Temor y división del pueblo de Dios, encuentro con Esaú

Habíamos quedado, antes del capítulo anterior de "Aclaración", en el término de Génesis 31, con la despedida de Labán con Jacob en el monte Mizpa, el lugar para vigilar lo extenso.

Continuamos con el trayecto de Jacob en Génesis 32. En los versículos 1 y 2, vemos el encuentro con los Ángeles de Dios. Jacob ve el diseño que había, llamando al lugar Mahanaim, que en hebreo significa dos campamentos. Esta es la unión del campamento de los hombres, con el campamento de los Ángeles, para ser un solo campamento de Hijos de Dios. Si bien Jacob reconoce el diseño que se mostraba ante él, no lo utiliz. Había algo en su corazón desde hacia décadas, desde que se fue de su parentela, y era ese temor por su vida, temor a su hermano Esaú.

Vemos en los versículos siguientes que Jacob no clama a Dios, nada, sino que vuelve a erigir su propio camino, su propia obra. No pide ayuda a Dios, como a sus Ángeles, que ahora los ve despierto y ya no en sueños. No. Jacob elabora un meticuloso plan de enviarles grandes ofrendas a su hermano Esaú, y envía mensajeros con las ofrendas, donde, nuevamente baja su título como el de alguien inferior, para llamarse sirviente, y llamar a Esaú su señor.

Creo que ya hemos profundizado bastante de lo que le ha significado a Jacob estas artimañas, en el dejar de verse, de identificarse como escogido por Dios, e identificarse como sirviente.

Con los primeros mensajeros y ofrendas que envía Jacob, le avisan que su hermano también viene a su encuentro, y el temor se apodera aún más de él, y toma una peligrosa decisión que la Iglesia nunca debe de tomar. La Iglesia no puede estar dividida como ocurrió en Génesis 32:7:

"Y se angustió Jacob y tuvo gran temor; y dividió en dos campamentos el pueblo que tenía consigo, y las ovejas, las vacas y los camellos"

Pasa, de ver el diseño de unión de cielos y tierra de dos campamentos, Mahanaim, los hombres y los ángeles, a seguir en sus estrategias como hombre terrenal, un solo campamento de hombre. Para luego, y por primera vez, terminar dividiéndose.

La división vino porque entró temor y angustia en Jacob. Un reino dividido no prevalecerá dice Jesús.

Como Iglesia de la nación si ya salimos de la casa de Laban, se debe de limpiar todo temor y angustia por hechos ocurridos en los últimos años y en décadas atrás. Casos traumáticos como en la época de la dictadura, donde muchos de la Iglesia de los sectores socioeconómicos más acomodados, cerraban sus bocas, e invitaban a sus reuniones a los artífices y cómplices de la matanza de miles de chilenos, y muchos de la Iglesia de los sectores más humildes, ayudaban a refugiar a los perseguidos por la dictadura.

Hay muchos más casos. Debemos examinarnos como nación, y sanar esas heridas de división. O habrá división, no se escuchará todo lo que el Señor tiene para salir al encuentro de Esaú.

Jacob siguió sus propios diseños con este temor y angustia, como enviar el rebaño de regalo para bajar la ira de Esaú, ya que Jacob creía que tenía en riesgo su vida, y como vemos más adelante hasta peleó con el Señor no soltándolo por su bendición. Jacob después reconoce que era el Señor, al declarar en Génesis 32:30 que: "Vi a ’Elohim cara a cara, y aun así fue librada mi vida."

Al pelear con el Señor, Jacob debió de haber actuado en temor, y pensado, "aquí está la mía, nuevamente aparece frente a mí aquel que me da una buena nueva para mi vida, esta es mía, no me la pierdo por nada", y actúa forzando la promesa, cuando ya el Señor le había hablado lo que le iba a dar. Jacob busca nuevamente "trabajar con el sudor de la frente", esfuerzo de hombre sin Dios, para conseguir lo que ya el Padre le había dado.

Jacob recibió la bendición del Señor tras luchar con Él, y fue llamado Israel, pero aún así no fue de la manera que el Señor hubiera querido, queda cojo al forzar lo que ya era de él por promesa de Dios.

