Cambiando las estructuras del alma, metanoia

Jesús al comenzar su ministerio con sus discípulos, tras vencer en las 3 tentaciones del diablo en el desierto, nos llama a arrepentirnos, Mateo 4:17:

"Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado."

Arrepentíos en griego es, "metanoe", que significa pensar diferente, cambiar el alma, y en concepción moral, arrepentirse. Es lo mismo que "metanoia". El primero es en su forma verbal, y el segundo es en su forma de sustantivo.

Entonces, no es solo sentirse mal por que hiciste lo malo, y ya no querer volver a hacerlo por este sentimiento; o en extremos, quedarse con el "no lo hagas para no caer en el infierno", pero dentro de tí aún deseas seguir ejecutando uno o más pecados.

Si bien el sentir que hicimos lo malo que nos muestra el Espíritu Santo siempre debe estar, este debe venir acompañado de una acción personal, una decisión, que junto a la acción del Espíritu Santo, traiga en uno un cambio en la forma de pensar, en mi mente; un cambio en tu alma.

Ejemplo, si tienes problemas con el alcohol, no te sigas juntando en reuniones donde se va a tomar, hasta que estés sano y renovado en el Señor. Si tienes pensamientos de lujuria con alguien y estás por cometer adulterio, aléjate de esa persona. Si tienes problemas de apuestas, deja de ir al casino o a las carreras de caballos. Si tus padres no fueron buenos contigo y tienes heridas, no los puedes perdonar, ve y haz una acción buena por ellos que te muestre Dios. Si robaste, devuelve y restituye conforme a lo que te muestre el Señor.

Y así en muchas áreas. Hay un trabajo que debemos hacer cuando llegamos al Señor, y este es el llamado que debemos ver antes, el llamado de la voz que clama en el desierto, que allanó el camino a Jesús, Lucas 3:3-4:

"Y fue a toda la región alrededor del Jordán proclamando el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados, como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías: Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Allanad sus sendas."

Veamos los principios de frutos de arrepentimiento que se deben hacer, en el allanamiento del camino a Jesús, que nos habla Juan el bautista, tras las multitudes preguntarle por estos; Lucas 3:10-14:

"Y las multitudes le preguntaban, diciendo: ¿Qué dices pues que hagamos? Respondiendo, les decía: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene comida, haga lo mismo. Y unos publicanos fueron también para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué dices que hagamos? Él entonces les dijo: No cobréis más de lo que os ha sido mandado. Le preguntaron también los soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué hemos de hacer? Y les dijo: A nadie atraquéis ni extorsionéis, sino contentaos con vuestra paga."

Es tremendo. Juan le habla a las multitudes, pero con el segundo y el tercer grupo, declara justicia sobre el poder político y el poder militar romano. Vemos también entonces que le habló tanto a judíos como gentiles.

Pero aquí no había venido aún el Espíritu Santo, ni la transformación de ser nueva criatura con la Cruz de Cristo.

¿Cómo podía Juan el bautista pedir estas cosas? ¿No el hombre sin Cristo es solo 100% maldad en su ser?

Y es que hay un concepto que muchas veces no se profundiza, y es la luz de Cristo con la que todo hombre nace.

Y es que el hombre nace separado de Dios, pero también el Padre en su misericordia, nos ha dejado un regalo para no perdernos completamente, una voz del Hijo, que si bien no nos lleva a unirnos en uno con el Padre, ni ser nueva criatura, es una guía moral en la humanidad:

Este regalo en su misericordia con la que todos nacemos, es la conciencia con principios de justicia de Dios.

Y también, esta puede ser sedada, por los pecados que vayamos cometiendo, y/o iniquidad generacional como territorial acumulada, y cada vez uno la va escuchando menos, hasta ya no tener ni una gota de la conciencia que nos ha dado el Padre, haber derramado todo a la tierra, y haberla reemplazado completamente con las tinieblas.

Veamos sobre esta conciencia, que nos habla el Apóstol Pablo en Romanos 2:14-15:

"Porque cuando los gentiles, que no tienen ley, hacen por naturaleza cosas de la ley, éstos, no teniendo ley, son ley para sí mismos; los cuales muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio juntamente con su conciencia; y acusándolos o defendiéndolos sus razonamientos."

