Por la puerta chica, caminando a gobierno como no debemos

Jacob sale de su casa "por la puerta chica". Tiene que huir por sus engaños que dieron como fruto, que su propio hermano quiera tomar su vida. Jacob tenía en ese momento muchos problemas. No sabemos qué ocurría en el corazón de Jacob. ¿Se habrá ido de su casa gozoso por haber conseguido la bendición de su hermano Esaú, suplantándolo frente a su propio padre Isaac? ¿O se habrá ido con culpa y amarguras?

Al salir Jacob de su hogar, vemos que hay un problema de gobierno de su padre Isaac con su propia casa. Primero, es su propia madre quien le advierte a Jacob de su hermano, y por lo visto en Génesis 28:2-4, luego Isaac le declara a su hijo Jacob:

"Levántate, ve a Padan-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre y toma allí mujer de las hijas de Labán, hermano de tu madre. ’El-Shadday te bendiga, te haga fructificar y te multiplique hasta llegar a ser multitud de pueblos, y te dé la bendición de Abraham, a ti y a tu descendencia contigo, para hacer que tomes posesión de la tierra de tus peregrinaciones, la cual ’Elohim ha dado a Abraham."

Es el propio Isaac quien, no pone orden en el lugar, no le consulta a Dios, y manda en este "exilio temporal" a su propio hijo. Este no consultar a Dios es grave. Vemos que del traspaso de generación de Abraham a Isaac, Isaac no oye ni consulta a Dios ante situaciones importantes de su casa, por sus generaciones. Fue siendo infiel al pacto. Veamos un ejemplo de la infidelidad de los hombres con un pacto con Dios, en Hebreos 8:9:

"No como el pacto que hice con sus antepasados El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Porque ellos no permanecieron fieles en mi pacto, Y Yo me desentendí de ellos, dice el Señor."

Al desentendernos de Dios, por no serle fiel en Su pacto, Dios se desentiende de uno, y perdemos TODAS sus promesas y bendiciones, hasta que uno vuelva a Él. Ya con Isaac se fue degradando el Pacto de Fe que había comenzando con Abraham. Isaac "se autoconsulta" y toma las decisiones para su casa. Vemos que esta manera de actuar se traspasa a sus hijos Jacob y Esaú. Y con sus hijos, en esta siguiente generación, se va degradando aún más el pacto.

Mucho más adelante, vemos a José con el gran don de administrar y multiplicar, y en tiempo de hambruna, en vez de irse a tomar con Fe la tierra que Dios le dió a su bisabuelo Abraham, Abraham conocido por sus tremendos actos de Fe, José se refugia en Egipto, y con él, todas las generaciones de Abraham entran a Egipto, y terminan de esclavos. Las generaciones de Abraham, olvidaron el pacto con Dios, olvidaron el, "Él nos escogió", que era con un propósito y una tierra específica que el Padre Dios les iba a dar, un Dios que los sustentaría con todo. Más de esto lo veremos más adelante.

Pero lo anterior es algo que puede ocurrir dentro de los creyentes al día de hoy. Poco a poco degradándose el pacto de Dios, a nivel personal, familiar, como congregación de una comunidad, hasta niveles de degradación más extensos en territorio hasta llegar a la degradación completa de la Iglesia de una nación. Dios tiene dones, tesoros, planes preciosos, para cada persona, familia, comunidad, ciudad, nación.

No descuidemos el pacto. Empecemos con cosas simples, cuando vemos en la TV un programa de comedia burlándose de Dios y de la Biblia, cambiar de canal. Hoy somos parte del pacto de Abraham por la Fe que nos une por medio de Cristo.

Sí, vivimos en la gracia, pero si la sal se vuelve insípida, será echada fuera y pisoteada por los hombres, como nos dice Jesús en Mateo 5:13:

"Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué será salada? Para nada es buena ya, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres."

Debemos preguntarnos como Iglesia de una ciudad, y como Iglesia de una nación, ¿todavía somos sal para la tierra? ¿Nos estamos volviendo insípidos? Por esto es crucial Hebreos 8:9 que hemos leído, nos puede volver a ocurrir a nosotros. En los testimonios de errores y fracasos de los escogidos escritos en la Biblia, en sus profundidades, encontramos principios eternos de la justicia del Padre para ser edificados.

Junto con la gracia y misericordia de la Cruz de Cristo, debemos movernos en las profundidades de Su justicia. No olvidemos que justicia y el derecho son simientes de su trono, como leemos en Salmo 89:14.

