La Corte Celestial hoy ¡Actívense Hijos!

Digo como nombre de la habitación, la Corte Celestial "hoy", ya que es lo que ocurre en los Cielos en las fechas en que escribo este libro.

Desde lo ocurrido antes de la fundación del mundo, la Corte del Padre no ha cesado de operar. Tras la cruz, ya con Cristo todo se ha sujetado a los pies de Dios. El plan en Cristo es la restauración de todas las cosas por medio de Él, Colosenses 1:19-20:

"Por cuanto plugo que la plenitud de todo habitara en Él, y por medio de Él reconciliar consigo mismo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz por medio de Él, por la sangre de su cruz."

Aunque como vemos en Hebreos 2:8, todavía no vemos todo sujetado a los pies de Dios:

"Todo lo sometiste bajo sus pies. Porque al someter todas las cosas, nada dejó que no esté sometido a Él. Ahora, sin embargo, todavía no vemos todas las cosas sometidas a Él." (versión BTX4).

Lo que vemos también en el mismo libro de Hebreos, capítulo 10, versículos 12 al 13:

"Pero Éste, habiendo ofrecido un solo sacrificio para siempre por los pecados, se sentó a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies."

Con la cruz todo fue sometido, pero aún no se ve que todo haya sido sometido.

El estrado de los pies de Dios es la tierra, Mateo 5:35:

"Ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies, ni hacia Jerusalem, porque es la ciudad del gran Rey."

Que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies se lleva a cabo en la tierra.Y desde Adán, Dios al hombre le dio la autoridad para sojuzgar la tierra.

¿Cómo sería todo esto?

Digamos que el trono de vida y justicia del Señor es la gran ley y verdad para sujetar todo. Pero para que una ley y la verdad sean efectivas, viéndolo en el mundo de hoy, deben de haber policías que atrapen a los que infringen la ley. También deben de haber fiscales, investigadores, que reúnan las evidencias y encuentren la verdad oculta en cada delito, en cada transgresión. Deben de haber cortes y jueces, para que el delito descubierto, con los delincuentes capturados, y con la verdad y evidencia encontrada que se ha examinado, puedan ser sujetados los delincuentes a la ley según sus obras y se haga justicia.

Si una nación no tiene un sistema judicial que opere, con policías, fiscales, jueces, etc..., aunque tenga las mejores leyes, entrará en caos, y a la larga como resultado final no se podrá gobernar. Así ocurre con los Hijos de Dios, aunque tengan las leyes de Dios en sus mentes y escritas en sus corazones (Jeremías 31:33), han olvidado moverse en la Corte del Rey, y poco pueden hacer para gobernar como Dios quiere que hagamos: hasta poner a TODOS sus enemigos por estrado de sus pies.

También entendemos que la justicia del hombre, la del mundo, no se compara a la de Dios. La justicia del mundo, con sus cortes, es más castigo que otra cosa. ¿Cómo el hombre podría hacer algo tras un asesinato por la vida perdida y una familia destruída, cómo podría la justicia del mundo sustituir una vida perdida? No así la justicia que viene del trono de Dios que todo lo sana. Utilizo cómo funciona el sistema judicial del mundo, para comenzar a ver algo que los Hijos de Dios han ido perdiendo.

El pueblo de Dios al llegar a Cristo, habitar en Él, se describe como algo que es buscado:

Isaías 62:11-12:

"YHVH envía un pregón hasta el confín de la tierra: Decid a la hija de Sión: ¡He aquí tu Salvador viene! ¡Mirad, el premio de su victoria lo acompaña, Y su recompensa lo precede! Entonces los llamarán Pueblo Santo, Redimidos de YHVH, Y a ti te llamarán la Deseada, Ciudad no desamparada."

En este pasaje, la palabra deseada es darash en hebreo, y significa: Consultar, buscar, buscado, recurrir, seguir.

¿Por qué el Pueblo Santo, como a quién se le busca, sigue, consulta?

El mundo necesita de la manifestación del Pueblo Santo, el Cuerpo de Cristo. Como dice el Hijo, somos la luz del mundo y la sal de la tierra.

Debemos tomar el lugar que teníamos desde antes de la fundación del mundo, en la Corte de Dios.

Aún con Adan, en los tiempos antes que viniera la ley con Moisés por la situación del hombre caído, El Señor ya nos había dado mandatos.

Lo que vemos en Génesis 1:28. El primero de ellos es ser fructíferos, y el segundo es que nos multipliquemos para que con esto llenemos la tierra. El tercero es sojuzgar la tierra. Esto no lo habla el Señor como opcional. Es un diseño, y se deben de hacer las tres cosas, no una sin la otra.

En este pasaje, sojuzgar viene del hebreo kabash, que entre sus significados también están: sujetar, forzar, mantener debajo de uno, poner en cautiverio, dominar, pisar, conquistar.

Dios cuando da autoridad, no la quita. Vemos al primer rey de Israel, a Saúl, que se torció, pero Dios no le quitó su autoridad aún cuando comenzó a hacer lo que Dios no quería. Aún el rey David, entendió que Saúl tenía autoridad de Dios y la respetó mientras estuvo con vida.

Al hombre se le dió la autoridad de gobernar lo creado.

Es interesante que uno de los significados de kabash es pisar, que viene de cerca con lo que es poner algo bajo los pies. Y es lo que ya vimos en Hebreos 2:8, que aún no vemos todo sometido, como también lo vemos en 1 Corintios 15:25:

"Porque es necesario que Él reine, hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies."

Las tres tareas que nos manda el Señor en Génesis 1:28 siguen vigentes.

El hombre cayó, y Cristo lo ha vuelto a levantar. Ahora el hombre siendo uno en Cristo, el Cuerpo de Cristo, debe de terminar su misión.

El hombre sin Cristo no puede gobernar, kabash, la creación. La palabra kabash la podemos encontrar en varios pasajes, uno de ellos en Miqueas 7:19:

"Y volverá a compadecerse, Y sepultará nuestras iniquidades, Y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados."

El profeta está hablando de Cristo, lo que iba a ocurrir con la cruz, por lo que al leerlo hoy, debiéramos leerlo como algo que ya ha acontecido.

Cuando dice "sepultará nuestra iniquidades", se usa el hebreo kabash. El Señor kabash nuestras iniquidades.

Cristo kabash lo torcido del hombre para levantarlo y que tome autoridad, y el hombre en Cristo kabash toda la creación, hasta poner a todos sus enemigos por estrado de sus pies.

Somos el Cuerpo de Cristo. La cabeza necesita del cuerpo, así como el cuerpo de la cabeza.

El Señor ya nos ha dado la clave para ejercer el gobierno en todo lo creado.

En Mateo 16, tras Pedro al tener la revelación de Jesús, el Cristo, el Hijo del Dios viviente, Jesús nos da las llaves del Reino de los Cielos, y el Hades no prevalece contra quien las tenga. En este capítulo se dan también las tres condiciones para activar las llaves, que vemos en el versículo 24: Negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz, y seguir al Hijo.

Una gran parte de los cristianos hoy en día viven sin experimentar los siguientes tres requisitos:

  1. No han vivido la revelación de Jesús, el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y no activan las llaves. Adorar y orar en Cristo diariamente para crecer en Él. Participar de los días de intercesión en la congregación, es un buen comienzo.
  2. No se han negado a sí mismos, van a Dios por las añadiduras y no por los propósitos eternos del Padre.
  3. No toman su cruz, no crucifican todo su ser en la cruz, y siguen operando día tras días con su naturaleza caída, por lo que no pueden ser llenados de la naturaleza de Cristo. Y menos llegar a ser a la estatura y a la misma imagen del Señor.