Esto es muy delicado. Nunca debemos forzar las cosas con Dios, aún cuando lo tengamos cara a cara. Aún en medio de un avivamiento, seamos sabios en escuchar, sabios en pedir, no sea que forcemos algo que ya tenemos, pero en lo que aún no hemos podido madurar para ya poder administrarlo. Llegando en algunos casos a forzar que ocurra algo en lo que la Iglesia de la nación aún no puede ejercer su mayordomía, como forzar la liberación y sanidad de un episodio traumático en la historia de la nación, causando que la herida incluso se agrave y contamine al Cuerpo de Cristo.

Y vemos luego cuando llega el momento del encuentro con su hermano, que se presenta aún con temor con Esaú, con una actitud nuevamente de siervo. Y todo esto cuando ya había sido nombrado como príncipe del Señor, como Israel por el Señor.

Jacob vio la situación con Esaú desde un corazón separado del Señor. Debemos de ver a Esaú desde el corazón del Padre, y no desde un corazón propio con angustia y temor. Jacob ya como Israel, no vence la situación del encuentro con Esaú bajo el diseño de Dios, totalmente con el diseño como príncipe Israel, continuó identificándose como siervo. Jacob no toma su diseño como príncipe completamente.

Podemos ver cómo la fe de Jacob cae mucho. Habiendo experimentado la mano de Dios, cuando huye de mala manera de la casa de Labán, Dios le advierte a Labán que no le haga mal a Jacob, y no le hace daño cuando se encuentran. La fe de Jacob no puede traer al presente cómo la mano de Dios estuvo con él con Laban, para estar "hoy" nuevamente en el encuentro con Esaú.

Pero la reacción de Esaú es preciosa la verdad. No se registra qué ocurrió todos estos años en su vida, o que Dios antes de su encuentro con Jacob le haya hablado. Génesis 33, versículos 4 y 9:

"4 Y corrió Esaú a su encuentro y lo abrazó, se echó sobre su cuello y lo besó, y lloraron. (...) 9 Y dijo Esaú: Yo tengo abundancia, hermano mío, sea para ti lo que es tuyo."

La verdad tremendo. Esaú sale corriendo a abrazar a su hermano, y lo llama "hermano mío", aún cuando Jacob le dice a su hermano señor y que es su siervo.

El encuentro con Esaú es importante en el despertar para Jacob como Israel para tomar completamente el diseño que Dios le tiene desde antes de la fundación del mundo, y a postrer no caer en Egipto en esclavitud. Debemos tomar de ejemplo los pasos fuera de Dios que hizo Jacob, para no caer en los mismos errores.

Después de lo ocurrido en su encuentro, se van por caminos separados. Por todos los pasos en la vida de Jacob hasta este momento, no se pudo llevar a la realidad la promesa que Dios le habló a su madre Rebecca, de que "el mayor servirá al menor"; creo que este quedar cojo de Jacob, también es debido a que no se pudo cumplir esta promesa, y se queda sin su hermano para que le apoye; el que tenga oídos para oír, oiga.

Más adelante, en Génesis 34, veremos el episodio en que su hija Dina es violada. Jacob casi llega a unirse con el pueblo pagano que termina violando a sus generaciones, sin consultarle a Dios, o haber recibido una Palabra de dirección para hacerlo. Dos de sus hijos, Simeón y Leví, terminan asesinando a los hombres de ese lugar, y saquean sus riquezas. Jacob teme de cómo otros pueblos se irían contra él por lo ocurrido. Más allá de las acciones correctas o incorrectas que ocurren en Génesis 34, ¿por qué nuevamente este temor de Jacob si Dios estaba con él, ya habíando experimentado la mano poderosa de Dios en su vida? ¿Quizás por este temor de otros pueblos por tener "pocos hombres", que vemos en Génesis 34:30, es que casi se une con el pueblo que violó a su hija Dina?

Como Iglesia de una ciudad, de algún lugar, ¿le temes a los brujos del lugar, a los masones, u otro grupo de tinieblas, porque son miles, y tu congregación apenas llega a los dos dígitos? Debemos temer a no obedecer al Padre. Si obedecemos, somos fieles a lo que realmente nos habla y nos muestra, su mano estará con nosotros. No esa obediencia de, "por que está escrito en la Biblia", porque es muy fácil sacar frases de diversos acontecimientos en la Biblia, para adecuar los versículos y justificar mi actuar. Sino ese obedecer a lo que Dios habla hoy. Si estás en una situación complicada, y no puedes oír al Padre para buscar una salida, no te sientas mal, pide ayuda, somos TODOS el Cuerpo de Cristo, y puedas ir con un presbiterio de la ciudad o de la nación.