Para terminar este paréntesis, pero que es muy importante sobre el caminar en niveles de gobierno con el Señor, y este mundo caído no nos gobierne (y no hablo solo de tener deudas y la provisión material). Es el no caer en niveles bajos de justicia, en un bajo discernimiento del bien y el mal, con el que se reprocha a los creyentes en Hebreos 5:11-14:

"Acerca de esto tenemos mucho que decir y difícil de explicar, porque os habéis hecho tardos para oír, porque debiendo ser ya maestros, en razón del tiempo, tenéis necesidad de que alguien os enseñe otra vez los primeros rudimentos de los oráculos de Dios, y habéis venido a ser como los que necesitan leche, y no alimento sólido. Porque todo el que usa de leche, es inexperto en la palabra de justicia, porque es recién nacido; pero el alimento sólido es de los perfectos, de los que por la práctica, tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal."

El autor de Hebreos no les quería compartir un mero conocimiento. No vengo con pensamientos filosóficos, como dice el Apóstol Pablo en Colosenses 2:8. La autoridad que viene del Reino de Dios no viene por conocimiento. Sí, el conocimiento viene a consecuencia de las mayores autoridades que el Padre Dios da. De las experiencias con Dios, obtendré conocimiento, pero el conocimiento por sí mismo no es llave ni menos puerta para entrar en las profundidades de Cristo. Ya que, así como no puedo conocer a mi pareja leyendo un libro bibliográfico de ella, tengo que experimentarla, conocerla cara a cara, vivir día a día con ella, en cada área de mi vida, y el conocimiento que llegue a tener de mi pareja, será sólo una añadidura de haber vivido todo lo anterior.

Una perla para ser edificados en lo anterior: La disciplina es un principio de Dios para este ejercitamiento en el discernimiento del bien y el mal, Hebreos 12:11:

"Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero más tarde da fruto apacible de justicia a los que por ella han sido ejercitados."

¿Disciplina de quién? Obedecer a las autoridades que el Padre Dios ha puesto en mi vida. Y por sobre todo, tanto para, quien está bajo autoridad en la Iglesia, y quien ejerce autoridad en la Iglesia, ambos deben hacer como Jesús ha hecho estando en esta tierra. Y es que ejemplo Él nos ha dado, y ha dejado el Espíritu Santo como vemos en Juan 14:26, no libros escritos para ello, para que no nos perdamos en hacer la voluntad del Padre, en hablar lo que el Padre habla, en hacer lo que el Padre hace, Juan 5:19:

"Jesús pues declarando, les decía: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque lo que Él hace, esto también hace igualmente el Hijo."

Los libros escritos en Cristo son preciosos. Pero últimamente, todo lo que hagamos es lo que al Padre veamos hacer. Cristo sí, cumplió lo escrito en las profesías, el antiguo pacto, pero no nos dice que hacía lo escrito por los profetas; sí que lo cumplió, pero solo hace lo que ve al Padre hacer.

Si Jesús nunca "se arrancó con los tarros", nunca "se fue en la suya", menos podemos hacer nosotros como Hijos coherederos con Cristo. Luego lean el versículo 20 en Juan 5, junto con Juan 14:12.

Cierre paréntesis, continuemos: Dentro de la bendición de Isaac a Jacob que vemos en Génesis 28:2-4, vemos que le dice que tome posesión de la tierra de sus peregrinaciones, la que Dios le había dado a Abraham. Surgen los siguientes problemas, que afectarán la vida de Jacob por una mala dirección paterna:

El Primero: Génesis 2:24 nos dice "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne.". Este unirá, habla del acto de unión sexual, en el cual dos se vuelven uno. Pero Jacob está siendo separado de su padre y de su madre antes de tener a su mujer para unirse en esta unión. Muy distinto fue el caso de Isaac, donde su padre Abraham envió a un esclavo a buscar a su esposa Rebecca, e Isaac deja su parentela cuando ya tenía su mujer. Hay un diseño que Dios deja en Génesis 2:24, que con Jacob ya no se cumple.

Segundo, Isaac envía a Jacob a Padan-aram, para que tomara "posesión de la tierra de sus peregrinaciones". Geográficamente, Padan-aram es un territorio alejado de Canaán. Es extraño que Isaac enviase a Jacob a un destino alejado de Canaán, que era la tierra que Dios promete a Abraham en Génesis 17:8:

"Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán, por posesión perpetua, y seré su Dios."