Producto de no vivir estos 3 puntos, o al menos comenzarlos a vivir, no siguen a Cristo, ni siquiera son ovejas, no pueden distinguir si lo que reciben es del diablo, del hombre, o del Señor, "mis ovejas oyen mi voz y me siguen" dice el Señor.

Las llaves del Reino de los Cielos son esenciales para operar en la Corte del Padre y gobernar en lo creado. En Mateo 16, el Señor también nos dice de las llaves que, "todo lo que prohíbas en la tierra habrá sido prohibido en los cielos, y todo lo que permitas en la tierra habrá sido permitido en los cielos." Pero no vivimos en Cristo lo que el Señor nos pide, no activamos las llaves.

Debemos vivir la realidad de Cristo que vemos en Mateo 16, para que nuestras oraciones tengan autoridad plena del Hijo.

No solo debemos posicionarnos en la Corte del Padre. Debemos ver también que allí tendremos adversarios

Leamos Job 1:6:

"Llegado el día en que los hijos de Dios se presentan ante YHVH, vino también con ellos el Acusador."

En otras traducciones, se traduce quien aparece como Satanás. Y es que la palabra satanás viene del hebreo y significa "adversario". Se presenta ante la Corte de Dios, como un "fiscal" podríamos decir.

Lucifer como ángel caído no es revelado hasta profetas mucho después de que se escriba el libro de Génesis.

Del libro de Job no sabemos la fecha exacta en que fue escrito, pero sería de los libros de la Biblia más antiguos en escribirse.

En los versículos siguientes del capítulo 1 de Job, se ve este Satanás, este contrincante, que venía de rodear la tierra y andar en ella. Esta actitud del diablo es una activa, no pasiva, contra los Hijos de la Luz, como vemos en 1 Pedro 5:8:

"Practicad el dominio propio y manteneos alerta. Vuestro enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar."

Vemos en este capítulo de Job que estamos viendo, cómo opera la Corte de Dios con el adversario del hombre.

En otro caso, vemos a Abraham interceder por Sodoma y Gomorra antes de ser destruída.

Abraham, se presenta ante la Corte de Dios, y Dios le consulta a Abraham antes de destruir la ciudad. El Señor envía a sus ángeles, como "fiscales", a ver la evidencia, si había la cantidad de justos que decía Abraham para que no destruyera la ciudad. Pese a lo que ocurre, Dios por la intercesión de Abraham, le permitió sacar a Lot con su familia.

Vemos también en la Biblia, muchos pasajes donde los Santos interceden en lo que Dios haría.

Esto es operar en la Corte del Padre. Dios gobierna con su Hijo y con sus Hijos.

Recordar que en el antiguo pacto el Cristo no había sido revelado, y tampoco las llaves del Reino que vimos en Mateo 16. Hoy en día tenemos una gran ventaja, y por lo mismo, mayor juicio si no somos fieles con la revelación.

Ante la Corte, tenemos nuestro intercesor, Jesús, como vemos en 1 Juan 2:1:

"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno peca, Paracleto tenemos ante el Padre: a Jesús el Mesías, el justo".

Paracleto en griego significa, llamado a estar a nuestro lado para nuestra ayuda y apoyo, y vemos que al Espíritu Santo se le llama nuestro paracleto. Pero paracleto también significa quien nos defiende ante un juez, quien aboga por uno, como vemos a Jesús en el versículo anterior de 1 Juan 2:1.

Él es el gran sumo sacerdote eterno, el Melquisedec que vemos en Hebreos 5:5-6:

"Así también el Mesías no se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec."

Jesús es nuestro sumo sacerdote, nuestro Melquisedec, quien intercede por nosotros, Hebreos 7:24-26:

"Pero Éste, a causa de que permanece para siempre, tiene su sacerdocio intransmisible. Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por medio de Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal Sumo Sacerdote nos convenía: Santo, inocente, incontaminado, separado de los pecadores, y exaltado por encima de los cielos;"

Intercede por nosotros, habiendo vivido lo que nosotros vivimos, Hebreos 2:14-17:

"Así que, por cuanto los hijos fueron consubstanciales con sangre y carne, de igual manera Él también participó de estas, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos aquellos que, por temor de la muerte, están sujetos a vivir en esclavitud. Porque ciertamente no viene en ayuda de los ángeles, sino que viene en ayuda de la descendencia de Abraham. Por lo cual convenía que en todo fuera semejante a sus hermanos, para que les fuera un sumo sacerdote misericordioso y fiel, en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo."

Tras entrar en la salvación de Cristo, tenemos para operar en la Corte del Padre como Hijos de Dios:

  • Posicionarnos en la Roca, Cristo.

  • Las puertas del Hades que no prevalecen.

  • Tomar las llaves del Reino de los Cielos.

  • Todo lo que prohibamos en la tierra habrá sido prohibido en los cielos, y todo lo que permitamos en la tierra habrá sido permitido en los cielos.

  • El sumo sacerdote eterno Melquisedec, el Cristo, está intercediendo por nosotros ante el Padre.

Debemos, como Iglesia, como Cuerpo del Rey, vivir esta realidad, y operar en sus diseños eternos, y ya no más en nuestros propios caminos. Ya no caminar en la tradición del hombre, en formatos, fórmulas evangelísticas, en estudios frívolos para ser Pastores.

Debemos también volver a escuchar la voz del Hijo, la voz del Espíritu Santo, el Paracleto, quien nos recuerda todas las cosas y nos enseña también las nuevas cosas, lo viejo y lo nuevo, y se cumpla en nosotros lo que vemos en Mateo 13:52:

"Él les dijo: Por esto, todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que de su tesoro va sacando cosas nuevas y cosas viejas"

Operar en la Corte de Dios como lo hizo Pablo, donde no hay distancias, 1 Corintios 5:1-5:

"Por todas partes se dice que hay fornicación entre vosotros, y fornicación tal, que ni aun existe entre los gentiles; hasta el punto de que alguien tiene la mujer de su propio padre. Y vosotros estáis engreídos, y no os habéis más bien entristecido para que fuera quitado de en medio de vosotros el que hizo esta acción. Porque yo en verdad, aunque ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya he juzgado como si estuviera presente al que así obró: En el nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús, el tal sea entregado a Satanás para ruina de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor."

El versículo anterior no es un ejemplo de algo bueno que ha ocurrido. En este caso, vemos la Corte actuando hacia lo que ha ocurrido dentro del Cuerpo de Cristo.

Con lo que hace Pablo, al menos veo 4 principios de operar en la Corte del Padre que debemos de tomar para cuando oremos, intercedamos. La forma aún de orar de Pablo es distinta a como muchos oran hoy. Veamos en detalle:

  1. Se tiene información certera de algo que ha ocurrido. No es en base a murmuración, información falsa.

  2. Tiempo y espacio: No se tiene que estar físicamente "con los involucrados" para operar en la Corte. El Espíritu Santo no conoce distancias. En la eternidad en Cristo no hay distancias físicas que separen.

Pablo ya había juzgado al Hermano, aún cuando la Iglesia se entera del juicio de Pablo recién por la carta que Pablo les escribe. Cronológicamente, Pablo juzga, y luego la carta es escrita, enviada, y leída por los Hermanos. En Cristo tampoco hay tiempo que nos ponga distancias. Estamos sentados en lugares celestiales en Cristo Jesús dice la Palabra. En el espíritu con el Espíritu Santo me puedo presentar en la Corte con mis Hermanos en Cristo, aunque aquí en el mundo presencialmente y cronológicamente aún no lo he hecho.

