Segundo engaño: La voz de Rebeca, el tomar la promesa fuera de diseño
La voz de la madre de Jacob. Rebeca, es la que incita a Jacob a engañar a su padre Isaac y suplantar a su hermano Esaú en Génesis 27. No sabemos, si, Jacob se hubiera presentado como Jacob mismo, creyendo en la promesa de Dios que el mayor servirá al menor, si su madre Rebeca se la hubiera hablado, Dios hubiera tocado el corazón de Isaac y abierto sus ojos, para bendecir a Jacob en diseño como primogénito. O también, si Rebeca hubiera dado a conocer la palabra recibida por Dios de que Esaú servirá a Jacob, a su esposo Isaac y toda su Casa, la postura del mismo Isaac con Jacob hubiera sido distinta. Pero de una u otra manera, Jacob actúa bajo un plan de engaño que le dió su madre. Podríamos decir que Jacob fue "inocente" y solo hizo lo que su madre le dijo por obediencia a ella, pero confirma su participación en el engaño, tuvo una opción de salir de este, cuando su padre Isaac le pregunta si era Esaú, y Jacob le responde que sí confirmando el engaño. Ya no solo era un engaño de Rebeca, era un engaño por acuerdo entre dos con Jacob.
Se activa aquí por la incredulidad:
- Bendición, por medio del engaño, la mentira, fuera de diseño para Jacob.
- Rebeca como esposa de Isaac actúa a sus espaldas, casa dividida.
- Injusticia con Esaú.
- Se enciende deseo de Esaú por matar a su hermano Jacob.
Vemos que la bendición que Isaac le imparte a Jacob, pensando que era Esaú, es como si Esaú fuera a ser el primogénito. Esto me lleva a pensar, que finalmente la Palabra de Dios, "el mayor servirá al menor", Rebeca siempre se la guardó, o que al menos no se la dijo a Isaac por la manera en que Isaac bendice a Jacob pensando que era Esaú. Este punto es muy fuerte. Literalmente, Isaac iba a bendecir al equivocado.
Pongamos en contraste la promesa con diseño de Dios para los hijos de Isaac, que le habla a Rebecca, y veamos cómo Isaac creía que debía bendecir a sus hijos:
Diseño original de Dios | Diseño del hombre |
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Génesis 25:23 | Génesis 27:28-29 |
"Y le dijo YHVH: Dos naciones hay en tu vientre, Y dos pueblos están siendo divididos aun desde tus entrañas. Un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor." | 28 ’Elohim pues, te dé del rocío del cielo, Y de las fertilidades de la tierra, Y abundancia de grano y mosto. 29 Pueblos te sirvan, Y naciones se postren ante ti. Sé señor de tus hermanos, E inclínense ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldigan, Y benditos los que te bendigan. |
Aquí aparece:
- Amar a Dios, pero caminar mi propio camino.
Es realmente grave lo que sucede. Si bien la Palabra en Romanos 8:28 dice:
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas ayudan para bien, a los que son llamados conforme a su propósito".
Vemos aquí, que aunque Rebeca actúa en secreto, con Jacob materializando el engaño, e Isaac quien iba a bendecir a quien no correspondía, la bendición llega finalmente a Jacob en que sus hermanos le sirvan, con Esaú en la promesa original que el mayor sirva al menor. Pero esto trae como resultado una serie de sucesos complicados y de mucho sufrimiento que sudecerán posteriormente en la vida de Jacob. Todo lo que hablemos, todo lo que hagamos, trae fruto, y Jacob estaba trayendo a su vida, y a toda su casa, frutos de engaño.
Muchos vemos Romanos 8:28 como alivio ante las dificultades de la vida, y creo que es un versículo poderoso cuando vemos nuestro pasado antes de llegar a Cristo, pero cuando ya hemos visto la luz, no podemos seguir errando y pensar que "nos ayudará a bien el pecado/error que estamos/seguimos cometiendo". Sí, Dios sabe que somos débiles, que estamos en proceso de vivir el ser uno en Cristo y el Padre que vemos en Juan 17, y Cristo intercede por nosotro como vemos en Salmos 119:154 y Hebreos 7:25, pero Romanos 8:28 viene con una gran condición, que vemos en los siguientes versículos, 29 y 30:
"29 Porque a los que antes escogió, también los predestinó a ser de la misma forma de la imagen de su Hijo, para que Él sea primogénito entre muchos hermanos; 30 y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también declaró justos; y a los que declaró justos, a éstos también glorificó."