Es tremenda. Todos nacemos con la ley de Dios escrita en nuestros corazones, con esta conciencia con los principios de justicia de su ley. Y claro, no es saberse de memoria el antiguo testamento. Es por así decirlo esa voz que es nuestra conciencia, una voz de los principios de la ley de Dios, de Su justicia.

Entonces, Juan el bautista lo que está pidiendo, en el allanamiento del camino a Jesús, es que, para llegar a Jesús, primero se tiene que ser fiel con la conciencia que todos tenemos, con lo que Dios ha dado escrito de su ley en el corazón de cada hombre.

El mejor ejemplo que veo de hacer obras de arrepentimiento, es con Zaqueo. Leanlo completo en Lucas 19:1-10; veremos en específico los versículos 8 al 10:

"Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres, y si algo he defraudado a alguno, lo restituyo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham; porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido."

Zaqueo no había sido bautizado en el bautismo de Jesús, el de fuego. No había recibido el Espíritu Santo, no había sido hecho nueva criatura. Pero al estar con Jesús, en medio de su presencia, hizo que viera con su conciencia todo lo malo que había hecho. Y todo lo que dice que hará, no es que Jesús se lo pidió, pero al ser evidenciada su condición de pecador por la multitud, sin mencionar el hecho específico, Zaqueo mismo se predispone a poner en luz sus obras de pecado, y obrar en restitución; hace las obras dignas de arrepentimiento. El arrepentimiento en acción. La Fe en acción es lo que un Hijo de Dios debe vivir cada día.

Y vemos que lo que ocurre es tremendo, ya que si bien el Señor ya estaba en su casa desde el versículo 6, tras Zaqueo declarar las obras dignas de arrepentimiento que iba a hacer en el versículo 8, Jesús en el versículo 9 le dice que ha llegado la salvación a su hogar, a su casa, y le declara que también es hijo de Abraham; probablemente Zaqueo era gentil. ¡Pero qué tremendo es lo que ocurre, tras obrar en las obras dignas de arrepentimiento!

Muchos comieron con Jesús, como el fariseo Simeon que vemos en Lucas 7:36-50, pero no todos comieron de la salvación, que es la gran diferencia que nos separa de vivir en su eternidad.

Entonces Hermanos, muchos quieren llegar a Jesús, pero piensan que es un proceso "mágico" en que su vida cambia, y no hacen frutos dignos de arrepentimiento tras recibir a Cristo, de todo lo malo que cometieron en la vida antes de llegar a Cristo.

Porque con Zaqueo vemos que, pedir perdón por lo cometido, debe venir acompañado con restitución. Solo así el Señor tras entrar a nuestra casa, podrá morar en plenitud con toda su salvación y el Padre nos dirá Hijos. Y puede que la restitución que debas hacer tome un par de días, o hasta años dependiendo de la situación. Pero el ya predisponerte de corazón a realizarlo como Zaqueo, vendrá la salvación de Jesús.

Dos ejemplos, quizás extremos, pero para graficar mejor la situación de no actuar como Zaqueo cuando el Señor entra en nuestras vidas, de no hacer las obras dignas de arrepentimiento, del perdón con restitución:

  • Robé un banco, no me descubrieron. Conozco al Señor, y creo en su obra y salvación, pero el dinero no lo devuelvo, y ni me entrego a la justicia. Si al final solo por creer seré salvo.
  • Fui un mal padre divorciado, nunca pagué la pensión alimenticia de mis hijos. Llego al Señor, mis hijos incluso aún son menores de edad, y no estoy dispuesto a poner al día la deuda por ellos, pero creo en la gracia y salvación del Señor por mis pecados, porque él ama al pecador.

En esto "mágico" que menciono de en Cristo ser transformada nuestra vida sin nosotros mover un dedo, la Iglesia ha mal interpretado, que el ser nueva criatura, limpio de todo pecado, no significa no restituir lo malo que hice, y también de lo que haga en el futuro.