Pablo ejecutó algo en la eternidad, no limitado por el tiempo y espacio, por esto en su oración dice: "En el nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús".

  1. Ya tenemos la autoridad. Pablo no ora diciendo "Jesús, Señor has esto, Jesús juzga esto, haz esto otro, etc...". Sino que la acción la ejecuta él mismo como un Hijo de Dios. "Ya he juzgado", dice Pablo. Muchas oraciones las hacemos mal.

El Señor ya nos dio todo para operar en la Corte. Incluso en Juan 20:23, vemos que el Señor da autoridad para perdonar pecados, nos dice " A cuantos perdonéis los pecados, les han sido perdonados; a cuantos los retengáis, les han sido retenidos."

Muy claramente, ya vimos en Mateo 16 la tremenda autoridad que el Señor nos dio, cuando dice, "todo lo que prohíbas en la tierra habrá sido prohibido en los cielos, y todo lo que permitas en la tierra habrá sido permitido en los cielos". Pero seguimos orando diciendo, "Señor haz esto...", y no ejecutamos la tremenda autoridad que como a ninguna otra creación se le ha dado en los cielos y en la tierra.

  1. Pablo conocía el secreto de la autoridad. Si bien juzgaba él mismo estando en Cristo, entendía perfectamente que no eran sus fuerzas por sí mismo, nada de él fuera de Cristo. Por esto Pablo dice en su oración "en el nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús". Esto es clave. Nuestra justicia de nada sirve. Como inmundicia dice Pablo que es su justicia, y solo son los justos los que son de la fe de Jesús, como vemos en Romanos 3:26:

"Con el propósito de demostrar su justicia en el tiempo presente, a fin de que Él siga siendo justo también cuando declara justo al que es de la fe de Jesús"

Algunas traducciones lo traducen como, "fe en Jesús", pero en el original, el término correcto es "fe de Jesús".

La Palabra dice que el justo por la fe vivirá. Pero son declarados justos los que son de la fe de Jesús.

Para operar en la Corte debemos de tomar todo de Cristo: Su fuerza, su sabiduría, todo, y también de su fe porque solo los justos operan en la Corte del Padre.

A Dios le agrada nuestra fe y que creamos en Él y en su Hijo. Si no tuviéramos fe propia, no podríamos haber creído en Cristo y el Padre, y entrar en la salvación. Pero ya pasando esta etapa de salvación, entrando Cristo y Dios en nosotros, y nosotros en El Hijo y el Padre, como declara el Señor en Juan capítulo 17, comenzamos a cambiar nuestra naturaleza caída por la naturaleza de Cristo. Cristo se forma en nosotros como vemos en Gálatas 4:19, y debemos tomar de la fe de Jesús para avanzar, ya que nuestra sola fe nos limita para avanzar a nuevos niveles de madurez y vida en Cristo.

No podemos operar en la Corte del Rey, por ejemplo, si no puedo perdonar a alguien, como a un Hermano por algo terrible que me hizo. Y está bien si siento que no puedo hacerlo, si con la fe de uno no puedo hacer todo y estoy limitado. Entonces, debo orar para que Cristo opere en mí para perdonar a esa persona, y no mi fe, sino la fe de Cristo operando en mí me lleve a perdonar a esa persona. Así con cada obstáculo que se nos presente, y con cada nuevo nivel en el que vamos avanzando, no habrá límites como Hijos de Dios.

Tampoco puedo operar en la Corte de Cristo si no vivo el nivel de Jesús que vemos en Filipenses 2:5-9:

"Considerad entre vosotros lo que hubo también en Jesús el Mesías, el cual, existiendo en forma de Dios, no quiso por usurpación ser igual con Dios, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo al hacerse obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio el nombre que es sobre todo nombre."

Debemos vivir esta medida de Jesús para gobernar en Su Corte. No puedo por mi mismo. Pero sí con la fe de Jesús operando en mí, podré llegar, vivir el nivel de humillación de Jesús. Jesús es la medida. Se me tiene que revelar Jesús, penetrar en mí la revelación de Dios. El que está en Cristo vive en la humillación y no en la exaltación personal. Vivir en humillación tampoco es sinónimo de vivir con lo mínimo, en pobreza; tan solo recordar, que del mayor imperio en ese momento, Roma, sus soldados "echaron suerte", pidieron, la ropa que llevaba Jesús, una persona de un pueblo que tenían sometido; es decir, lo que vestía Jesús no eran vestidos baratos, por decir lo menos.

En la humillación de Jesús, solo me exalto con el fruto que exalta a Cristo, que es el fruto que le puedo dar al Padre. Mientras yo me mantenga humillado, Él va a ser exaltado. Cuando me centro en la exaltación mía, personal, aunque haga milagros con la unción y dones que Dios me haya dado, para los cielos daré lastima. Solo al vivir este nivel de humillación, el Padre nos exalta con su Hijo Cristo Jesús, y pone a nuestra disposición los recursos ilimitados de su Reino. El Padre en este nivel, ya no nos ve a nosotros, solo ve a Cristo, a sus Hijos.

En Cristo nos exaltamos en la mansedumbre y la humildad de Jesús. Mansedumbre, hasta el último latido, aunque también somos llamados a ser mansos pero no mensos. Me concentro en la guía del Espíritu Santo y no en los golpes que pueden llegar de mi alrededor. Humildad es saber la diferencia entre yo y Dios, como Dios me ve, la diferencia de estatura, y sé quien soy. Una cosa es mi condición, como estar herido, y otra cosa es ser lo que Dios dice que soy. El diablo quiere que veamos nuestra condición, Jesúcristo quiere que veamos lo que Dios dice que somos. Y la carga la lleva Cristo como vemos en Mateo 11:29:

"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas."

¡Vivamos la fe de Cristo obrando en nosotros para alcanzar nuevos niveles, nuevas alturas en Cristo, para vivir lo que por nuestra sola fe propia no podemos vivir!

Y nuestra fe comienza a crecer al experimentar la fe de Jesús cuando vamos de gloria en gloria, de victoria en victoria, en la fe de Jesús. Hasta que nuestra fe llegue a la altura de la fe de Cristo, como vemos en Efesios 4:13:

"Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud del Mesías."

Y también lleguemos a ser a su misma imagen, como vemos en 2 Corintios 3:18:

"Pero nosotros todos, con rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, vamos siendo transformados por el Espíritu, de gloria en gloria, en la misma imagen del Señor."

Debemos actuar en la Corte del Padre, presentándonos como Hijos de Dios que van tomando de toda la plenitud del Hijo, de toda su fe, y no habrán cosas imposibles para hacer.

Llegaremos a tener dos grandes fes en nosotros: La fe de Cristo, y nuestra fe que llega a ser a la altura, a la plenitud, de la fe de Cristo. Por esto Jesús dice que haremos las obras que Él hizo, y aún mayores obras que estas podremos hacer.

Selah.

La Corte del Padre está para poner en orden los asuntos que ocurren dentro del Cuerpo, como también los asuntos que ocurren fuera del Cuerpo.

El caso de Venezuela con Hugo Chávez: Con Chávez vimos años atrás a la Iglesia muy dividida. Donde una, tal vez, engañada, Iglesia de la nación, lo llegó a levantar como "profeta", como ungido de Dios. Años después, el Señor le habló a un remanente de la Iglesia de Venezuela, y este remanente presentándose ante el trono del Rey, en la Corte de Dios, invalidaron lo que la Iglesia de la nación había hecho levantando a este hombre Chávez.