El versículo 28 se cumple, porque se cumplen los versículos 29 y 30. Veamos:
Ser a su imagen. Todo nos ayuda a bien, para ser a su imagen. Sí, estábamos extraviados, no conocíamos a Cristo, Él nos redime, pero cuando pasamos por la cruz de Jesucristo, entra un nuevo tiempo en nuestras vidas, somos nueva criatura, que cada día va creciendo en ser más a la imagen de Cristo. Entonces, Cristo no es engaño, no es mentira, esa no es su imagen. Si actuamos como Jacob con engaño y mentira, no estamos viviendo el ser a la imagen de Cristo, no estamos viviendo este propósito al cual todos hemos sido llamados, por lo que la promesa que vemos en el versículo 28 de Romanos capítulo 8, no se cumplirá, no nos "ayudará a bien" lo que nos suceda actuando fuera de lo que es ser a la imagen de Cristo. No se trata solo de creer y amar al Señor. Muchos cristianos viven su vida debilitados, enfermos, y con muchos problemas, porque no están haciendo lo correcto, no están viviendo la imagen de Cristo, y traen frutos torcidos a sus vidas.
Recordemos 1 Corintios 10:13, Dios nunca nos pone ante una dificultad que no podamos soportar. Lo que ocurre es que se nos ocurre nuestra propia salida, y no vemos la salida que el Padre ha puesto delante nuestro, por ejemplo, ante una tentación. Pero Dios es bueno, y aunque erremos, nos levanta como vemos en Apocalipsis 3:19, pero no nos quiere seguir viendo "sufrir por sufrir", y que sigamos perdiendo meses y hasta años de nuestras vidas.
Volvamos a Génesis 27. Ahora es interesante, por lo sucedido con el segundo engaño, el robo ahora de Jacob de la bendición de Isaac para Esaú, cuando Rebeca le advierte a Jacob que su hermano lo quiere matar, Rebeca no apacigua a Esaú, hablándole que fue su plan, y/o le dijera la Palabra que Dios le dio cuando estaban en su vientre, "el mayor servirá al menor". Simplemente no hace nada con Esaú, y le dice a Jacob que huya. Tampoco se describe que habla con Isaac.
Aquí aparece:
- Huida por temor.
- Callar/guardarse la Palabra de Dios en momentos de conflictos graves.
- Los problemas de una casa dividida, se acumulan, y aumentan en mayores conflictos.
Lo último es de lo más delicado. Ya el hogar dividido en la casa de Isaac no era solo en pensamiento y acciones, sino que ahora uno de sus hijos se "autoexilia" por temor a su hermano mayor.
La Iglesia de la nación no solo debe actuar en unidad, sino que debe de ver su historia, por las veces que ha errado en el blanco. Pero dentro de lo más importante, es poder recuperar toda palabra profética que el Padre ha soltado sobre la nación, ya sea por Ministros del mismo país o de otras naciones. La nación puede llevar décadas errando en base a Palabras que el Padre habló, pero que, fueron calladas, no tomadas con importancia, fueron censuradas (quizás en tiempos difíciles como en los tiempos de dictadura por temor a persecución), o simplemente fueron olvidadas. Recordemos que el Padre nunca hace nada sin avisarle a su Pueblo, Amós 3:7:
"Así, Adonay YHVH no hará nada sin revelar su plan a sus siervos los profetas"
Y no olvidemos, que los profetas son levantados aún después de la Cruz de Cristo. Muchos pueden ver a los profetas como algo solo del primer pacto. Vemos el diseño de presbiterio con Profetas de cómo operaba la Iglesia en Antioquía, Hechos 13:1:
" Ahora bien, había en la iglesia que está en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón (llamado Negro), Lucio (el cireneo), Manaén (colactáneo de Herodes el tetrarca), y Saulo."
Y con este diseño, Antioquía fue un punto de anclaje tremendo del Reino de Dios, en donde se expandieron a muchas ciudades del mundo, como vemos en las epístolas del Apóstol Pablo. El diseño de gobierno de la Iglesia en Antioquía, con base al presbiterio, los ancianos, sin olvidar escuchar la voz del Espíritu Santo para las decisiones, Hechos 13:2-3, fue el diseño que más prosperidad, más frutos del Reino de Dios, trajo en todo el nuevo testamento.
Pasemos al siguiente punto, que lo veo también como uno crítico para la Iglesia hoy, siguiente capítulo: