¡Convoca a los Arqueros! Lo no creado, y el ángel que se vuelve de oro
Hay un misterio que el Señor me ha estado mostrando. Lo que es operar en el diseño de arquero del Padre. Y que debemos convocar a los arqueros del Padre. Esto último, el Señor me dice lo hiciera en base a mi propia experiencia. Lo que comentaré a continuación ya lo había compartido privadamente con Hermanos en Cristo, pero ahora lo haré con detalles que el Señor me ha permitido entender y que antes no había compartido.
Hace un par de años, en un país tropical, en una cumbre con Hermanos en Cristo de varios países, la noche anterior a la "llegada" de un poderoso huracán, el Señor levanta un movimiento poderoso y precioso de ministración en el Espíritu, en el que entramos a las moradas celestiales del Padre, y el Espíritu Santo nos llevó a tomar todo lo que el Señor tenía para nosotros de nuestra habitación. Precioso tiempo de sanidad. Hay como un Selah, y el Espíritu Santo cambia el ritmo
Luego se levanta un tiempo de intercesión por una nación cercana donde estábamos, la cual también podía ser azotada fuertemente por el fuerte huracán que se veía aproximar. El Señor nos mostró que intercediéramos por esta nación cercana, que el gran huracán se había levantado para azotar a esta nación, por iniquidades fuertes en dicha nación, y que debíamos clamar por misericordia, comenzando por los niños que no son culpables de los actos de sus padres. Luego hay otro Selah en el Espíritu Santo.
Tras esta intercesión, se levanta en esa noche un poderoso y tremendo tiempo de adoración, el Señor levantaba Majanáyim, los dos campamentos, el campamento de los Hijos con el campamento de los ángeles.
En un momento de la tremenda adoración, el Espíritu Santo me muestra el centro del huracán que se acercaba, gris y agitado, y dentro se veía un pequeño de estos "templos andantes", era como una de estas "procesiones" católicas que uno ve en las calles, pero con demonios alrededor en vez de personas que lo llevaban.
Esa noche en medio del poderoso tiempo de adoración, El Señor me lleva en el espíritu a un lugar. Era oscuro, totalmente negro.
Pero el lugar no era un negro como una oscuridad que te consume. Era un negro que era brillante, precioso. Como uno sabe que en lo natural el negro es la suma de todos los colores a la vez. Pero no era algo físico para explicarlo con las leyes de la física, porque era un negro que transmitía una inmensa luz. Recordaba aquel lugar. Era lo no creado. Donde todo es Padre, y en Padre estábamos. Donde todo se vuelve a uno. Es un lugar que no se puede explicar con lo que uno ha vivido físicamente, o en lugares celestiales con ángeles. Es el lugar de donde todo viene, todo se origina. Donde es lo no creado. Aquel lugar que no tiene principio ni fin, porque aún aunque los lugares celestiales son eternos, tienen un tiempo en que fueron creados porque son creación. Lo no creado, lugar consumidor. De donde vienen todos los principios que rigen en los lugares celestiales y en la tierra.
En este lugar, me encuentro con una mesa pequeña pero alta, que me llegaba casi hasta mis hombros, y en ella veo 8 flechas como de oro que brillaban. Veo que no era el único allí, que habían otros Hijos, cada uno viniendo por una de las flechas.
El Señor me dice que estos Hermanos no los he conocido en persona, aún, pero que también son arqueros. No sabría decir si estos Hijos venían en el mismo tiempo cronos que estaba viviendo, es decir, en ese mismo día y hora. Era un tiempo en lo eterno, pero sí podía ver que eran de distintos continentes. El Señor también me hace sentir "aún faltan más que se presenten", refiriéndose a los Hijos como arqueros.
Al tomar la flecha que era para mi, volví en mi espíritu al lugar con los Hermanos en el tiempo tremendo de adoración y el Señor me dice que tuviera gran fe para lo que tenía que hacer. Que lo que se estaba levantando, en este tiempo de adoración, lo "concentrara" dentro de esta flecha de oro, y la lanzara al centro del huracán, y le diera a este como "templo móvil de procesión" en el centro del huracán que se acercaba. Ese concentrara, era concentrar toda la fe de los Hermanos que se estaba abriendo en medio de la adoración, concentrarla en la flecha de oro.
