Para leer antes de comenzar

Desde que era pequeño, el Señor me ha estado poniendo imágenes de algo vivido, algo que parecía muy lejano, y que no podía ver bien.

Siendo niño, me preguntaba, ¿qué había antes de que todo fuera creado? Era una interrogante que me llamaba mucho la atención; qué había antes de que todo fuera creado, como era todo con Dios antes de lo creado.

Era bien pequeño cuando me lo pregunté por primera vez, con unos 5 o 7 años. Estando en mi habitación echado en la cama sin hacer nada, en la escuela algo habían hablado del origen de los planetas, y como niño tratando de imaginarme cómo era todo, llegué a esta pregunta. Tratando de imaginarme la respuesta, en la pared a un costado de mi cama, había una figura de una cruz tipo católica, con diseño en dibujo para niños y de yeso creo que era. Entonces miré esta cruz, me puse frente a ella, y quise hablar de esto con Dios; preguntárselo y recibir una respuesta. Pero no pude hacerlo. Algo en mí me hacía sentir que quería como subir, pero chocaba una y otra vez con algo, y no podía llegar a Dios. Como que comenzaba a imaginarme algo, pero algo trababa la imagen en mí. Sentía que no podía recibir alguna respuesta de Dios, y me producía como un tipo de molestia y me agotaba al hacerlo. Por lo que luego de unos minutos de intentarlo, nomás me puse a hacer otra cosa como niño que era.

Y era claro, no conocía a Cristo y su Cruz redentora, solo a una imagen religiosa. No sabía nada del reino opuesto a Dios con la Reina del Cielo, la Jezabel, con su sistema de Egipto, Tiro, y tanto más. Menos lo que era la iniquidad, las maldiciones generacionales, los objetos contaminados, entre otros, y lo que es comer diariamente del árbol de la vida que es Cristo. Como dice la Palabra, sin Cristo estamos muertos, muerte que es separación del Padre, y estamos ciegos y esclavos (Efesios 2:1-2, 2 Corintios 4:3-4, Juan 8:34).

Algo comenzó a crecer en mí. Seguía preguntándome: ¿Si todo fue creado por Dios, qué ocurrió, cómo era todo antes de que todo fuera creado? Me preguntaba eso de vez en cuando, y trataba de imaginarlo cada vez, pero no podía, sentía esa misma barrera que no me dejaba llegar a Dios, no me dejaba ver, y ni siquiera imaginarme, lo que había antes de que todo fuera creado.

Era raro, sentía como que recordaba lo que había sucedido, como cuando uno olvida algo y sabe, que "lo tiene en la punta de la lengua"; un lugar, una persona, una idea, una vivencia, que por más que queramos recordarlo no lo podemos volver a traer a nuestro pensamiento.

Ya pasando los 8 años, llegando a los 10, luego la pubertad, poco a poco menos me preguntaba aquello, hasta que uno olvida esos pensamientos de la infancia. No quiero parecer como alguien "iluminado" a corta edad con lo que describo. Viví lo que un niño vive, y también fantasear con cosas de niños, del mundo, como ser un power ranger, o tirar un kame hame ha. Tampoco me comportaba muy bien, y hacía estupideces e idioteces, y actué de maneras en las que dañé a los demás. Creo que no debemos solo contar lo bueno de uno. Y a quien debemos ver como el perfecto es a Cristo. Tenemos este tesoro en un vaso de barro (2 Corintios 4:7). Como dice la Palabra, "a lo vil del mundo, y lo tenido en nada escogió Dios; lo que no es, para anular lo que es" (1 Corintios 1:26-31).

Pasarían mucho tiempo hasta que volviera a conocer Cristo a mis 13 años (por qué lo de decir "volver a conocer", se explica en sí durante el libro). Y luego en menos de dos años, vivir períodos en que el enemigo dio de sus ideas, me dejé llevar, me alejé, y me desvié en los años siguientes, hasta volver a posicionarme en Cristo a mis 22 años.

