Desconexión por enojo

Es bastante peculiar para la cultura occidental del siglo 21, una de las primeras cosas que hace Esaú tras ser engañado por Jacob: Se va a buscar esposa. Es como corriendo una carrera contra su hermano Jacob, por quien continúa primero la simiente de Abraham.

Quizás sea difícil de imaginar cómo se sentía Esaú. Sin primogenitura (que pensaba era de él), y sin la bendición de su padre Isaac. Enojo por ser engañado, amargura porque le arrebataron algo preciado, y a manos de su propio hermano. En ese tiempo, la familia era el centro de todo, se vivía y moría por la familia (lo digo de esta manera para comparar el pensamiento occidental del siglo 21; está claro que para Dios en la Iglesia se comienza a gobernar desde la familia, el hogar). El concepto de nación y patria recién estaban desarrollándose, y las naciones fueron desarrolladas en su origen por linajes de familias. Recordemos con el fervor que Abraham se levanta contra naciones por su sobrino Lot. Por todo esto, no fue algo muy bonito lo que recibió Esaú de su hermanito.

Es interesante, que Dios permitiera que se escribiera lo que pensó Esaú al ir a buscar una esposa. Génesis 28:6-9:

" 6 Y vio Esaú que Isaac había bendecido a Jacob y lo había enviado a Padan-aram para tomar de allí mujer para sí, y que, al bendecirlo, le había ordenado que no tomara mujer de entre las hijas de Canaán, 7 y que Jacob al obedecer a su padre y a su madre, se había dirigido a Padan-aram, 8 Esaú comprendió entonces que las hijas de Canaán eran desagradables a ojos de su padre Isaac, 9 y fue Esaú a Ismael, y además de las que tenía, tomó para sí por mujer a Mahalat, hija de Ismael, hijo de Abraham y hermana de Nebayot."

Esaú por su enojo y rabia, se desconecta totalmente. Dios separó a Ismael de la casa de Abraham, y Esaú con su acto las vuelve a unir. Sí, sabía que su padre Isaac no quería de las hijas de Canaán, pero no le pregunta de qué pueblo debe ir a buscar esposa.

Quizá Esaú también sentía celos. Siendo Jacob el menor, tras todo lo ocurrido, lo enviaban también a él primero a buscar esposa y continuar el linaje. Este enojo, con celos, es esa clase de sentimientos que experimenta Caín cuando asesina a su hermano Abel.

Son sentimientos por los que todos podemos caer. Dios le habla antes a Caín para exhortarlo, pero aún escuchando directamente la voz de Dios, estos sentimientos fueron más fuertes en Caín.

La Iglesia puede caer en una desconexión por enojo y por celos, y podemos hacer lo que no debemos, o unirnos con quien no tenemos que unirnos.

La Iglesia debe examinar su historia, como también cada uno en Cristo debe hacerlo, y ver cuándo ha tenido desconexiones con el Padre, para unirse con quien no debía (a todo nivel, no solo de buscar cónyuge si hablamos a nivel personal), ya que esto puede provocar el aborto de los propósitos de Dios en la Iglesia de una nación, ciudad, congregación local, en una familia y/o persona.

Jacob de una u otra manera, cumple su propósito, con mucho dolor y sufrimiento por lo demás, y de él nacen las 12 tribus de Israel. Pero de Esaú, poco veremos. Esaú como hermano de Jacob, nunca lo llega a servir en vida, fue abortada esta parte de la promesa de Dios a Rebeca, y solo vemos un poco de ello en su descendencia (más adelante hablamos de esto).

Muy pocas veces, pero ocurre, nuestras acciones personales pueden abortar el plan de Dios. Un pecado puede retrasar el plan de Dios en nuestras vidas. Pero algunos errores y/o omisiones, pueden abortar todo un plan de Dios. Y es que Dios es bueno, no es controlador. Sus promesas son eternas, pero en la libertad que se le ha dado al hombre, el hombre puede multiplicar al ciento por uno la promesas de Dios en su vida, las puede postergar, o las puede romper y echar al piso.

Pero aún hay tiempo para muchas cosas para la Iglesia de la nación, aún hay tiempo de revisar su historia, y deshacer aquellas contrataciones que han puesto en pausa los planes de Dios para toda la nación y sus ciudades.