Este Hugo fue un esotérico, quien llegó a hacer terribles actos de satanismo con el cuerpo de Simón Bolívar, desenterrando su cuerpo en un ritual con satanistas babalaos para obtener mayor autoridad para su gobierno que se debilitaba. Hugo también llegó a maldecir a la nación Israel (separemos si, el apoyo al Israel como nación que nos habla Dios en la Palabra, al Israel político que ya es otro tema y que también comete crímenes contra los derechos humanos), pero ya en este punto, el remanente de la Iglesia de la nación, en Cristo, ya había desautorizado toda legalidad en la Corte del Padre que la Iglesia le había dado a Hugo. Y luego con el tiempo Hugo muere por sus propias palabras de maldición que le causan un cáncer en la garganta, donde su vida va apagándose hasta su muerte.

Por el caso anterior, en desconocimiento, en tinieblas, una Iglesia de la nación se puede levantar para bendecir a quien no debe, y cambiar el rumbo de la nación de uno de sanidad y prosperidad en Cristo, a un rumbo de ciclos de destrucción.

Pese a esto, si ocurre algo así, la Iglesia de la nación, aunque sea un remanente, se puede levantar en la Justicia del Rey, en la Corte del Señor, para invalidar lo torcido que se haya declarado en la Corte por otros hermanos, y declarar las Palabras de Vida y Justicia que vienen del corazón del Padre y el Hijo, palabras que vienen para sanidad de las naciones. Apocalipsis 22:2:

"En medio de su calle, a uno y otro lado del río, estaba el árbol de vida, que produce doce frutos, dando su fruto según cada mes, y las hojas del árbol son para sanidad de las naciones."

El Señor quiere la sanidad de las naciones. El libro Apocalipsis jamás ha sido una declaración de Dios de la destrucción de los países, de la tierra, y de todo lo creado.

El árbol de la vida es Cristo (en la habitación de los frutos veremos sobre esto).

La Corte es para para ver asuntos con Hermanos, y también para cosas grandes, hasta para los asuntos a nivel de las naciones, y todo lo creado; para poner a todos sus enemigos por estrado de sus pies, y para la restauración de todas las cosas. No menospreciemos la autoridad que El Señor nos ha dado en Mateo 16.

El caso de Sodoma y Gomorra con Abraham, que ya vimos, es el caso de la Corte del Padre actuando con lo que ocurre alrededor del Pueblo de Dios, de lo caído, para salvar aunque sea a uno dentro de todo lo que se iba a perder.

Otro caso contra otro rey, es el caso de Daniel con Nabucodonosor.

Dios levantó juicio contra Nabucodonosor, quien cae, como un animal salvaje, y es levantado. Y este mismo rey de Babilonia termina profetizando un principio muy interesante en Daniel 4:17, que veremos más adelante.

Pero antes, veamos el proceso. Al comienzo de Daniel 2, vemos que Nabucodonosor tiene un sueño que perturba su espíritu, el Señor hace que se le olvide, y como ninguno de los sabios que se presentan ante este rey pueden hacer lo que le pide, que le digan cuál fue el sueño y su interpretación, manda a matar a todos los sabios en Babilonia. El profeta Daniel se entera de esto, y le pide tiempo para decir el sueño y su interpretación, y el rey accede. Luego, Daniel se reúne con sus compañeros Ananías, Misael y Azarías, y se presentan ante el trono, para que el Señor tuviera misericordia y no perecieran junto con los otros sabios de Babilonia. Entonces, en una visión nocturna, le fue revelado a Daniel el sueño de Nabucodonosor y su misterio.

Aquí vemos que ocurre algo interesante. Es de esos pocos acontecimientos en los que no solo uno del pueblo de Dios, sino varios, aquí Daniel con sus amigos, se presentan, en unanimidad, ante el trono del Señor.

Se presentan en unanimidad, no se ve que ninguno de los compañeros de Daniel tuviera otra idea contraria, como tal vez escaparse de la situación. Se presentan en la Corte del Rey y claman.

Daniel y sus amigos son bendecidos por el Señor y se les revela el misterio, y terminan siendo instrumento de justicia en dos importantes hechos:

  1. Primero, Daniel dice el sueño y su misterio a Nabucodonosor. El juicio de la Corte del Señor fue declarado y puesto en ejecución al momento que Daniel soltó las palabras de su boca.

Vemos también que una de las cosas que hace Daniel, es pedir a Arioc, capitán del rey, que no asesinaran a los sabios de Babilonia, por cuanto iba a declarar el misterio del sueño del rey. Uno de los sellos de los juicios del trono del Señor, es su Justicia, como vemos en Hebreos 1:8:

"Pero respecto al Hijo: Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos; Cetro de equidad es el cetro de tu Reino."

Daniel pide que no maten a los sabios, sean de su pueblo o de Babilonia. La misericordia del Padre y el Hijo es lo que se le da a todo hombre sin distinción, por algo que no se merece. El corazón de Daniel actúa en rectitud de la misericordia del Señor.

Otro sello importante, que vemos en quienes ejecutan un juicio en la Corte del Señor, es su humildad, y que todo proviene de Dios y no del hombre, como vemos que actúa el profeta Daniel en Daniel 2:30:

"Y a mí me ha sido revelado el misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en cualquier otro viviente, sino para que se dé a conocer la interpretación al rey, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón."

  1. El segundo hecho, no es solo una declaración, solo por palabras, sino también vemos fe en acción. Luego de que al rey de Babilonia le interpretaran el sueño, y este rey hablara maravillas del Dios de Daniel, levanta una estatua para idolatría, y quien no adorara la estatua, sería echado al horno de fuego. Los tres amigos de Daniel, Ananías, Misael y Azarías, por serle fieles a Dios, no adoraron la estatua, y son echados al fuego, en un horno que es encendido con un fuego de 7 veces más de lo normal, donde ni se les quema el cabello o la ropa, o huelen a quemado.

Aquí aparece también otro sello de Dios, cuando uno ejecuta un juicio del Señor. Con los tres amigos de Daniel, aparece un cuarto personaje cuando están en el horno, como vemos en Daniel 3:25:

"Pero él repondió: ¡Mirad! Estoy viendo a cuatro varones sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño, y el aspecto del cuarto es semejante a un hijo de los dioses."

Este era el Señor Jesús que estaba con ellos. El Señor siempre ha estado con el hombre, como vimos en la habitación del Ministerio de Cristo desde antes de la fundación del mundo.

Cuando nos presentamos en la Corte del Señor, y pasamos aún por el fuego, o algún otro intento de destrucción contra nosotros, para ejecutar el juicio del trono del Padre, el Señor estará con nosotros, y aún los que son del mundo verán la gloria del Señor, como clama Nabucodonosor en el versículo anterior.

Luego de salir del fuego, Nabucodonosor vuelve a hablar maravillas del Dios de Daniel, y ahora decreta una ley para que no puedan hablar en contra de su Dios, o serían destruidos ellos y sus casas.

Había algo en el corazón del rey de Babilonia, que aún estaba endurecido, y aún con la gloria del Señor mostrada con Daniel, no cambiaba. Y aún con lo que ve con los tres amigos de Daniel, aún no cambiaba. Aunque Nabucodonosor dijera palabras e hiciera cosas, su corazón no se rendía ante Dios.

Lo anterior, ya que en Daniel 4, este rey tiene otro sueño, y terrible le fue a Daniel interpretarlo, tanto que Daniel dice al rey que ojalá fuera para sus enemigos. Y el sueño hablaba que el rey que se había vuelto poderoso, iba a ser cortado, pero no completo, que por un tiempo el rey sería como bestia, su reino seguiría, pero el rey andaría como animal, hasta que reconociera a Dios, que los cielos son los que gobiernan.