Comienzo a escribir este libro teniendo ya 29 años, viviendo hasta esta edad siete años de posicionarme viviendo en La Roca que es Cristo. En este tiempo, crecer en espíritu, alma y cuerpo; despertar mis dones, comenzar a utilizar las armas de su Reino inconmovible, y todo lo que El Padre tenía para mí, desde antes de la fundación del mundo. Y comenzar a experimentar ser uno en Cristo y el Padre, como leemos en Juan 17:20-24, para comenzar a llegar hasta la altura, imagen y semejanza del Hijo. "Ya no vivo yo, ahora Cristo vive en mí", como dice el Apóstol Pablo. Aún no llego a la estatura de Cristo, y hay áreas que aún debo madurar mucho, y bastante algunas la verdad, con formas de pensar y actuar que cambiar.

Madurando en Cristo, durante todo este proceso, recién en los últimos 3 años comenzaron a despertar recuerdos en mí como revelaciones. ¿Qué había ocurrido desde antes de la fundación del mundo? Volví a preguntarme, a tener ese sentir, de cuando era niño, pero ahora estaba en Cristo y Cristo en mí, por lo que el resultado sería diferente para llegar a una respuesta, una revelación no por carne ni sangre, sino por nuestro Padre que está en los cielos. Una revelación como la que tiene el Apóstol Pedro en el libro de Mateo capítulo 16; "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Revelación que viene directamente del cielo. De aquí parte todo, de esta revelación, vivir esta revelación. Esta es la Roca fundacional de la que habla Jesús en Mateo capítulo 16 versículo 18, la que es Él mismo, el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

En La Biblia hay muchos misterios: La cruz, la resurrección de Cristo, la Jerusalén Celestial, el diseño de ser una sola carne varón y varona, la caída de Lucero, entre muchos otros.

En 1 Corintio 2:9 vemos esta verdad: "Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vió, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios preparó para los que lo aman". Luego del versículo 10 al 12 nos habla que, así como el espíritu del hombre conoce las profundidades del hombre, sólo el Espíritu de Dios conoce las profundidades de Dios. Y este es el Espíritu de Dios que hemos recibido gratuitamente, para conocer sus profundidades, lo que "ojo no vió, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre", lo que Dios tiene delante de su mesa para los que le aman.

Por esto en 1 Corintio 2:9 vemos que hay cosas que en los tiempos postreros serían reveladas y no están escritas.

El Señor antes de irse, y viniera el Paracleto, el Espíritu Santo, nos dice en Juan 14:26:

"Pero el Paracleto, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os dije."

Dos palabras clave en el versículo anterior sobre las funciones del Espíritu Santo: Recordará, les iba a recordar lo que Jesús les había enseñado. Y dos, enseñará, acción futura; el Paracleto enseñaría ya todas las cosas. Cristo hace una distinción en este versículo, diciendo que su ministerio de Jesús encarnado no era para enseñar todas las cosas, sino que esta tarea viene a ser del Paracleto, el Espíritu Santo.

Hay cosas que Jesús en el tiempo que estuvo encarnado, antes de ser glorificado, no enseñó. El Espíritu Santo vendría a recordar todo lo que Jesús les dijo a sus discípulos, pero también a enseñar lo que no se había hablado, visto, ni escrito antes: Los Misterios de su Reino, las profundidades del corazón del Padre y el Hijo.

También Jesús nos habla de lo que nos dirá el Espíritu Santo, de lo que iba a venir, que no dijo cuando estuvo encarnado antes de ser glorificado. Y es que antes de ir a la cruz, de que viniera el Espíritu Santo, y se cumpliera vivir Juan 17:20-24, ser uno con el Padre y el Hijo, los discípulos no podrían haber soportado toda la revelación. Todo esto lo vemos expresado en Juan 16:12-16:

"Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga Aquél, el Espíritu de la Verdad, os guiará en toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará cuanto oirá, y os anunciará las cosas que han de venir. Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que toma de lo mío y os lo anunciará."

Me gusta mucho este pasaje. Pone una verdad para no olvidar. Todo lo que revele el Espíritu Santo, glorifica al Hijo.

Esto nos lleva a una crisis en la tradición de muchas congregaciones, de las Iglesias. No todo está escrito en los libros de la Biblia. Como ya hemos visto en estos textos presentes en la misma Biblia.