Mientras el Señor me mostraba este diseño para hacer en el espíritu, no podía hacerlo, apenas podía tensar el arco en el espíritu. La verdad es que estaba dudando, no había nadie del Equipo como hablando lo que yo estaba haciendo, o profetizando de ello. Pensé que era hasta peligroso. Pero sí sentía que estaba frente al Señor. Pero no quería pasar a llevar el protocolo con los líderes, con los Hermanos más maduros, y hacer algo en el tiempo incorrecto por impulso, o no hacerlo correctamente como el Señor me estaba mostrando. Estaba sintiendo esa división, al hacer algo que nunca había hecho, ni oído que alguien lo haya hecho. En esos momentos en el espíritu, sentí como apoyo por mis espaldas del líder del Equipo, y el Señor me lleva a verme a mi mismo desde fuera por un momento. Y todo era distinto, era yo, pero también era el Señor, pero también era el ángel que estaba conmigo, un ángel que siempre había estado conmigo y está en estos momentos que escribo esto. En Cristo se llevaba todo a uno. Yo tomaba naturaleza de Cristo y el Padre. Y el ángel ahora en mí, siendos uno, también tomaba esta naturaleza. El arco era tensado por mí, un Hijo de Dios, por Cristo el Hijo del Dios viviente, por el Padre, y por el ángel. Y el ángel se vuelve de oro, su armadura se vuelve de oro, solo por ese momento, al ser todos uno solo en Cristo. Se completaba Majanáyim en las dimensiones de Cristo. Hay cosas que solo un Hijo de Dios puede hacer, y cosas que solo un ángel puede hacer, como vimos en la habitación de la Corte Celestial con el libro de Daniel. Pero este Majanaím operando en las dimensiones de Cristo es distinto, es tremendo, todo ese proceso que vimos en el Majanaím en el libro de Daniel es inmediato, todo es a uno. Los hombres y los ángeles en Cristo y el Padre, operando a uno, con la misma naturaleza, fortalecidos, en plenitud de Cristo.
Operando en el Majanáyim en Cristo, lancé la flecha, y la flecha impactó, pero no destruyó este templo andante, sino que lo dejó como "cojo". El Señor me mostró por qué fue así. Y es que habían legalidades por parte de la nación por la que intercedimos por el gran huracán que se acercaba, el huracán que se había levantado a tomar las vidas de los hombres de esas tierras, e iba a ser el país más dañado. Tenían puertas que la nación misma había abierto a las tinieblas y que ellos como Iglesia en Cristo debían de cerrar, y por eso solo quedó como "cojo". El huracán fue desviado, la nación por la que intercedimos, y la nación en la que estábamos, no tuvieron mayores daños ni muertes que lamentar.
Tras lanzar la flecha, y comenzar a cerrarse el tiempo de adoración, el ángel que era uno en mi, siendos uno en Cristo, volvemos a ser uno y uno, ahora estaba conmigo. Y el ángel volvió a su tono, su color original, y su armadura se ve que es una nueva más fortalecida. El Señor me dice ahora al escribir esto, que son tiempos de Majanáyim, siendo Hijos y ángeles todos uno en Cristo, tiempos que el Señor abre. Que estas son las primicias para los ángeles que van a volver a ser unos con los hombres, Cristo y el Padre. Primicia de la unión de las 24 Casas. Más allá de cómo operar como arquero, si uno es arquero o no, este principio de Majanáyim es para todos los Hijos de Dios.
Operemos en Majanáyim, guiados por el Espíritu Santo, y el ángel que esté con nosotros se vuelva de oro, estando ambos en uno en Cristo y el Padre, operar en Majanáyim en dimensiones nuevas que nunca hubiéramos imaginado. Este es el nuevo tiempo, de vivir los diseños de lo que ojo no vió, ni oído oyó, ni ha subido al corazón del hombre. Lo que el Padre habla, lo que ha estado preparado para los tiempos postreros, para los Hijos que permanecen, y dan fruto que permanece.