Nabucodonosor no quería reconocer la Corte Celestial del Señor, y en su corazón, el que gobernaba era él.

Daniel pide misericordia, y abre un tiempo para que el rey cambiara, y le dice al rey en el versículo 27 de Daniel 4:

"Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: redime tus pecados con justicia, y borra tus iniquidades mostrando misericordias para con los oprimidos, por si tal vez pueda haber una prolongación de tu tranquilidad."

Es impactante lo que ocurre. Daniel, aún cuando el Señor proclamó en el sueño del rey de Babilonia que lo volvería bestia, Dios no gobierna solo, y toma el clamor de Daniel dentro de su juicio para abrir un tiempo de misericordia para Nabucodonosor. Vemos también este principio en el caso de Abraham que ya vimos, quien clamó a Dios por Sodoma y Gomorra, donde al menos se salvó Lot y su familia. Este es un sello muy importante a no olvidar, Dios no gobierna solo, participemos en su Corte.

El tiempo de misericordia fue grande, de prácticamente un año, pero el rey de Babilonia no cambió. Aún cuando le impactó el sueño y su interpretación, no le hizo caso al profeta Daniel, y vemos lo que seguía en el corazón de Nabucodonosor en Daniel 4:29-30:

"Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, el rey habló diciendo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para morada real con la grandeza de mi poder, para gloria de mi majestad?"

En medio de pronunciar estas palabras cae el juicio de Dios, y este rey queda como animal. Y luego de 7 tiempos, que en este caso la palabra tiempos se usa en su significado técnico de año al nombrar la cantidad, fueron 7 años, vemos como cambia el corazón de Nabucodonosor, y declara lo grande que es Dios, como vemos más adelante en el versículo 37:

"Ahora yo, Nabucodonosor, alabo y engrandezco y glorifico al Rey de los cielos, porque todas sus obras son verdaderas y justos sus caminos, y Él puede abatir a aquellos que andan con soberbia."

¿Qué hubiera sucedido si antes de los doce meses Nabucodonosor hubiera cambiado? Creo que el Señor no hubiera necesitado humillarlo como bestia para que viera quién era él y quién era Dios.

Daniel significa Dios es mi juez. Daniel en su diseño, entendía la importancia de la gobernación, por ello Dios lo pone cerca del Rey Nabucodonosor. Daniel entendió el diseño de operar en la Corte, y el diseño único que Dios le dió para su vida. Por esto no toma el cargo de gobernador y se queda trabajando en la corte del rey Nabucodonosor. En Daniel 2:48-49, vemos el primer indicio de la labor de Daniel en el reino de Babilonia:

"Entonces el rey hizo engrandecer a Daniel, y le dio grandes honores y muchos presentes, y lo constituyó gobernador de toda la provincia de Babilonia, y príncipe sobre todos los sabios de Babilonia. Daniel entonces solicitó del rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; pero Daniel permaneció en la corte del rey."

Daniel vio su diseño y dónde Dios lo quería colocar, para seguir trabajando en la Corte Celestial como en la corte terrenal. Aún las cortes del mundo hoy en día tienen autoridad para meter preso a un presidente de una nación. Puede que no trabajemos en una corte en el mundo, no se trata de esto tampoco. Cada uno nace con un propósito, y un lugar en que Dios nos pone para dar fruto que permanece, como veremos en la habitación de los frutos. Daniel entendió esto y permaneció en el lugar que Dios lo colocó. Tampoco es que estemos permanentemente en un lugar. El pastor David de pastorear ovejas, Dios lo mueve a ser rey, el pastor de Israel, y con David respetando los tiempos, y autoridad dada por Dios a Saúl, para ver el tiempo de cuando tomar el trono como rey de Israel. Mis ovejas oyen mi voz dice el Señor. Seamos ante todo al menos ovejas, para oír a Cristo, para estar y movernos donde Él nos diga.

Es interesante también, que pese a lo anterior, Daniel ni sus amigos, por los altos cargos que tenían, y vivir en el mismo Babilonia, no se contaminaron del mundo, y fueron limpios para presentarse ante el trono del Rey, ante la Corte de Dios. Hoy en día tenemos la cruz de Cristo para morir a nosotros mismos, y alcanzar niveles de gloria que antes en el primer pacto no se podía, ya que no había el mismo nivel de acceso por la gracia del cordero inmolado. Ya no tenemos excusa para no operar en la Corte del Rey Jesús y operar en el mundo sin contaminarnos.

Hasta aquí vamos a dejar el libro de Daniel. Es muy interesante lo que ocurre en sus siguientes capítulos, y se podrían escribir libros de los principios del Reino de Dios que vemos en el testimonio de la vida de Daniel.

Pero antes, veremos una cosa más, para conectarnos a más principios de la Corte del Rey, otro punto interesante que se habla en el segundo sueño de Nabucodonosor, que vemos en Daniel 4:17:

"La sentencia es por decreto de los guardianes, y la decisión por la palabra de los Santos, para que los vivientes reconozcan que Il·laya domina sobre el reino de los hombres, que lo da a quien le place y pone sobre él al más humilde de los hombres."

Aquí se habla de dos personajes. Están los Santos, los Hijos de Dios, y están los guardianes. La palabra guardianes en este versículo en hebreo es "eer", que también significa ángel guardian, ángel que vigila. Esta misma palabra en hebreo "eer", es la que se utiliza en este capítulo en los versículos 13 y 23, donde se habla del guardián santo que desciende de los cielos y corta el árbol.

Aquí vemos la acción de los ángeles que vienen de los cielos, que vienen del Trono del Señor, que también participan de la Corte del Rey. Estos ángeles participan de la ejecución de los juicios del Señor.

Un poco, parafraseando Daniel 4:17, lo que dice, es que la ejecución que hacen este tipo de ángeles, viene por la palabra de los Santos.

En este caso, la ejecución del juicio al rey de Babilonia vino por las palabras de Daniel y de sus tres amigos.

La ejecución de los juicios celestiales, se hace, con los Santos, con los Hijos de Dios, con las palabras de ellos, y con los ángeles guardianes que actúan en la ejecución de la Corte del Rey.

Veremos esto de los ángeles un poquito más adelante, que antes nos falta ver otro principio, que es la justicia en nosotros:

Tenemos otro caso tremendo de juicio que fue el caso de Noé. Noé fue el nivel de justicia de la vara con la que Dios juzgó todo lo creado.

Dios necesita de un Noé para juzgar. La situación de Noé era bastante complicada, vivía rodeado de maldad, Génesis 6:5:

"Vio entonces YHVH que la maldad del hombre se había multiplicado en la tierra, y que toda forma de pensamiento de su corazón era solamente el mal continuamente."

Más adelante la Palabra dice que Noé halló gracia ante Dios. En hebreo, la palabra gracia que se utiliza aquí es "chen", que también significa, favor, aceptación, preciado. Es uno de los primeros textos en la Biblia en que Dios haya gracia ante un hombre. Noé en hebreo significa descanso, lugar de descanso.

Pocos hombres en el antiguo testamento, fueron vara de justicia para El Señor. Como lo podemos ver en Ezequiel 14:12-14

"Vino a mí palabra de YHVH, diciendo: Hijo de hombre, cuando una tierra peque contra mí rebelándose pérfidamente, y Yo extienda mi mano sobre ella, y le quebrante el sustento del pan, y envíe en ella hambre, y corte de ella a hombres y bestias, si en ella hubiera estos tres varones: Noé, Dan’el y Job, ellos, por su justicia, librarían únicamente sus propias almas, dice Adonay YHVH."