Tras la cruz, Cristo es glorificado en el Padre, y tras la venida del Espíritu Santo en Hechos 2, podemos ver las primeras semillas de la revelación que nunca había sido escrita, ni dicha por Jesús encarnado, con el Apóstol Pablo. Jesús encarnado antes de ser glorificado, poco habló de la edificación del Reino de Dios, de ser edificados unos con otros los Hermanos en Cristo como piedras vivas con los Ministerios y los dones espirituales, ser uno parte del templo del Dios vivo, como ciudad de Dios, la Jerusalén Celestial. Esta revelación vendría años después con el Apóstol Pablo que podemos leer hoy en sus escritos.

Aún el Apóstol Pablo no dejó escrito todo lo que recibió del Señor al ser arrebatado al tercer cielo, como podemos ver al comienzo del capítulo 12 en el libro 2 Corintios. Y sí, podemos ser arrebatados en vida biológica (lo anterior se podrá ver al avanzar en el libro, sobre todo tras ver la "habitación adelantando los tiempos", pero vamos con calma, no nos apresuremos ni menos afanemos).

Y aún hay mucha revelación que es personal y que El Señor no nos permite revelar, ya que solo está guardada para los que le aman siendo uno con Él. Como también por nuestro bien, ya que toda revelación trae juicio. Juicio que es ponernos a cuenta con Dios, un tiempo para alinearnos. Y recibir por recibir sin haber vivido un proceso debido en Cristo y el Padre no es sano. No le puedo dar un vehículo a mi hijo de solo 10 años si no ha madurado lo suficiente, puede llegar a matarse y hasta matar a alguien más. Y si un padre en el mundo podría pensar así por su hijo y no le da de todo hasta que sea maduro por amor a él, cuánto más nuestro Padre que está en los cielos. Hay mucho, mucho del Reino de Dios, que no se ha vivido aún, pero el Padre guarda estas dimensiones de su corazón, para que no terminemos heridos o hiramos a alguien, hasta que seamos maduros.

Lo anterior lo podemos ver en el Libro de Hebreos, donde el autor no puede revelar todo lo grande del Reino, a causa de la inmadurez que tenían. Hebreos 5:11-14:

"Acerca de esto tenemos mucho que decir y difícil de explicar, porque os habéis hecho tardos para oír, porque debiendo ser ya maestros, en razón del tiempo, tenéis necesidad de que alguien os enseñe otra vez los primeros rudimentos de los oráculos de Dios, y habéis venido a ser como los que necesitan leche, y no alimento sólido. Porque todo el que usa de leche, es inexperto en la palabra de justicia, porque es recién nacido; pero el alimento sólido es de los perfectos, de los que por la práctica, tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal."

Una perla para ser edificados en lo anterior: La disciplina es un principio de Dios para este ejercitamiento, Hebreos 12:11:

"Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero más tarde da fruto apacible de justicia a los que por ella han sido ejercitados."

Hay tremendas profundidades en Cristo, esperando a ser reveladas. Este libro que escribo es solo una de ellas, y espero que sea de edificación para las piedras vivas del Rey, para mis Hermanos en Cristo, para que de cada uno de los que retienen el testimonio de Jesucristo vengan nuevas revelaciones a la Iglesia para estos postreros días que estamos viviendo hoy.

Pero también debemos ser sabios en el Señor. Como leemos en 1 Juan 4, no debemos llegar y tomar cualquier revelación, debemos probar los espíritus, no todos proceden de Dios.

Y como dice en 1 Corintios 13:9, "porque en parte conocemos, y en parte profetizamos". Ante nuevas revelaciones, nuevos diseños, debemos actuar como Cuerpo, no individualmente. Confirmar la revelación como Cuerpo de Cristo.

El Apóstol Pablo habla que las partes del Cuerpo de Cristo, es decir, cada Hijo de Dios, solo crecen cuando están unidas, como vemos en Colosenses 2:19:

"(...)y no aferrándose a la Cabeza, de la cual todo el cuerpo, sustentado y unido por medio de coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios."

Por eso mismo está el llamado a congregarnos, como vemos en Hebreos 10:23-25:

"Mantengamos sin fluctuar la confesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos los unos a los otros para estímulo del amor y de las buenas obras; no abandonando nuestra propia asamblea, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos, y tanto más, cuanto veis que aquél día se acerca".

También vemos este principio en Salmos 133:1-2:

"¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!

Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras."

