pero voy a despertarlo."

Jesús iba a resucitarlo, y por eso, para que creyeran, dice más adelante en el versículo 15:

"Y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos a él."

Cuando llega Jesús, Lázaro ya llevaba 4 días muerto. En el lugar se encontraban muchos judíos que habian ido a consolar a Marta y a Miriam. Y vemos aquí como cada una reacciona de manera diferente:

Al oír que Jesús viene, Marta va a su encuentro, y Miriam permaneció sentada en la casa.

Se ve que Marta salió a la acción por así decirlo. Estaba triste, pero no se quedó en esa posición. Y eso que en el libro de Lucas, cuando se conocen por primera vez Marta es la afanda y molesta, y Miriam se mantuvo a los pies del Señor escuchándolo escogiendo la buena parte.

Marta sale del lugar de tristeza, y sale con Fe como vemos en su conversación con Jesús cuando se encuentran, versículos 21 al 27:

"Entonces Marta dijo a Jesús: ¡Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano! Pero yo sé que aun ahora, todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dice: Tu hermano se levantará. Marta le dice: Sé que se levantará en la resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, de ningún modo morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dice: Sí, Señor, yo he creído que Tú eres el Ungido, el Hijo de Dios, el que viene al mundo."

Marta le dice que no hubiera muerto Lázaro si hubiera estado aquí. Pero tiene Fe, en que todo lo que Jesús pida a Dios se lo dará.

Jesús le dice que se levantará, pero Marta cree que hablaba de la resurrección en el día postrero.

Jesús la corrige, la resurrección es hoy para Lázaro.

Marta le cree, y tiene la revelación al nivel de Mateo 16:17, la que no es por carne ni sangre, que Él es el Mesías, el Ungido, el Hijo de Dios. Volvamos a leer del pasaje anterior, los versículos 26 y 27:

"Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, de ningún modo morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dice: Sí, Señor, yo he creído que Tú eres el Ungido, el Hijo de Dios, el que viene al mundo."

Vean antes, en el mismo Juan 11, versículo 8, sus propios discípulos seguían viendo a Jesús como Rabbí, y temían aún de que apresaran a Jesús; no veían su autoridad, y que Él entregaría su vida.

Marta tiene esta tremenda revelación, y manda a llamar a su hermana Miriam que seguía triste en la casa, que Jesús la llamaba. Y Miriam le dice lo mismo que Marta al inicio, pero sin Fe, diciéndole que no hubiera muerto Lázaro si hubiera estado aquí, pero no habla con Fe como Marta, declarando también que todo lo que le pidiera a Dios se lo dará, y solo lloraba. Juan 11:32-33:

"Cuando Miriam llegó adonde estaba Jesús, al verlo cayó a sus pies, y le dijo: ¡Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano! Jesús entonces, cuando la vio llorando, y a los judíos que habían llegado con ella, se conmovió profundamente en su espíritu, y se turbó."

Jesús llora también. Y luego viene cuando Lázaro es resucitado..

La promesa del Señor vino igual, Lázaro resucitó como había hablado, pero vean la diferencia entre ambas hermanas.

Pese a que en Lucas 10:38-42 que vimos, Miriam es la que recibe su porción celestial, y Marta es la molesta y la afanada, ante la muerte de su hermano, Miriam se apaga en su tristeza, y no sale al encuentro del Señor. Y es Marta, la que, pese a lo triste de la muerte de su hermano Lázaro, se levanta, y se levanta con Fe. Y declara Fe al creerle al Señor, y llega a vivir la tremenda revelación que viene del Padre, que Él es el Hijo de Dios, el Mesías.

A Miriam el Señor la tiene que venir a llamar, y a su encuentro no declara Fe, solo llanto le vemos, y no llega a vivir la revelación del Padre que tuvo su hermana Marta.

Vean cómo ante un mismo hecho, según con el corazón con o sin Fe que vayamos, aún cuando se cumple lo que Dios ha hablado, todo el acontecimiento lo podemos vivir con alegría o amargura.

Y quizás seas como Miriam, siempre escuchando al Señor, pero cuando viene algo más pesado, te echas en llanto. Y nos ha pasado a todos. Nuestra Fe se apaga. Es allí que seamos como Marta, que no espera a que Jesús llegue a la casa, sale a recibirlo, y va con Fe y le cree.

Pero así también, ser como Miriam que vimos en Lucas 10:38-42, que en los tiempos en que no estamos en medio de una tormenta, de un gran problema, de una tribulación, hay que poner siempre más atención a las cosas del Reino, que afanarse y molestarse por lo terrenal.

En distintas situaciones vemos cómo ante una misma situación, podemos no salirnos de los caminos del Señor, podemos escuchar la voz del Hijo y hacer lo que el Padre nos muestra hacer, pero vivir el camino con alegría y Fe, o con amargura y una Fe débil.

Así también, en algunos no es amargura y tristeza lo que tienen, pero están constantemente estresados y afanados. Y estos son estados anímicos que traen enfermedades.

En Proverbios 17:22, vemos que la tristeza seca los huesos:

"El corazón alegre es una buena medicina, Pero el espíritu quebrantado seca los huesos."

Estudios han demostrado la relación entre el estrés psicológico y daño a los huesos como la osteoporosis, ya que el estrés aumenta los niveles de cortisol. Y el cortisol suele ser más alto en personas que padecen depresión clínica.

El cortisol no es malo en sí mismo. Se activa en respuesta de un estado de alerta. Pero ante situaciones de estrés y/o depresión, este estado de alerta se mantiene, y al cuerpo no le es sano mantenerse en este estado prolongadamente. A la larga causa muchos daños, alterando el sistema inmune, generando auto inflamaciones en el sistema oseo. El cortisol en altos niveles también disminuye la formación ósea, pudiendo generar problemas de crecimiento, aumentar la descomposición del tejido óseo perdiendo minerales y fortalezas de los huesos, y también llegar a niveles más críticos como osteoporosis, en que los huesos se vuelven frágiles y propensos a las fracturas.

Recordemos lo que vimos en la Columna 7, y examinarnos en Cristo por algún suceso malo que estemos pasando.

No tengamos temores por la edad. En la etapa más anciana de nuestros días, el Señor estará con nosotros, Isaías 46:4:

"Hasta vuestra vejez Yo seré el mismo, Y hasta la ancianidad cargaré con vosotros. Yo lo he hecho, y os seguiré llevando; Yo cargaré con vosotros y os salvaré."

Seamos fortalecidos en Colosenses 1:10-12:

"Para que andéis como es digno del Señor, con el fin de agradarle en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el pleno conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que os hizo aptos para participar de la herencia de los santos en la luz"

Que cada día seamos conscientes que somos Hijos, somos aptos para participar de la herencia del Hijo, porque Cristo no se avergüenza de llamarnos Hermanos como dice el libro de Hebreos. Pero ver también de pasaje anterior, "para que andéis como es digno del Señor, primero ver cómo vivimos, si estamos dentro o fuera de Cristo, si vivimos dignamente como el Padre nos muestra hacer, para así vivir las bendiciones.

Hay muchos versículos más de sus promesas, y que hemos visto. Solo no olvidar, que no fuimos creados para vivir en estrés y depresión, el cuerpo se enferma, y ninguna criatura fue creada así. Pidamos ayuda. No nos guardemos las cosas. Y no solo con el liderazgo y todo lo que vimos en las primeras dos columnas. A veces no está mal ir con un profesional si uno ha vivido situaciones duras, y hay también muchos Hermanos en Cristo que trabajan en el área de la salud mental. Pero si estás mal, no te quedes así, porque los caminos del Señor son para gozo y paz, su yugo es ligero y fácil su carga.