Nuestra medida de Justicia dará el nivel en que el Reino del Padre se pueda manifestar en la Tierra.

Por esto a Abraham Dios le dice que haga justicia y juicio, Génesis 18:19:

"Porque lo he escogido para que instruya a sus hijos y a su casa y a sus sucesores a mantenerse en el camino de YHVH practicando justicia y derecho, para que cumpla YHVH sobre Abraham todo cuanto ha predicho acerca de él."

No podía hacer juicio, derecho, si no tenía justicia en su vida. Y solo cumpliendo lo anterior, se cumpliría todo lo que el Padre habló para su vida. Esto es para todo Santo, para todo Hijo de Dios. La justicia del Padre en mi vida, vivir su verdad, me permite ser partícipe de sus juicios, y lo que Dios ha hablado sobre mi vida se podrá cumplir; guardando todo esto, no solo en mi vida como ser individual, sino para mis generaciones, ya que Dios no es un Dios individual, es un Dios de familia, de generaciones.

Solo tres cosas puede hacer el hombre para agradar a Dios, Miqueas 6:8:

"Oh hombre, Él te ha dicho lo que es bueno, Lo que YHVH pide de ti: Solamente hacer justicia, Amar la misericordia, Y andarte con tiento con tu Dios."

Tiento, en otras versiones se traduce como humilde. En el hebreo la palabra que se usa es tsana, que significa, ser humilde, ser modesto, mostrar humildad.

Dios a Adán, antes de caer, le dice que sea fructífero, se multiplique, y sojuzgue la tierra. Lo último, gobernar la tierra, se pierde hasta que somos vueltos a ser posicionados en el Padre al estar en Cristo Jesús. O al menos, lo que es sojuzgar la tierra en luz, en la vida del Padre. Porque vemos aún hoy, como en algunas regiones terrenales donde no hay, o no se manifiesta la Iglesia como vida de Cristo (siendo congregaciones que repiten tradición de hombre, religión, con mezcla de provecho social, político, y/o económico), la maldad solo ha crecido en las últimas décadas.

Por esto ya desde Abraham Dios le habla de la justicia y el juicio. Pero el nivel de justicia de Dios, el hombre por sí mismo, sin Cristo, no la puede alcanzar, no hay ni uno solo que sea justo como leemos en Eclesiastés 7:20.

A veces caemos en contabilizar nuestros tiempos de oración, las horas en que adoro, los días que he ayunado, las veces que no he faltado en congregarme, la cantidad de dinero que he ofrendado y lo dado a los pobres, entre otros. No es que esté mal hacer estas obras con la guía del Padre, como dice la Palabra, "por sus frutos los conocerás". Pero no mido lo más importante, la justicia de Dios que haya en mi. Como vimos en Romanos 3:26, son declarados justos los que son de la fe de Jesús. No es por esfuerzo humano, todo se debe de hacer desde la posición de ser uno en Cristo Jesús, operando la fe de Jesús en cada paso que vaya a dar para seguir avanzando y creciendo.

Todo lo que haga, debe de ser el depósito de Cristo que hay en mí lo que es vertido de mi interior hacia afuera, no mi naturaleza caída, mi "Yo".

Lo anterior se ve mucho en redes sociales, con las famosas "selfies". Por ejemplo, en algunas congregaciones cuando van a dar alimento a los pobres, llenan luego la web de fotos con sus caras y de fondo los más necesitados, mostrándose a ellos mismos antes que lo primero, que es a Cristo manifestándose en medio de ellos.

También con quienes escriben libros, o realizan eventos, entre otros similares, y que en portada muestran no solo su nombre, con lo que bastaría para identificarse, sino que también muestran, en mayor o menor tamaño, su rostro, casi como una marca, y con fotos que se notan que no son amateur, con quizás una inversión de un fotógrafo profesional que se las sacase, aplicando hasta filtros digitales para mejorar su presentación.

Hasta he visto congregaciones, con letreros más grandes que la puerta con la cara del "fundador" del lugar físico, diciendo "Iglesia del Apóstol tanto tanto".

No llamo al anonimato al hacer la obra del Reino, a menos que el Espíritu Santo te lo haya dicho para una obra determinada, pero se ve cuando el hombre es puesto como marca marketera de presentación para generar un tipo de atracción de público, o se levanta también como marca comercial el nombre de una denominación. O se elabora como producto un movimiento cristiano, que pudo haber tenido origen en la guía del Señor, del Espíritu Santo, que llegó a dar frutos genuinos en justicia y verdad para el Padre, pero que se targiversó con el tiempo, marcaron nuevas sendas en base a resultados enfocados en el hombre, como buscar riquezas o llegar a un poder político, haciendo remembranza de aquellos frutos en Cristo que alguna vez dieron para seguir atrayendo multitudes.

No nos desviemos, no es por nuestras fuerzas ni menos nuestra sabiduría de hombre caído. Debemos vivir el proceso de que nuestra fe llegue a la altura de la fe de Cristo y lleguemos ser a su misma imagen.

Es por esto que nuestra medida de justicia debe llegar a ser una medida de Oro. Oro es naturaleza del Padre. La ciudad de Dios solo puede ser medida con vara de Oro, Apocalipsis 21:15:

"Y el que hablaba conmigo tenía una medida, una vara de oro, para medir la ciudad, y sus puertas y su muro."

Mientras más cercana sea nuestra medida de justicia a la medida de la justicia del Padre, más glorioso será el juicio ejecutado por el Padre, más gloriosa será la mano del Señor obrando junto a sus ángeles, en medio nuestro y en toda la creación. Para que se cumpla la oración del Señor, "hágase tu voluntad, en los Cielos como en la tierra", ya que nuestra medida de justicia puede limitar, o abrir puertas sin límites para que el Reino de Dios sea uno con la tierra.

Pero, no debemos ver todo lo anterior desde una perspectiva individualista como Hijos de Dios. Debemos también cuidarnos como congregaciones, como Cuerpo. No olvidar que operamos como Cuerpo. El Apóstol Pablo declara que uno crece solo cuando se está unido al Cuerpo, Efesios 4:16:

"De Él viene que el cuerpo entero, bien ajustado y unido por todos los ligamentos, según la función propia de cada uno de sus miembros, crezca y se edifique en el amor."

No podemos crecer separados. No podemos operar en la Corte separados. Así mismo las congregaciones salir de sus "4 paredes", como el "yo soy de esta denominación y tú de la otra"; límites y separación que pone el hombre.

También debemos saber oír al Padre cuando oramos, y cómo vivimos. Vivir en el Espíritu no es preguntar al Señor algo y si no responde decir "ya le preguntamos al Señor, después nos hablará". No debemos solo escuchar, sino escuchar atentamente, como vemos en Hebreos 2:1:

"Por lo cual debemos dar más solícita atención a las cosas que fueron oídas, no sea que las dejemos escurrir."

Muchas veces creemos que el Señor no nos respondió, pero ya nos ha hablado. Dios habla de muchas maneras, como por medio del testimonio de un Hermano, testimonio de algún Santo en la Palabra, o solo un pequeño sentir en nuestro espíritu al que el Señor espera que seamos fieles para obedecer. Pide al Padre que examine tu corazón si te ha hecho recordar algo leyendo esto.