Esta fue una de las tremendas experiencias como arquero que he tenido. Pero no ha sido un proceso fácil.
Antes de esta experiencia, pasaron varios años en que el Señor me fue mostrando el diseño. En entrenamientos con Hermanos más maduros en el Señor, o en intercesiones, varios Hermanos, sin aún que se conozcan entre sí, y en distintos tiempos, en el espíritu veían que tenía flechas y un arco a mi espalda. Recuerdo también, que en una intercesión, de una ciudad de mi país que el Señor nos mostró que es lugar de provisión, en el espíritu, el Señor me permitió entrar a una sala, donde habían varias flechas y un arpón, que permitió que me llevara. Flechas he utilizado hasta el momento de escribir este libro, pero aún no el arpón. Hay cosas que el Señor nos da, pero que no son para utilizar en el momento, pero sí en unos años, en un tiempo, más. Puede igual también, que el Padre nos de cosas, como armas y herramientas, que no sean para utilizarlas en el momento, pero el solo hecho de llevarlas con uno nos lleva a un mayor lugar de autoridad, y desde dónde tenemos que madurar en Cristo antes de utilizarlas en la obra del Señor.
También en el tiempo de madurar esto, el Señor me ha llevado a madurar en áreas en que un arquero es atacado, como aislarse del Cuerpo, por uno u otro motivo. Participé de una gran movilización hace unos años en mi país, recorriendo gran parte de sus regiones, operando en diseños de sanidad de la tierra en el Señor, de guerra territorial en el espíritu, con preciosos Hermanos de varios países que nos vinieron a apoyar. Cuando terminó esta movilización, que duró alrededor de un mes, pasaron solo unas 3 semanas, y mi papá, quien no pudo participar de la movilización, y que estaba afectado de un cáncer complicado, falleció. Fue algo bastante duro. Antes de la movilización Hermanos me daban palabra como, "el botín es la sanidad de tu papá". Sé que fue todo con buena intención, y que a veces no hay que llegar y tomar toda palabra que uno reciba, hay que pesarla en Cristo, sobre todo de un Hermano que no tiene su don profético, o Ministerio de profeta, maduro en Cristo. La verdad, la movilización no la hice esperando algo así en mi corazón. Creo que en mi espíritu ya había recibido lo que iba a ocurrir uno a dos meses antes, pero que mi alma no quería aceptar. Uno de los líderes de la movilización, al orar por mi papá, supe que recibió algo del Señor, que era la siguiente pregunta: "¿Y si es el Señor quien se lo quiere llevar?". Creo que fue lo más acertado de todos los que llegaron a hablar, orar, y profetizar por mi papá. Fueron tiempos bien difíciles. Tras la movilización, y por el poco tiempo transcurrido en que luego fallece mi papá, me aislé del Cuerpo, estuve con períodos de semanas enteras sin congregarme. Iba a la congregación un día, y luego me alejaba. Trataba de alejarme, de como olvidar todo, con cosas como el alcohol. Y no era tanto que me iba de fiestas. Era tomar en mi habitación viendo TV, series y películas que me levantaran el humor. Y no era solo tomar un par de vasos. Todo esto fue un proceso de madurar el aislamiento como algo en lo que no podemos estar, y de poder ver en Cristo, cada vez con mayor claridad por qué ocurrió todo. Aún si al día de hoy no tengo toda la respuesta. Sé que mucho de este tiempo no hubiera sido tan largo si no me hubiera separado tanto del Cuerpo de Cristo. En parte vemos y en parte profetizamos dice el Señor.
Ya al escribir este libro, personalmente, no quería compartir de esto. Todo esto ha sido algo bastante personal. Pero parte del proceso vivido en los diseños como arquero, incluye esto, y no lo puedo omitir.