En el versículo anterior también vemos otro principio, el de la autoridad de los Hermanos maduros, los presbíteros, los ancianos en Cristo. La bendición baja desde las barbas de Aaron, desde los más maduros en Cristo, hasta el borde de sus vestiduras, los más nuevos en Cristo. En varios versículos vemos aplicado este principio, como Hechos 6:6, Hechos 28:8, 1 Timoteo 4:14, Jacob 5:14 (En algunas Biblias en vez de aparecer el libro del Apóstol Jacob, aparece el libro del Apóstol Santiago, es el mismo).

Estoy más que seguro, que este libro no lo podría haber escrito si no me estuviera congregando, y recibiendo revelación del Cuerpo de Cristo, siendo edificado y edificando a mis Hermanos, con el Pastor Isaias Coronado, con el Equipo Transformación Chile, con el Pastor Fernando Orihuela y todos los preciosos Hermanos del Ministerio Kerigma Internacional, y Hermanos que también han sido de edificación en mi vida, como María Isabel Manzur, Miguél y Verónica Hernández Manzano. Y líderes de los presbiterios de otros países, Transformación Argentina como Andrés Bulaccio, Horacio Piccardo, y Sebastián Palermo, y Transformación Bolivia como Samuel Burgoa.

También doy gracias eternas al Señor por mi familia. Por mi madre Angélica Liliana Inestrosa Taito, quien, pese a todas las dificultades que hemos vivido como familia, con su amor he podido levantarme en estos últimos años. También a mis hermanos José Ignacio y Catalina por su amor y paciencia conmigo todos estos años.

Ahora, vamos a lo nuestro. ¡Vamos a recordar todo para tomar nuestra Tierra!

El Señor quiere volver todo al tiempo del Yo Soy. Unir y sanar el pasado, el presente, y el futuro, para que no haya nada torcido, para volver a ser uno en El Padre.

Para esto El Padre y El Hijo quieren que despertemos ya completamente de la amnesia con la que nacemos producto del pecado original, el desconector, despertando lo vivido antes de la fundación del mundo, cuando habitábamos en lo no creado, en lo que todo era Padre, y en Padre éramos uno.

Si ven el índice de este libro, el libro está dividido en habitaciones.

¿Cómo es esto?

Como dice el Señor, "mis palabras son vida". Cada palabra que hablamos, es vida o muerte, no hay palabras "neutrales".

Lo que escribimos también tiene un peso, que puede ser para vida o muerte.

El Señor le decía a los profetas "escribe la revelación". No bastaba con vivirla y hablarla en esos tiempos, había un poder en escribir la revelación, para que quien la leyera, pudiera acceder a ella.

Cada canción, cada libro, cada "obra de arte", cada creación del hombre, que transmita algo, sea lingüísticamente con palabras, con diseños gráficos o con melodías, transmite vida o muerte, transmitiendo de la esencia espiritual y del alma del autor.

El Señor me llevó a que no escribiera el libro por capítulos, sino por habitaciones. Cada habitación es un lugar para llevar al lector para que el Padre y El Hijo les hable algo. Al leer el libro por primera vez, se debe de entrar a cada habitación en el orden en que se presentan. Luego de entrar a todas, con guía del Señor, se puede volver a entrar a una y a otra en distinto orden.

En las habitaciones pondré a veces distintos "Selah" entre los párrafos escritos. Los Selah son cambios de ritmo en los Salmos. También significan tomarse una pausa. Los Selah en las habitaciones son tiempos para detenerse un poco, contemplar lo que el Padre ha mostrado, y porque se viene un "cambio de ritmo" en la revelación de la habitación que viene después del Selah. Y sí, también el Padre puede ponerte un Selah en medio de la habitación que no esté escrito.

Desde ya, oro al Señor para que los guíe, y les entregue todo lo que les quiera impartir dentro de estas habitaciones.

En cada habitación hay revelaciones, conocimiento, testimonios, entre otros, para ser edificados como piedras vivas en Cristo.

Sean bendecidos en este nuevo tiempo.

Notas: Si no se detalla lo contrario, las citas de la Biblia son de la versión Biblia Textual extraídas de bibleserver.com, respetando el copyright que declaran al pie de página, no haciendo citas extensas (como libros/capítulos completos de la Biblia) sino breves (citando solo algunos versículos).

Agradecimientos también a la aplicación e-sword.net de Rick Meyers, para el uso de concordancia y diccionario Strong del hebreo y el griego.