Debemos ver que en intercesión para escuchar al Espíritu Santo, es más importante lo que somos que lo que hacemos. Cómo nos vestimos, perfume que usamos, calzado nuevo, entre otros; pero no digo tampoco que nuestra presentación sea algo en lo que dejemos de ser diligentes.

Tampoco debemos operar sin amor, 1 Corintios 13:1-2:

"Si yo hablara en lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como el bronce que resuena, o un címbalo que retiñe. Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y toda la ciencia, y si tuviera toda la fe, de tal manera que removiera montañas, y no tuviera amor, nada soy."

Y como vemos en el mismo capítulo, versículo 9, "porque en parte conocemos, y en parte profetizamos", nadie se las va a "saber todas". Y el Padre ha hecho este diseño, para que nunca dejemos de operar como Cuerpo.

El Apóstol Pablo, necesitó del Cuerpo para ser sanado de su ceguera, necesitó de un Bernabé que lo levantara y lo uniera a la Iglesia. Bernabé como ligamento, uniendo a Pablo con su diseño, con la ciudad de Antioquía, y de un presbiterio que se forma en Antioquía, para que el Ministerio de Pablo pudiera operar. Pablo por sí solo no hubiera podido hacer todo lo que hizo, aún cuando tuviera la unción y los dones.

Hay que cuidarnos y examinarnos cómo estamos a nivel congregacional, permitir que el Espíritu Santo examine la Iglesia en la que participamos como Cuerpo de Cristo.

Lo anterior es de suma importancia, y el Señor ha dejado testimonio en lo que puede caer una Iglesia, con los niveles de autoridad que también pierde con ello. En el libro de Apocalipsis, podemos leer las sietes cartas a las siete Iglesias, donde el Señor reprende a estas Iglesias en lo torcido que han caído, y que enderecen sus caminos en Él.

Como el caso de la Iglesia de Laodicea, que se volvió tibia y estaba cegada de su real condición por solo ver lo material que tenían. Pero si uno vence como Iglesia en lo que Laodicea cayó, obtendremos la promesa que se nos describe en su carta, nos dará sentarnos en Su Trono como promete el Señor.

Las cartas a las 7 Iglesias traen tremendas promesas si uno vence. Esta es la que viene con vencer en lo que Laodicea cayó: Apocalipsis 3:20-22:

¡He aquí Yo estoy a la puerta dando aldabonazos! Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo. Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como también Yo vencí, y me senté con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga qué dice el Espíritu a las iglesias.

Hay una batalla. Muchas son las promesas para los Hijos, para el Cuerpo de Cristo, pero hay una batalla que hay que dar estando posicionados en Cristo. Romanos 8:23 habla que tenemos las primicias del Espíritu, pero aún no todo. Debemos dar la batalla. Primicias en este versículo es "aparche", que significa los primeros frutos. Dios habla en su Palabra lo que son las primicias que le damos el Señor, los primeros frutos de una nueva cosecha, una nueva obra. Pero aquí la palabra primicia es utilizada para hablar de lo primero que cosecha el Espíritu de los Hijos de Dios, por lo que aún hay más del Espíritu que debemos alcanzar.

El Apostol Pablo habla de los frutos del Espíritu en Gálatas 5:22-23:

"Pero el fruto del espíritu es amor, gozo y paz; paciencia, benignidad y bondad; fidelidad, mansedumbre y templanza; en contra de tales cosas, no hay ley."

Hay primicias de frutos que nos da el Espíritu del Señor al convertirnos, al entrar en Cristo, pero hay otros frutos después de los primeros que vienen con la madurez, como los que menciona el Apóstol Pablo en Gálatas 5:22-23. Así también hay frutos de las Iglesias, autoridad que el Señor da, como lo vemos en todo lo que el Señor dará "al que venciere" en lo que cayó cada una de las 7 Iglesias en Apocalipsis.

Los frutos del Espíritus del Señor son tan profundos y eternos, que solo llegando a su imagen y semejanza los podremos abrazar todos.

También vemos diseños con los 7 Espíritus de Dios con las cartas a las 7 Iglesias.

Siguiendo con la Iglesia de Laodicea, esta era la séptima Iglesia, y el séptimo espíritu de Dios es temor al Señor, el temor a Dios. Laodicea se volvió tibia al perder el temor a Dios.

Debemos tomar este diseño para operar en la Corte no solo como Hijos de Dios, sino también como Iglesias del Señor, venciendo en lo que cayeron las 7 Iglesias en Apocalipsis, encendiendo en nuestras Congregaciones los 7 Espíritus del Señor, y tomar TODAS las promesas que el Señor le da "al que venciere" en lo que las 7 Iglesias cayeron.

Si bien no estoy físicamente con ustedes, ni en el tiempo cronológico, como el Apóstol Pablo se presenta ante la Corte del Señor, e intercede como ya vimos en 1 Corintios 5:1-5, me presento en la Corte del Rey, y oro con ustedes:

Reúnanse en este tiempo, Pastores y Maestros, Evangelistas, Profetas, Apóstoles, líderes de los Presbiterios, Ministros del Señor. Encontrándome en Cristo, declaro y pongo en ejecución, ante la Corte del Rey, en el nombre y por el poder de nuestro Señor Jesucristo:

!Reúnanse y examinen con el Espíritu Santo si han vencido en lo que las 7 Iglesias de Apocalipsis cayeron, enciendan los 7 Espíritus de Dios, y tomen las promesas, que son las armas de los tiempos postreros, que El Señor prometió a las 7 Iglesias, las promesas para su Cuerpo!

Selah.

Ya hemos visto los puntos más importantes sobre la Corte del Señor, de sus principios, como operar a nivel de Hijos, en unanimidad con otros Hermanos, y los diseños para operar a nivel congregacional, a nivel de Iglesia.

No es que no hayan más diseños, los misterios del Padre son profundidades para entrar una y otra vez, para sumergirse, y encontrar cada día algo nuevo, encontrar cada día un nuevo rostro de Cristo, una nueva profundidad del Padre expresada en el Hijo, el Unigénito.

El Señor clama, y derrama autoridad sobre sus Hermanos:

Hechos 2:32-35:

"A este Jesús lo ha resucitado Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque no subió David a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies."

Selah.

Pero les voy a ser sinceros. Todos estos diseños, todo lo visto hasta este punto en esta habitación, son una parte, como "la mitad" por decirlo de una manera, o por decirlo de otra forma, "el paso uno de dos". Y para que la Iglesia de "en el blanco", y la restauración de todas las cosas no se extienda, no se demore, por más tiempo, debemos de ver la importancia de los ángeles.

Para continuar este punto, deben haber entrado antes a toda la habitación 3.

Las 24 Casas deben funcionar en la Corte del Rey. Intercedamos con las 24 Casas. Los Hijos de Dios con los ángeles en conjunto hacen juicio que permanece.

Los ángeles con los Hijos de Dios, unidos en el Señor, son el campamento Majanáyim, que vemos en Génesis 32:1-2:

"También Jacob prosiguió su camino, y unos ángeles de ’Elohim salieron a su encuentro. Y cuando los vio, dijo Jacob: Este es el campamento de ’Elohim, y llamó el nombre de aquel lugar Majanáyim."

Majanáyim en hebreo significa dos campamentos, doble campamento. Campamento en hebreo también significa "cuerpo de personas".

Majanáyim es la unión del campamento de los Hijos de Dios con el campamento de los ángeles.

Como vimos en Daniel 4:17, los ángeles guardianes, vigilantes, ejecutan por palabra de los Santos, de los Hijos de Dios. Se necesitan los dos campamentos para cumplir Daniel 4:17.