En Génesis 35, Dios vuelve a hablar a Jacob. Dios lo vuelve a levantar. Al parecer Jacob y su casa estaban bastante contaminados. No solo Dios le pide que se cambie de territorio en el que estaba, subiera y habitara en Betel, lugar que Jacob había nombrado Luz cuando ve la escalera, y que levante un altar para Él en ese lugar, sino que además los de su casa se despojaran de los ídolos que aún llevaban consigo.

Primero, Dios le recuerda a Jacob quien era, le dice que hiciera un altar al Dios que se le apareció mientras huía de su hermano Esaú. Jacob, muy probablemente aún en este punto de su vida, tenía una mezcla de dioses, y Dios le viene a recordar quien era el Dios verdadero. Jacob y toda su Casa aún no podían abrazar a Dios. Es bastante triste. Quizás esta lejanía de irse a otros dioses sería la legalidad para que las tinieblas hayan podido violar a su hija Dina. Y vemos el nivel de afinidad con dioses ajenos. En el versículo 4 de Génesis 35, vemos como le dan a Jacob todos los dioses, los ídolos, que tenían en su mano, pero también los que tenían como zarcillos en sus orejas.

Es bastante fuerte lo que está ocurriendo. Podemos ver como la casa de Jacob abrazó la cultura pagana de dioses ajenos de la casa de Labán, aún tras irse de este lugar. Es muy triste. Y es en lo que ya habíamos visto que comenté en capítulos anteriores: El traspaso generacional de la comunión, de la relación de Abraham con Dios, a la siguiente generación Isaac, y a la siguiente generación Jacob, se había debilitado. No sabemos cómo fue la crianza de Jacob. Pero lo que sí podemos ver aquí, es que, Jacob, no fue criado en medio de la revelación y testimonio, de Abraham y su comunión con Dios, que hasta caminó y comió con Él. O testimonios de otros momentos en su familia como cuando su padre Isaac iba a ser sacrificado por su abuelo Abraham pero Dios proveyó el sacrificio. Y quizás fue criado por su madre Rebecca, a quien Isaac no le haya traspasado su Fe ya que ella venía de una casa con otra fe, e Isaac mismo no haya participado de la crianza de Jacob. Así en este traspaso generacional, ahora de Jacob a sus hijos, vuelve a ser debilitada la relación de Dios con las generaciones de Abraham, donde ahora su Casa llega a adorar con su cuerpo a dioses ajenos con los zarcillos en las orejas. La oreja que es para oír, la Casa de Jacob se había sellado a oír a Dios.

Por todo lo anterior Dios se presenta de esta manera al comienzo de Génesis 35. Si el diablo no pudo contigo, irá tras tus hijos. La responsabilidad de los hijos siempre es de los padres. Si tus hijos entran en la pubertad, y se van al mundo, cuando nacieron en un hogar creyente a Dios, no se fueron porque el diablo se los robó, sino porque se criaron con el mundo, la atmósfera del mundo prevaleció en sus primeros años, y ahora entrando a la adultez los estímulos del mundo son más fuertes que los del Reino de Dios. Pero ánimo, que Dios es misericordioso, ¡dad la buena batalla de la Fe!

Después de dejar los ídolos, en el versículo 5, vemos como Dios se vuelve a manifestar, ya que a los otros pueblos les entra ese terror de Dios para no atacarlos. Creo que esto deja más claro, que al estar con los ídolos hasta en sus cuerpos, habían quedado desprotegidos y su hija fue violada.

Aquí aparece:

  • Si soy creyente, y me vuelvo a un terafín, a los ídololos, pongo mi Fe en dos lugares, en Dios y en dioses ajenos (como el terafín masonería), soy un tibio, quedaré hasta desnudo y con mi simiente violada según el nivel de este tipo de bipolaridad que llegue a vivir con mi Casa. Esta gravedad, se verá reflejada también en distintos niveles cuando ocurre comúnmente dentro de las congregaciones, impactando esta iniquidad en un territorio, ciudad, y hasta a toda nación.
  • Solo cuando la Fe de toda mi Casa está en Dios, Dios se puede manifestar en plenitud, y mis enemigos tendrán temor siquiera de acercarse, porque la presencia de Dios habita plenamente en medio nuestro. Nuestro Dios no es un Dios a medias. O estás, o no estás con Él; el Padre escupe a los tibios.