Pero el Señor me ha bendecido, Él es fiel y verdadero. En todo este tiempo tras lo sucedido, pude terminar mi carrera universitaria, y crecer en mi desarrollo profesional. Y en los últimos casi dos años, llegar a independizarme laboralmente, desarrollando un proyecto con diseños que el Padre me dió; inicié mi emprendimiento www.swg.cl, diseños de alas de plata, de justicia del Rey. Con esto último, pude contar con mayores tiempos, y gracias a esto pude dedicarme con mayor libertad para servir al Señor, como escribir este libro, y posteriormente un segundo libro sobre la nación Chile. Agradezco al Pastor Isaías Coronado, que en oración el Señor nos confirmó los pasos que tenía que dar para independizarme laboralmente, porque en parte vemos y en parte profetizamos, y en Cristo nada se hace en solitario. Y a las oraciones de todos mis Hermanos que me apoyaron en escribir este libro. Debemos siempre operar como Cuerpo de Cristo. Y no se mal entienda, no digo que solo por el hecho de ser un trabajador independiente se puede servir con más tiempo en el Reino del Padre. Donde está el Espíritu del Señor hay libertad dice la Palabra, más allá del tipo de jornada laboral que uno tenga. Y puede que la forma de mi trabajo cambie más adelante, Dios no es estático. Quizás más adelante pueda encontrarme en otro proyecto laboral, o sirviendo en otra instancia al Señor. Solo sé que debemos oírlo cada día para hacer su voluntad; no son fórmulas que el hombre pueda armar y seguir como un instructivo.
Selah
Al escribir este libro, el Señor me ha permitido desarrollar más profundidades de ser arquero, que las que he vivido como testimonio que les puedo escribir.
La flecha del arquero nos permite llegar a lugares que no hemos pisado aún. Puede acelerar un proceso. También marca el lugar que tengo que conquistar. Si el Señor lo permite, un principado que aún no presento ante el trono, con flechas de oro del Padre lo puedo inmovilizar, son como las "esposas" de la Corte del Padre que las puedo colocar lanzando las flechas a distancia, a la espera de que llegue el Cuerpo de Cristo hasta el principado para juzgarlo como uno en Cristo, delante de la Corte del Padre.
Las flechas nos permiten llegar a lugares, o entidades, que no pudiéramos tocar con la mano descubierta, Isaías 7:24:
"Tendrán que entrar en él con arcos y flechas, Porque todo el país estará lleno de zarzas y espinos."
Las flechas de oro del Padre se sacan desde las manos del Padre, desde lo no creado donde todo es Padre.
Con las flechas, extiendo las tiendas de forma más rápida, cubro más espacio. Se lanzan y se clavan en la tierra las flechas que se vuelven estacas, estacas de oro, naturaleza del Padre, en la tierra, uniendo cielos y tierra. Las flechas no pueden ser tocadas, y menos usadas, por quien no da fruto que permanece, como vimos que hay que vivir en Cristo en la habitación de los frutos.
Los arqueros los vemos reunidos en la gran caída de Babilonia, Jeremías 50:14:
"¡Alistaos en derredor contra Babilonia! Cuantos entesáis el arco: ¡Asaeteadla! ¡No escatiméis flechas!, Porque ha pecado contra YHVH."
Y en mismo capítulo 50 de Jeremías, versículo 29:
"Convocad contra Babilonia a los arqueros, A todos los que entesan arco, Acampad en torno a ella Y que no tenga escape! Pagadle según su propia obra. Como ella ha hecho, hacedle a ella, Porque se ensoberbeció contra YHVH, Contra el Santo de Israel."
Los arquero no son más importantes que otros en el Cuerpo de Cristo, y no pueden operar en solitario. Porque en parte vemos y en parte profetizamos. Y los arqueros sean cubiertos por el Cuerpo de Cristo, como Cuerpo de Cristo sirviendo al Cuerpo de Cristo. El mayor servirá al menor. Considerar a nuestros Hermanos como mayores a uno, dice el Señor.
No operar aisladamente como arqueros, y tampoco operar por nuestros propios deleites con los diseños de arquero, como buscar expandir riquezas sin diseño, sin Cristo, o sujetar lo que Cristo aún no ha permitido que sea sujetado. Veamos Proverbios 29:10:
"Arquero que dispara contra cualquiera, Es el que contrata a insensatos y vagabundos."