Otro ejemplo: Excedí en mi vehículo el límite de velocidad, y además me detuvo la policía. Pido perdón al Señor por lo que hice. Pero me sacaron multa. No puedo ir a pedirle al Señor, y orar como, y lo voy a graficar hasta en lo absurdo:

"Señor, yo sé que tú me has perdonado, te pido entonces que anules esta multa por exceso de velocidad. Declaro que esta multa no se alinea a tu justicia, a tu corte celestial, porque tu palabra dice que perdonas todos mis pecados, y yo me he arrepentido. Sea entonces por la sangre de Jesús, eliminada esta multa, y yo ya no pague nada al mundo porque soy Hijo del Reino de Dios, coheredero en Cristo de todas las cosas."

Y lo grafico en lo absurdo, porque he oído oraciones que se acercan a esto. Se ocupa mal la autoridad que el Señor nos ha dado. Y ni hablar de temas como los impuestos que Jesús lo ha dejado claro en Mateo 22:21.

Es que el ejemplo de Zaqueo es muy claro. Es perdonado, pero devuelve más de lo que robó. Es tremendo. Zaqueo se alinea con la conciencia con la que había nacido y había sedado por sus propias obras en pecado, y con la luz de Cristo al estar en su presencia, ve todo lo malo que ha hecho y busca el perdón con restitución, busca las obras dignas de arrepentimiento.

En esto último, en las congregaciones debemos de levantar la presencia del Señor, para que salga siempre todo lo oculto, y quien llegue a conocer al Señor, su conciencia se despierte como lo vivió Zaqueo, para que no solo vea la salvación, sino todo su caminar fuera de Cristo que ahora debe restituir, que ahora debe hacer las obras dignas de arrepentimiento. Y claro, en este proceso de restitución, mostrar que uno no está solo, actuemos unidos como Cuerpo de Cristo guiando en la dirección del Espíritu Santo a los Hermanos más nuevos, como con la importancia del apoyo del presbiterio para temas más delicados junto a los principios que vimos en la Columna 1.

Juan el bautista vino a ser esta luz, esta voz que allana el camino a Cristo, para que todos volvieran a activar su conciencia, volvieran a encender la lámpara de esta voz de Dios que es la conciencia con la que todos nacemos. Pero debían estar dando frutos de obras dignas de arrepentimiento.

Entonces, no me puedo bautizar en fuego, recibir el Espíritu Santo, si solo pido perdón por lo que he hecho, y no busco dar los frutos de obras dignas de arrepentimiento.

Sino será una conversión a Hijo de Dios, a cristiano, no completa. Seré un religioso que sigue las Escrituras al pie de la letra, pero como un religioso, porque el Señor no puede morar en mí con su salvación y vivir lo que es ser nueva criatura, y andaré por la vida interpretando las Escrituras como yo quiera.

Seré un hipócrita si no obro en las obras dignas de arrepentimiento tras llegar a la luz de Cristo. Y si no siento que hice alguna obra de pecado antes de llegar a Cristo, que no tengo nada por lo que pedir perdón y nada que restituir, es entonces que a uno no le presentaron al Señor, no se vivió Mateo 16:17, sino que solo le presentaron a un Cristo intelectual, a uno religioso.

Y llegar a este escenario de separación de Dios, puede darse también en alguien maduro en Cristo, en alguien que llega a hacer milagros, sacar demonios, profetizar y más en Cristo, es decir alguien con gran autoridad del Padre. Pero que en un momento se desvía, y sigue operando con la autoridad que le fue dada, pero alejado del Señor y su salvación, como vemos en Mateo 7:21-23:

"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Entonces les protestaré: Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!

Clave aquí, hacer la voluntad del Padre como Hijos de Dios. Y debemos ir en orden. Primero con el llamado de Juan el bautista de hacer frutos dignos de arrepentimiento, porque sus palabras son de Dios.

Quizás tu conciencia estuvo sedada no por tus acciones, y tenías mucha iniquidad familiar, pecado generacional, fuiste criado alejado de los valores de Dios, y cometiste hasta muchas atrocidades. Pero ha llegado la luz de Cristo a tu puerta, y has visto lo malo que has hecho delante de los ojos de Dios, y es tiempo de levantar las obras dignas de arrepentimiento.

Y puede que te sea difícil dar los pasos, o no escuches claro a Dios, por la carga de iniquidad y pecado que puedas tener, pero es allí donde se debe pedir ayuda al presbiterio de la Iglesia, y como vimos de estos principios de la disciplina en la Columna 1.

