Aclaración del autor por lo que vive la nación hoy y de temporalidad del libro
Como vimos terminando el capítulo anterior, "saliendo de la casa de Labán", este es el punto que el Señor nos ha mostrado que la nación está viviendo hoy. Por lo mismo este capítulo de aclaración es colocado en este lugar en el libro. Hemos salido de la casa de Labán. Pero aún nos queda en este trayecto y destino:
- Deshacernos, renunciar a los terafines que nos hayamos podido llevar, que la Iglesia aún guarde. No verlo solo como congregación a la que asisto, sino examinarnos a nivel de Iglesia de la ciudad en la que resido, e Iglesia de la nación.
- Recibir la bendición de ser llamados Israel, ya no Jacob el que negocia/engaña. No que seamos literalmente la nación Israel. Como vimos en los primeros capítulos, hablamos de la arquitectura espiritual de la nación que el Padre nos ha mostrado, y este proceso de transformación a luz que estamos viviendo como pueblo de Chile.
- El encuentro con Esaú ya no con temor, y se cumpla la promesa "el mayor bendecirá al menor", que hoy Esaú bendiga a Jacob.
- No tener la mismas caídas que tuvo Jacob tras salir de la casa de Labán
- Tomar la tierra prometida, que es hoy para nosotros movernos en el Reino de Dios en la nación, y no caer en Egipto por temor a la escasez.
El nacimiento del concepto del libro, nació en Diciembre 2019, tras una convocatoria del Equipo Transformación Chile, por lo que estaba viviendo la nación con el "estallido social" que comenzó el 18 Octubre del mismo año. El libro fue escrito durante los meses posteriores hasta el 18 de Junio 2020; este es el hoy que me refiero en el comienzo de este capítulo. En su desarrollo, no declaro que el libro se haya escrito constantemente cada día, aunque en cada mes hubo desarrollo de este, ya que se escribía a medida que el Padre hablaba, mostraba sus diseños, para que:
- No hubiera ninguna intención de hombre en lo escrito.
- No hubieran "temas de relleno" para llenar con capítulos para "terminar el libro antes", o hacerlo más extenso. Nada se escribió si no fue por lo recibido por el Padre.
- No se escribieran temas que el Padre no permitiera. No de censura digo. Sino que hay temas que deben ser tratados en persona. El mismo Apóstol Pablo que escribía sus epístolas a las Iglesias de distintas ciudades, en ellas declaraba que anhelaba ir a ellos para, por ejemplo, ministrarles dones. Pablo no ministraba los dones en las epístolas, aún entendiendo que las palabras que declaramos por boca y escribimos tienen poder en lo espiritual, y en el Espíritu Santo no hay distancias ni tiempo. Y es que hay temas que solo pueden ser ministrados en persona, de manera presencial.
De todas formas, como autor, en lo que también involucra el tiempo que me tomó escribir este libro, debía vivir en juicio del Padre algunos de los temas que tengo pendientes en mi vida. No podía escribir lo que no vivo, así como no puedo predicar, enjuiciar, entrar en guerra espiritual, con lo que no estoy viviendo en la justicia del Padre. Aclaro no que al momento de terminar el libro sea "el gran santo", no que tenga "todo al día" en mi vida, que haya llegado ya a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; como está escrito en 1 Corintio 1:27, "sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a los fuertes."
Entendiendo los tiempos que estamos viviendo, quisiera detallar, que el mayor desarrollo del libro se dio en los tiempo de la pandemia, sobre todo después de Pascua 2020.
Detallo esta fecha 18 Junio 2020 en que se terminan de escribir los diseños que el Padre ha mostrado para este libro para la Iglesia. Pudiendo haber un desarrollo posterior del libro, en posterior fecha, a manera de correcciones editoriales de tipo redacción, pero no de más desarrollo de contenidos.
Viendo esta fecha, es interesante que en el calendario hebreo sea el 26 de Siván, a pocos días de terminar el tercer mes del calendario hebreo, tras el comienzo de año con Pascua.
Detallo también las fechas, por que, lo que el Padre habla no es estático, y los diseños en este libro, el Padre los puede llevar a profundizar en el postrer tiempo para su Iglesia, o mostrar el pan nuevo si terminamos de comer lo que ya tenemos servido sobre la mesa. De todas maneras, hay muchos principios que no cambiarán, como es el tema de los terafines que no podemos mantenerlos.
Si bien el Padre y el Hijo son eternos, vivimos la vida eterna, pero también vivimos en este mundo, con la sustancia del tiempo cronos aún en medio de nuestras vidas. Por lo que he querido como autor realizar estas aclaraciones. No para "ponerme el parche antes de la herida", por si alguno toma algo de lo escrito para ponerlo en otro contexto de un tiempo postrero, aunque creo que nunca faltan los inescrupulosos, sino para que los Hermanos no se queden con un recurso de los cielos como algo "estático": El Padre habla cada día, y aún con preciosas revelaciones que recibamos, debemos poder oír al Padre por nosotros mismos, como presbiterios de ciudades, llegando a unirnos como presbiterio de nación, y recibir el nuevo pan de cada día.
Para concluir este breve capítulo, en este libro se han escrito de los diseños de la nación como Jacob, en su camino a ser Israel, que el Padre habla hoy. Pero hay muchos más diseños relacionados a la nación que el Padre ya ha hablado, algunos de hacía ya muchas décadas atrás, como que hemos sido llamados por el Padre a ser la Antioquía de América.
Seré sincero con lo anterior, no esperen un libro de esto, de ser Chile la Antioquía, al menos de mi parte. No porque el Padre no me ha hablado de este diseño. Sino que este diseño no puede ser escrito, ya que como hombres podría llegarse a tomar como una "pauta", un "instructivo", y "religiosizarse" la revelación, hasta convertirla en una tradición de hombre, volviendo, nuevamente, un diseño de Iglesia como producto de mercado, solo que ahora un tanto más elaborado con lo que es ser Antioquía, con herramientas para exportar comercialmente una "denominación cualquiera" a otros países. Los Hermanos de Chile debemos de vivir el diseño de Antioquía, siendo guiados por el Espíritu Santo, levantando los presbiterios en las ciudades, abriendo los cielos de las ciudades moviéndonos con los Ángeles como un solo campamento Mahanaim, unirnos en presbiterio territorialmente a nivel de nación, abrir los cielos de la nación, y participar como Jueces de la Corte Celestial del Padre, para ser esa plataforma tremenda de bendición para apoyar, levantar, entrenar, y "enviar disparadas", a las Iglesias de las ciudades de todas las naciones.
PD: En momentos de terminar el libro hoy jueves 18 de Junio 2020, hay un atardecer tremendo que no veía desde que comenzó la pandemia, les comparto la siguiente imagen:
¡Gracias Padre Dios y al Hijo Cristo!