Ya para este viaje en que Jacob se aleja de Canaan, Isaac transmite una bendición de tomar posesión de la tierra que iba a ser peregrino, alejándose de la tierra de Canaán. Lo que veo aquí, es que Jacob es alejado de su tierra a otra tierra, viajando solo, como quedando en una figura de huérfano.

Si la interpretación anterior es equivocada, no se explica cómo es que la casa de Isaac nunca fue a buscar a Jacob de regreso, y lo dejan por años en una tierra alejada de la tierra de la promesa. ¿Quizás Isaac aún veía a Esaú como el heredero, y no como quien iba a servir a Jacob, y envía a Jacob, con bendición, pero a otra tierra y no que se quede en la tierra de la promesa? ¿Quizás Isaac había olvidado en parte la promesa de Dios a su padre Abraham? ¿Sería la ceguera de Isaac parte de una ceguera que se produjo primero en su espíru, luego su alma, y que luego se manifestó en una ceguera física que se describe tiene en el tiempo de estos sucesos? Quizás no sea importante la respuesta de ello, y por eso el Padre no permitió que se escribiera mucho de este tema. O sea parte de los misterios que el Padre solo revela a quienes ingresan a sus profundidades en su intimidad, al madurar en Cristo; cuando ya podemos comer del alimento sólido que se nos describe en Hebreos capítulo 5.

Lo que podemos ver claramente, es que en este proceso de traspaso generacional de la promesa de Fe entre Dios y Abraham, luego de Abaraham a Isaac, y ahora de Isaac a Jacob, fue bastante "incompleta" por decirlo de una manera, bendiciendo Isaac a su hijo Jacob con las bendiciones de la promesa de Dios a Abraham, pero dejando de lado la tierra de Canaan en sus oraciones de impartimiento de bendición. Y este podría ser uno de los varios "acontecimientos clave", por los que las generaciones de Abraham terminan en Egipto, al degradarse, perder, descuidar, el pacto que Dios había hecho con ellos como generaciones de Abraham. Y más de el tema de terminar en Egipro, lo veremos a lo largo de este libro, vamos con calma.

Más adelante en la vida de Jacob, tras huí de su casa, vemos lo que sufrió Jacob por conseguir a su mujer. Va solo a la casa de Labán, sin su parentela, con el diseño que el Señor no estableció. Va como un huérfano al dejar su parentela y no haber formado aún su propio hogar. Pasa más de una década alejado de Canaán, la tierra de la promesa, trabajándole a Labán, quien forma en Jacob un tipo de paternidad postiza, y todo por la mujer que amaba. Y cuando tiene a su amada, solo está un tiempo con ella antes que muere.

Aquí aparece:

  • No consultar a Dios por los problemas de mi casa, y resolverlos a mí manera.
  • Separación de un hogar por rencillas sin resolver.
  • Dirección errada de los padres, haciendo caminar a los hijos en caminos errados.

En la Iglesia hoy en día, todos somos un cuerpo una gran familia. Y en esta gran familia, pueden haber problemas, rencillas entre unos y otros, por temas valóricos, pecados ocurridos dentro de la Iglesia de la nación, o por temas materiales. Rencillas como las de Esaú con Jacob. Ante esto, debemos consultar al Padre por la solución, o la casa de la nación terminará dividida, y tomando el camino largo. Veamos a Jacob, que por sucesos de unos días, termina tomando un camino que lo lleva a trabajar más de una década con su suegro, alejado de las promesas de Dios para Abraham y su descendencia, viviendo "pocos y malos días", como Jacob expresa en Génesis 47:9.

Muchas veces la Iglesia confunde el estar ocupados, haciendo alguna obra, con estar en los caminos del Padre. Escrito está, "por sus frutos los conocerás", y creo que esto no se aplica solo a personas. Los caminos torcidos por decisiones torcidas en la Casa de Isaac y en la vida de Jacob, llevaron a Jacob a caminar por sufrimiento, con más de una década fuera del propósito de gobierno bajo una falsa paternidad de Labán. Veamos los caminos de la Iglesia de la nación, sus frutos. El Padre examine las obras de las manos de sus Hijos en Chile.

Recordemos una de las maldiciones de la caída del hombre, Génesis 3:19:

"Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que retornes a la tierra, Porque de ella fuiste tomado, Pues polvo eres y al polvo volverás."