Debemos operar como arqueros en Cristo, con el Cuerpo de Cristo
La vista del arquero debe ser cuidada. No solo con lo que ven sus ojos. Los ojos que son nuestras ventanas. Sino con lo que está viendo en su corazón. Puede que con sus ojos no esté viendo las riquezas por avaricia cuando el Padre aún no le permite tocar un nivel mayor de riquezas, o no ver a una mujer con deseo cuando el Padre aún no le muestra cuál es la mujer en Cristo que le va a dar para unirse en yugo igual. Puede que cuide sus ventanas, su vista, pero en su corazón, en las recámaras de su alma, proyecta las imágenes de lo que no ve con sus ojos, y genera más daño. El Señor en Mateo 5:28 dice:
"Pero Yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón."
Pero aún, al imaginar situaciones, pongo mayor esfuerzo en recrear la imagen, que ver la imagen con los ojos.
Nuestro arco no es fuerte por nosotros, por nuestras fuerzas. Puede que hayas pasado por algo y te sientas débil, pero si el Señor te llama a levantar el arco, no dudes, que Él te dará la fortaleza y el respaldo, 1 Samuel 2:4:
"Los arcos de los fuertes son quebrados, Pero los que tambalean son fortalecidos."
Aún si pudimos ser dañados por los propios Hermanos. No olvidar que debemos perdonar y bendecir a nuestros enemigos, como lo hizo José con sus hermanos, y Cristo fortalecerá nuestros brazos, Génesis 49:22-25:
"Retoño fructífero es José, Retoño fructífero junto a la fuente, Cuyos vástagos trepan sobre el muro. Lo amargaron, lo asaetearon y lo aborrecieron los arqueros, Mas su arco permaneció en firme, Y fueron fortalecidos los brazos de sus manos, Por las manos del Fuerte de Jacob, De allí el Pastor, la Piedra de Israel, Por el Dios de tu padre, quien te ayudará, Por ’El-Shadday, que te bendecirá Con bendiciones de los cielos arriba, Con bendiciones de las profundidades abajo, Con bendiciones de los pechos y de la matriz."
Cuando llegue ese momento de lanzar, no pienses en la habilidad de tirar el arco que vemos en el mundo, como hombre; si eres uno en Cristo, Él lanza junto a ti, en el Señor tenemos la habilidad para lanzar, Salmos 18:34:
"Que adiestra mis manos para la batalla, De modo que mis brazos puedan entesar el arco de bronce."
No escatimar la cantidad de flechas. No sacar flechas de oro una vez y no volver a entrar a lo no creado. Jeremías 50:14 dice no escatimar las flechas contra Babilonia. Tengas ahora o no un diseño de arquero, no olvidar lo que vemos al final de la habitación de la Corte Celestial que ya vimos: Posicionarnos en los 3 lugares, la Tierra, los lugares celestiales, y el Padre que es lo no creado, para volver todo a uno, unir todo en el Padre. No dejar de ser conscientes de estos 3 lugares en nuestro espíritu, alma, y cuerpo. Y como arqueros, no cortar el acceso a las manos del Padre, para no limitarnos en el número de flechas. No escatimemos las flechas contra Babilonia, la gran ramera, cuya piedra angular, aunque torcida, es aquel que fuera querubín protector, el primero que cayó por la multitud de sus contrataciones.
El Señor con sus arqueros hace huír a los que lo aborrecen, Salmos 21:11-12:
"Porque tramaron el mal contra ti, Fraguaron artificios, pero no prevalecerán. Pues los harás huir con tus arcos, Apuntarás contra sus rostros."