Llega a Betel, Luz, y renombra el lugar El-Betel, recordando que fue el Dios que se le apareció cuando huía de su hermano. Más adelante, el Señor se muestra nuevamente, y por segunda vez nombra a Jacob como Israel. Luego lo bendice, Génesis 35:11-12:

"Después le dijo ’Elohim: Yo soy ’El-Shadday: Fructifica y multiplícate. Una nación y una congregación de naciones procederá de ti, y reyes saldrán de tus lomos. La tierra que di a Abraham y a Isaac, te la doy a ti; también a tu simiente después daré la tierra."

Es duro. Entre el primer nombramiento de Jacob como Israel, y el que vemos ahora, suceden tragedias en la vida de Jacob. El nombre es la identidad. Y Dios no nos quiere solo a nosotros, sino a toda nuestra Casa, nuestras generaciones. No puedo solo velar por mi Fe, sino es a la vez con la de toda mi Casa, mis generaciones.

Luego Jacob derrama adoración en el lugar. Tras partir de Betel, en camino a Efrata (conocida posteriormente como Belén), Raquel tiene un parto que termina con su vida al nacer su hijo. Perdón, corrijo. Solo se estaba cumpliendo la promesa, la declaración de Jacob, que quien hubiera tomado el terafín, quien era Raquel que lo guarda en secreto, muriera. Pero no podía morir, ya que en su vientre había una vida, otro ser, por lo que cuando ya no lo tiene en su vientre, se cumple que muere por haberse llevado el Terafín.

Raquel en sus últimos momentos de vida, quiso llamar a su hijo Benoni, que significa "hijo de mi dolor", pero su padre Israel lo llama finalmente Benjamín, que significa "hijo de la mano derecha". Tras esto Raquel es sepultada, y continúan su viaje. Acampan más alla de la torre de Eder. La localización de esta torre no se sabe con exactitud por lo que pude averiguar, pero no sería en las tierras de Cannan (si tienes mayor información, escríbeme con los formularios de contacto en SeDespiertan.com para complementar y/o corregir; gracias). Mientras Jacob habitaba en estas tierras, su hijo Rubén viola a su concubina Bilha. ¿Pero qué ocurrió aquí? Lo que puedo ver, es que Israel continúa peregrinando, lejos de las tierras de la promesa, aún cuando nuevamente Dios le recordó, en versículo 12 de este capítulo, "la tierra que di a Abraham y a Isaac, te la doy a ti", pero se detiene a medio camino. No justifico el actuar de Rubén por este hecho, pero es una más de una serie de "decisiones desafortunadas" ahora como Israel, que se suman a las de cuando era llamado Jacob.

Tras lo ocurrido, va donde su padre Isaac en Hebrón, lugar donde sus padres Isaac y Abraham había peregrinado. Y fallece Isaac a la edad de 180 años, y es sepultado por Israel con su hermano Esaú.

Es muy importante la promesa de bendición con la tierra prometida, de la cual Israel no se tomaba con fuerzas. Jacob era un hombre decidido, llega a trabajar 14 años por la mujer que amaba, llega a luchar contra el Señor sin soltarlo, como ningún otro testimonio hay en la Biblia de ello. Pero su vista, que fue tremenda, no podía apuntar al lugar correcto. O si lo hacía, solo duraba un tiempo, y se volvía a desviar. Jacob fue un incrédulo con la promesa de bendición de Dios con su tierra. Persiguió una bendición que ya era de él, y habitó y trabajó en tierras extranjeras, y no en las que eran para él y sus generaciones. Jacob tuvo tremendas cualidades, pero algo en él le hacía actuar en sus propias formas; "a mi manera", o como diríamos aquí, "the chilean way", e, "irse por las piedras", en vez de caminar el camino, que si bien puede ser angosto, pero que de deleite y paz son los caminos del Señor (Proverbios 3:17).