Ya Dios desde Abraham, comenzó el plan de levantar al hombre, formando a su pueblo, su nación, para luego convertir a las naciones de la tierra. Y con Cristo hoy somos levantados en eternidad. Comer con el sudor de nuestro rostro, es hacer una obra que parece corta pero se va volviendo interminable, que se vuelve rutinaria, que trae desgaste y donde se nos caen los ánimos. Así como fueron los años de Jacob en la casa de Labán.

Veamos a la Iglesia hoy. La Palabra habla una de las señales, de cuando la Iglesia está haciendo la voluntad del Padre. Veamos este hecho en particular que ocurrió en los primeros años de la Iglesia, Hechos 11:19-21:

"Ahora bien, como resultado de la tribulación ocurrida a causa de Esteban, los esparcidos pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a judíos. Pero había algunos de ellos, varones chipriotas y cirenenses, que habían ido a Antioquía y hablaban también a los helenistas, predicando al Señor Jesús. Y la mano del Señor estaba con ellos; y un gran número que creyó se convirtió al Señor."

Hay dos grupos. El primero que se menciona, el grupo más grande, tenían en su corazones más fuertemente las tradiciones religiosas, que oír la voz el Padre. "Se quedaron pegados". Hacían la voluntad del Padre, sí, porque predicaban, pero la verdad no, porque solo predicaban a los judíos, y ya había ocurrido la revelación del Señor a Pedro en la casa de Cornelio para ir a predicar a los gentiles.

El segundo grupo, el más pequeño, es el que predica a los gentiles, y se escribe que habían ido a Antioquía. Y conocemos que Antioquía, luego con Bernabé y Pablo, y todos los Hermanos con los que se reúnen, Hechos 11:22-26, se transforma en una de las mayores ciudades cristianas, y punto central para enviar misiones de evangelismo en el mundo, desde donde envían a ancianos a levantar presbiterios a otras ciudades, y muchas ciudades se convierten y son llenadas de la gloria de Dios. El versículo 21 de Hechos 11 nos habla literalmente que la mano del Señor estaba con quienes también predicaban a los gentiles, y un gran número que creyó se convirtió, ¡y esos frutos en Antioquía vemos que se multiplican al ciento por uno y cuánto más! Y veamos, del primer grupo que solo predicaba a los judíos, de estos no se habla, que hayan dado algún fruto, menos que la mano del Señor estuvo con ellos, y no se vuelve a hablar de ellos.

Hoy en día, uno puede decir que no es judío, y que no tiene esta limitación de separación de quien es judío y quién es gentil. Pero podemos caer en alguna otra tradición religiosa, no oír lo que el Padre está hablando hoy, ya que Cristo es El Yo Soy, no "El Ha Sido/Será". Y, podemos estar muy ocupados de lunes a domingo, haciendo una obra, que por nuestra mano le ponemos el título "obra para el Señor", pero no es lo que el Padre está hablando hoy. Y la mano del Señor no estará con nosotros, no daremos fruto que se multiplica, y no habrá testimonio de uno en los cielos.

Que el Espíritu Santo examine a la Iglesia de la nación. No perdamos décadas de nuestras vidas como Jacob. Sí, hay que trabajar, pero no al punto de la maldición "con el sudor de la frente". Vivamos los caminos del Padre que vemos en Proverbios 3:17:

"Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus sendas son sendas de paz."

Dice también la Palabra en Salmo 18:30, que sus caminos son perfectos y su Palabra acrisolada. Acrisolar significa aclarar, y purificar en el crisol el oro y otros metales. Sí, es un proceso, que lleva trabajo ir en sus caminos, y pasamos en el fuego, y algunos pasos van a doler, pero ese dolor por el proceso de purificación a ser a imagen de Cristo, no debe durarnos años o décadas, o es que estamos estancados "en la casa de Labán".

El Apóstol Pedro, cometió muchos errores, sufrió, pero nos deja una llave, que ese sufrimiento no debe ser "eterno", 1 Pedro 5:10:

"Y el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en el Mesías, después que padezcáis un poco de tiempo, Él mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá, establecerá."

Si estamos sufriendo, personalmente, o con mi familia, o como Iglesia se está sufriendo, y por mucho tiempo, y no parece venir nada fresco del Señor, a excepción de los distintos hechos en la nación que vemos en las noticias que son distintos de un año a otro, y que la edad avanza y los niños siguen naciendo, y no hay nada nuevo en Dios en nuestras vidas, es que estamos estancados, y debemos presentarnos ante el Señor con el apoyo de algún presbiterio de la ciudad o de la nación.