Uno de los rostros de Cristo es levantarse como arquero contra sus enemigos, Habacuc 3:8-9:
"Oh YHVH, ¿ardes en ira contra los ríos? ¿Es contra los ríos tu indignación o contra el mar el desborde de tu enojo, Para que cabalgues en tus caballos y en tu carro victorioso? Desnudas y alertas tu arco, Jurados son los castigos de tu promesa. Selah Surcas la tierra con ríos"
El profeta ve al Señor que va en un carro de guerra tirado por caballos, tensando su arco para dar con el enemigo, y describe que el Señor surca la tierra con ríos, en medio de sus aguas. Debemos cumplir el diseño en nosotros de ser ríos de agua viva que brotan de nosotros, para que Cristo como arquero se mueva con nosotros, para dar en el blanco. Antes de lanzar esa flecha, al objetivo, al lugar que el Padre te hable, estarás envuelto por las aguas del cordero que te volverán invisible ante las tinieblas y sus represalias.
Al lanzar las flechas del Padre no debemos dudar. No debemos irnos por otro camino. Podemos fallar ese tiro. Podemos fallar ese momento, ese tiempo único que se abre al operar como Cuerpo de Cristo, para lanzar las flechas como brazos del Padre, flechas de oro que vienen de la mano del Padre, para alcanzar lo que parecía inalcanzable, para sujetar aún al más rebelde de todos, para llegar aún hasta lo último de la tierra.
Dar el tiro acertado, cambia y adelanta el tiempo del resultado. Por ejemplo, en una guerra territorial, o en la sujeción de un principado que muestre el Señor para hacer. Y es un gozo poder hacerlo bien en Cristo. Y no un gozo de hacerlo por nuestras fuerzas, todo viene del Padre. Pero sí, ese gozo, de haber permanecido y haberle sido fiel al Señor. Permanecer y ser fiel, que es una tarea personal y que nadie hará por mí, ni el Hijo ni el Padre. Ese gozo de poder haber obrado con este gran misterio de las flechas de oro del Padre. Que alcancen su objetivo. Tal vez estar algo cansado, pero tras acertar el tiro, ver luego como el resto del Cuerpo de Cristo con el Señor se abalanzan sobre el enemigo, la tierra a tomar, conquistan para el Padre, unen más cielos y tierra. Y, al terminar, se despeja toda duda, toda tiniebla del lugar. Una vez más damos grito de alabanza, clamor al cordero, a Cristo. Una vez más, habremos vencido con el Señor, en el Señor. Dios es bueno. Jesucristo es fiel y verdadero.
Selah.
En los lugares celestiales, en la Corte del Padre, y en las manos del Padre en lo no creado donde Él edifica sus flechas de oro, intercedo por todos los arqueros que el Señor ha levantado, está levantando, y levantará, para que sean cubiertos, no pierdan su precioso propósito, no pierdan su dirección. El Señor es fiel y verdadero. No veas tu situación actual. No veas solo lo malo que ha ocurrido. Todo tendrá su respuesta. No te salgas del Cuerpo. Si no tienes donde congregarte, ora a Cristo para que te muestre un lugar, y no temas si tienes que irte a vivir a otro lugar. De igual manera si te congregas en un lugar donde se ha lastimado y deshonrado al Espíritu Santo, clama en la noche al Señor, para que te muestre la congregación que adora y danza con el Espíritu Santo, al lugar de cielos abiertos donde tienes que madurar como Hijo de Dios. O el Señor te de las fuerzas del búfalo si te llama a levantar una congregación. Sea donde estés, lo que estés viviendo, no lo olvides. Cristo es fiel y verdadero, y toda sabiduría y fuerza, todo, proviene de Él. A nosotros solo nos queda serle fiel y verdadero como Él lo es con nosotros, debemos permanecer.
Es interesante cómo el Señor se muestra ante Moisés y su pueblo. Éxodo 20:21, nos habla que Moisés al subir al monte Sinaí, se acerca al Señor, a la densa nube. Aquí la palabra densa nube en hebreo es araphel, que significa nube gruesa o oscura, oscuridad, oscura oscuridad, oscuridad densa. Dios habita en la luz y en la oscuridad sin límites. Como es lo no creado, todo oscuro, pero negro que es la suma de todos los colores, ese negro que resplandece en luz del Padre. Lugar donde se ve al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo cara a cara.
Un gran abrazo en Cristo. Bendiciones.