Hoy en día, con ya el Espíritu Santo que mora en nosotros, con una conexión más directa, siendo uno, con el Hijo y el Padre, el Espíritu Santo es el único que puede convencer de pecado, justicia y juicio; Juan 16:8:

"Y cuando Él venga, redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio."

En esto mismo, el primer paso, es que el Espíritu Santo convence de pecado, justicia y juicio.

¿Y qué ocurre si el Espíritu Santo me habla y me habla, y yo sigo haciendo lo mismo una y otra vez, y sigo en lo mismo sin arrepentirme, y pasan lo meses, los años....? La respuesta la tenemos en Mateo 12:31-33:

"Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia serán perdonados a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonada; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero."

Blasfemar en griego es "blasph", que significa vilipendio contra Dios. Vilipendio que según la RAE significa: Desprecio, falta de estima, denigración de alguien o algo. Muy importante aquí, comparte significado con la palabra maldecir en hebreo que vimos en la Columna 2.

Es como un hijo que no escucha a sus padres. Deja de ir al colegio, no ayuda en la casa, ni sigue el consejo de sus padres; este es un niño que desprecia a sus padres, les es falta de estima, y los denigra; vilipendia contra sus padres por su comportamiento.

Así cuando el Espíritu Santo quiere tratarte una y otra vez, pero no le haces caso, y haces lo contrario a los ojos de Dios, pecas una y otra vez, y hasta que el pecado se vuelve generacional como iniquidad, blasfemas contra el Espíritu Santo, y llega un tiempo en que la conciencia ha sido cauterizada completamente.

Pero no confundirnos, una cosa es los que tienen la mente cegada por haber nacido, criado, y vivir cada día como el viejo Adán, separados de Dios, como vemos en 2 Corintios 4:4:

"En los cuales el dios de este mundo cegó las mentes de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria del Mesías, quien es imagen de Dios."

Y que en el Señor les es quitado el velo, porque el hombre natural no entiende las cosas de Dios:

"Pero un hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad, y no puede entenderlas porque se han de discernir espiritualmente."

Pero otra cosa es cuando alguien que ha nacido en Cristo, y vivido con el Espíritu Santo, es decir ya sin el velo del mundo de 2 Corintios 4:4, ahora cauteriza su conciencia por sus acciones alejadas cada vez más del Hijo y el Padre, como vemos en 1 Timoteo 4:1-3:

"Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, por la hipocresía de mentirosos que han sido cauterizados en su misma conciencia; que prohíben casarse y mandan abstenerse de alimentos que Dios creó para que, con acción de gracias, participen los creyentes, los que han conocido plenamente la Verdad."

Si bien aquí se habla de algunos hechos específicos, es importante de ver lo que es la cauterización de la conciencia, quienes se han alejado tanto, que ya no escuchan al Espíritu Santo, y que siguen la guía de espíritus engañadores y doctrinas de demonios.

Y es entonces que surge este momento, que grafico con esta pregunta:

¿Cómo podrá ser perdonado alguien, que, ya no escucha al Espíritu Santo, si solo el Espíritu Santo convence de pecado, justicia y juicio?

Es aquí que en este nivel de apostasía de la Fe, ya no escuchando el Espíritu de Dios, no hay vuelta atrás, y se vive este blasfemar del Espíritu Santo de Mateo 12:31-33 que no tiene perdón.

Dios nos ha dado algo tremendo, no lo despreciemos, no sea que nos hallemos blasfemando contra su Espíritu si en el tiempo no enderezamos lo torcido, si no limpiamos nuestras vestiduras con la sangre del Cordero, de Cristo, comenzando con hacer frutos de las obras dignas de arrepentimiento.

Con la guía del Espíritu Santo, Dios nos mueve donde hay libertad; 2 Corintios 3:17:

"Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad."

Y en estos pasos de hacer frutos dignos de arrepentimiento, el Señor nunca nos pedirá más de lo que podamos soportar, 1 Corintios 10:13:

"No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana, pero fiel es Dios, quien no os dejará ser probados más de lo que podéis; antes bien, juntamente con la prueba proveerá también la salida, para que podáis soportar."