Nuestras oraciones, nuestras intercesiones, suben al trono como incienso, y vemos también el actuar de los ángeles con el Señor, Apocalipsis 8:1-7:

"Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que están en pie delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas. Y llegó otro ángel, y se puso en pie junto al altar teniendo un incensario de oro, y le fue dado mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos, en el altar de oro delante del trono. Y el humo del incienso ascendió de mano del ángel, con las oraciones de los santos, a la presencia de Dios. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos y un terremoto.Y los siete ángeles que tienen las siete trompetas, se dispusieron a tocarlas: El primero tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, y fueron lanzados a la tierra; y la tercera parte de la tierra fue quemada, y la tercera parte de los árboles fue quemada, y toda hierba verde fue quemada."

En los versículos anteriores, vemos cómo se ejecutan los juicios de Dios con el doble campamento, con Majanáyim.

El más importante, el Señor, coloca lo que falte a las oraciones de los Santos, "y le fue dado mucho incienso para que lo añadiera a las oraciones de todos los santos", como vemos en el pasaje anterior. Esto es muy importante de tampoco olvidar.

Debemos también quitarnos el significado de juicio que da el mundo. Para el mundo, la palabra juicio es castigo. Para Dios, para los Santos, es ponernos a cuentas con el Señor.

Por esto el rey David decía en Salmos 19:9-11:

"El temor de YHVH es limpio, Permanece para siempre, Los juicios de YHVH son verdad, Todos justos. Deseables son más que el oro, Más que mucho oro afinado, Y más dulces que la miel, Las gotas que destilan del panal. Tu siervo es además amonestado por ellos, En guardarlos hay grande galardón."

El rey David deseaba los juicios de Dios, y los veía como algo preciado y dulce. El enemigo ha puesto en la Iglesia una idea del mundo de cómo es el juicio de Dios, que es malo, cuando el Señor abre tiempos de juicio para ponernos a cuenta con Él, para amonestarnos, para enderezarnos, para que no caigamos y no nos perdamos en la eternidad.

Con esta visión de lo que son los juicios de Dios, debemos participar de la Corte del Padre.

No olvidar, que el Señor ya murió por los pecados de todos, 1 Juan 2:1-2:

"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno peca, Paracleto tenemos ante el Padre: a Jesús el Mesías, el justo, el cual es también la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo."

Lo que ocurre, es que el hombre no toma la cruz, pero el perdón de pecados ya ha sido dispuesto, ya ha sido hecho. Pero al no tomarlo, nunca sale. Pero todo el mundo ya ha sido perdonado, pero no todo el mundo es consciente de ello y no toman el perdón.

La luz es más poderosa que las tinieblas. Juan capítulo 1 dice que las tinieblas no prevalecieron ante la luz.

Es por esto que la Corte del Señor, cuando me presento por algún Hermano, o alguna persona, el deseo en mi corazón debe ser el del Señor, pedir por su salvación. Nuestro enemigo real no es contra carne ni sangre como dice la Palabra. Aún cuando un Hermano haya hecho algo terrible, presentarnos en la Corte para su salvación, como hace el Apóstol Pablo en 1 Corintios 5:1-5 que vimos anteriormente.

Así con este corazón por los hombres y por todas las naciones, debemos estar por toda la creación para su redención, que depende de los Hijos de Dios. La creación nos necesita, Romanos 8:19-21:

"Porque el profundo anhelo de la creación espera la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sometida a vanidad, no por su propia voluntad, sino por la del que la sujetó; en esperanza de que también la creación misma será liberada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios."

Debemos también presentarnos en la Corte del Señor por la creación.

Selah.

Es importante entender en todo este proceso de la restauración de todas las cosas, el real significado en Cristo de eternidad, ya que es muy valioso para nosotros como Cristos herederos en el único Cristo.

La eternidad no es un concepto de algo infinito de por sí, de algo que por ser espiritual es eterno. No todo lo espiritual está en la eternidad, la eternidad es lo que leemos en Juan 17:3:

"Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesús el Mesías, a quien enviaste".

Esta característica de Cristo la vemos también en Apocalipsis 1:8:

"Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, y que era, y que está viniendo, el Todopoderoso."

El que no está en Él, no tiene eternidad. 1 Timoteo 6:16 expresa muy bien este principio:

"El Único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A Él sea honor y dominio eterno, amén"

Entonces, entidades caídas como Satanás, no tienen eternidad, son solo seres espirituales en regiones de tinieblas ancladas a la creación caída y al hombre caído, que buscan prolongar el tiempo de la creación caída y el hombre caído, ya que no tienen casa eterna donde habitar (se salieron del Hijo y el Padre), y buscan hacer de estos su casa. El diablo será echado al fuego consumidor de Cristo, como vemos que dice el Señor en Mateo 25:41:

"Entonces dirá también a los de la izquierda: ¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles!"

Cuando los Hijos de Dios logren hacer su tarea completa, la restauración de todas las cosas, se habrán terminado de unir cielos y tierra, y también cada átomo de la creación habrá entrado a la eternidad. Todo en Cristo y el Padre. Al diablo no le quedará lugar donde habitar, y será echado en el fuego eterno al no tener legalidad para habitar en los lugares que nunca se le habían dado; y he aquí el nuevo comienzo, cielo nuevo y tierra nueva; el proceso de descender de la Jerusalén Celestial, que vemos al final del libro Apocalipsis en su capítulo 21, habrá terminado.

Selah.

Cumplamos así la restauración de todas las cosas. Como el Señor le ordenó a Abraham, para hacer justicia y juicio. El Señor tiene a su pueblo escogido, pero la promesa era que este pueblo iba a ser de bendición para todas las naciones. El Árbol de la vida tiene las hojas para la sanidad de las naciones. El Señor no quiere que el hombre ni las naciones se pierdan, y quiere que la creación sea también redimida. Solo en Cristo, tendremos las hojas del Árbol de la vida para sanar las naciones.

Con esto en nuestro corazón, operando en la fe de Cristo, llegando a ser a la imagen y semejanza de Cristo, presentémonos en la Corte del Rey, junto a los ángeles del Señor, como el doble campamento, como el Cuerpo de Cristo.

Sí, con Majanáyim opera en plenitud, con todas sus partes, el Cuerpo de Cristo, pero el desarrollo de este proceso que estamos viviendo en Cristo, es un misterio que no se me ha permitido escribir, y creo que es mejor así, ya que es algo que debemos comenzar a vivir cada día. Aunque sí hablo de estos principios en la habitación del ángel que se vuelve de oro. Oro por todos para que este misterio se haga vida en cada paso que den en el Señor, que puedan ver lo que antes parecía oculto, que puedan considerar que todo lo que ocurre a nuestro alrededor no es casualidad, no olvidando de dar los pasos correctos con nuestra posición en Cristo y el Padre, y Cristo y el Padre en nosotros.

Como dijo Daniel, no me glorío en sabiduría de mis palabras. Lo escrito en este libro es para glorificar a Cristo y al Padre. El resto es añadidura.

Selah.

Ver lo que hay antes de la fundación del mundo es para volver a posicionarnos en Dios, y no solo caminar en la Jerusalén Celestial, sino recordar lo que era habitar en el Padre, en lo no creado. Volver a caminar en el corazón del Padre, volver a abrazar el corazón del Padre. Posicionarnos en los 3 lugares, la tierra, los lugares celestiales, y el Padre que es lo no creado, para volver todo a uno, unir todo en el Padre en el proceso de la restauración de todas las cosas. Tengamos una mayor claridad, mayor vivez, sea más palpable, vívido, el habitar en el Padre como habitamos en Cristo.