A menos que estemos caminando alejados del Señor, en nuestros propios pasos, en un camino que le ponemos el título "esto es para el Señor", pero que está alejado de lo que el Padre, por medio de Cristo, nos quiere mostrar para que eso hagamos. Y en este caminar alejados, incluyendo que nos estemos resistiendo a un cambio que Dios quiere en nuestras vidas; ejemplo, el Señor te ha hablado que debes dejar el trabajo en el que estás, o que tenías que estudiar otra cosa como carrera, o que era en "X" y no en "Y" fecha que debías ir de misionero al extranjero, pero no hiciste lo que el Señor te mostró hacer. Como vamos viendo, esto se relaciona mucho también con la Columna 4 de comerse el pan añejo.

Así también en lo anterior, al exhortar a Hermanos que necesiten ayuda con todo esto, hacerlo en amor, con guía del Espíritu Santo.

Y siendo maduros, gobernando primero en el área en que quiero ministrar a un Hermano, veamos este principio en Mateo 7:3-5:

"¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no consideras la viga que está en tu ojo? O, ¿cómo dirás a tu hermano: Deja que saque la paja de tu ojo, y he aquí la viga en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano."

No puedes ayudar a alguien, si tienes un problema en la misma área, como también si no tienes un mayor nivel de victoria y madurez en Cristo. Ser uno primero limpio. No ser hipócritas, y que si no lo hacemos, ayudaremos mal al Hermano, no veremos bien, y muy probablemente lo dañaremos en el proceso.

No ver la paja en el ojo ajeno es un tema, y el otro son los tibios dentro de las Iglesias, que vemos en Apocalipsis 3:15-16:

"Sé tus obras, que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Y por cuanto eres tibio, y no caliente ni frío, estoy por vomitarte de mi boca."

Tan grave que son los tibios, que Dios los escupe.

Que el hombre cambie su camino torcido, no se da por gritarles en su cara lo mal que están haciendo; cual confrontación de marcha cristiana con marcha de las minorías sexuales.

De nosotros corren ríos de agua viva, Juan 7:38-39:

"El que cree en mí, como dijo la Escritura, de su vientre fluirán ríos de agua viva. Esto dijo acerca del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en Él, porque todavía no había Espíritu, pues Jesús no había sido aún glorificado. "

Estos ríos son ríos del Espíritu.

Solo siendo verdaderamente uno con el Padre y el Hijo, viviendo esta realidad, no religiosamente, el mundo nos creerá, como Jesús oró al Padre por nosotros en Juan 17:21:

"Para que todos sean uno como Tú, Padre, en mí, y Yo en ti; que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste."

Si no vivimos como uno en Cristo y el Padre, el mundo no nos creerá, ya que de nosotros no brotarán las aguas del Espíritu, y solo el Espíritu Santo convence al mundo de pecado, justicia y juicio.

El libro de Apocalipsis termina con un llamado muy importante: Para el que tenga sed, beba de las aguas. Pero primero la Iglesia debe beberlas; veamos Apocalipsis 22:17:

"Y el Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven! Y el que oye, diga: ¡Ven! Y el que tenga sed, venga, y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida"

La Esposa es la Iglesia. La Iglesia tiene un rol fundamental en llamar a los que tienen sed, para llevarlos a la fuente. Por ello, debemos ser fuente primero, como vemos en Juan 4:14:

"Pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se hará en él una fuente de agua que brota para vida eterna."

Y solo tras beberla como vemos en este versículo, podemos llamar a otros para que la beban. Este es el mismo llamado de Juan 17:21, ser uno con Cristo y el Padre, solo así el mundo nos creerá.

Es muy interesante, como la primera persona que va a predicar las buenas nuevas, es la mujer samaritana que tenía sed. Tenía sed biológica cuando estaba en el pozo, pero Jesús le da un agua mayor que no era física, y saciada de su sed con esta agua de Cristo, siendo ella fiel a las palabras recibidas del Señor, siendo ella ahora fuente de agua viva, se va para dar, para predicar a todo el pueblo.

Sí, son muy buenos los estudios de las Escrituras, no digo no tomarlos, pero no es hacer un curso/seminario/escuela/etc... de Pastor, o de cualquier otro Ministerio en Cristo, lo que me habilita a predicar al Hijo y al Padre y el mundo me crea. Son sus aguas eternas, ser una fuente en Cristo, es ser uno con el Hijo y el Padre.