Puerta 3 - Nace la maldad - El cordero inmolado

Volviendo un poco más atrás, cuando el Unigénito se presenta en el vientre con las 24 Casas, Lucero se aparta de la Corte con las 24 Casas apenas el Unigénito les dice "hay uno que no es".

Lucero en el vientre del Padre busca la sala, la habitación, de los códigos de la creación, para llevarse el entendimiento de la materia y el alma que se le habían prohibido. Lucero como administrador de lo creado para ayudar en la maduración del hombre a ser creado, tenía los rollos de conocimientos como de las reacciones químicas y leyes físicas, de lo físico ha ser creado, pero no las de creación, como la de modificación genética, y los misterios de las habitaciones del alma que necesitaba para aprender a habitar en las almas de los hombres como espíritu. Todo para forjar a su imagen torcida toda la materia que se iba a crear. Y al hombre que iba a ser a imagen y semejanza del Padre y el Unigénito, hacerlo a su imagen y semejanza torcida, para que Lucero pueda hacerse con ellos de su propia casa para habitar y con su propio trono.

Lucero más adelante luego de ser hecho creación, juntaría estos conocimientos prohibidos con las autoridades que el Padre le había dado de ser el mayor Querubín, con los diseños de alabanza al Padre y al Unigénito, para forjar una alabanza propia hacia él, ya que comprendería el poder de doble relación que vimos en la puerta anterior, cuando hay acuerdo unánime entre las dos partes, de verterse hacia uno de a quien se adora y alaba, y a quien se adora y alaba sea vertido de uno, en el proceso de llegar a ser uno solo.

Lucero encuentra la habitación que buscaba. Mientras se roba estos rollos, se detiene, y grita a gran voz:

"Todo es Padre, y todo es Unigénito, me han dado gran autoridad, más que a cualquiera de los que vamos a ser ángeles, pero no me veo, ¡DÓNDE ESTÁ MI PROPIA IMAGEN! No me veo, ¡y tampoco quiero ver al Unigénito!"

Ya se manifestaba en Lucero la iniquidad original, raíz de las grandes caídas de los seres celestiales y del hombre: El celo. Al igual que con Lucero, con los ángeles, y hombres que caen, el celo viene a desarrollarse al no ir al Padre cuando siento que estoy falto de identidad, y termino buscando mi identidad alejada del Hijo, en mis propios caminos, en obra muerta, en algo torcido. Vemos el celo con los discípulos, con Pedro y Juan, "quien era el mayor", se peleaban los discípulos en momentos que el Señor hablaba de su cruz, de su pronta muerte, y resurrección, y Cristo quiebra el celo al decirles "el mayor servirá al menor". También tenemos el principio de considerar siempre a los demás Hermanos como superiores a uno. El celo siempre ha estado. Fue base de Lucero para su caída. Por celo Caín mata a Abel. Por celo se levanta murmuración que mata y divide las congregaciones. El Apóstol Pablo pudo haber tenido problemas como el ego, pero nunca tuvo problemas con el celo, o al menos no se escribe así de Pablo, y Dios, pese a sus debilidades, lo levantó y es quien termina escribiendo gran parte del nuevo testamento. La más pequeña mala motivación puede abortar el más grande diseño de Dios en la vida de uno, donde también se pasa a dañar al Cuerpo de Cristo, a los Hermanos, y lo que nos rodee. Para el Señor, si estamos en Él, en Sus principios, en Su Vida, la única motivación en el Reino de Dios es el amor .

Continuemos con lo que le ocurre a Lucero mientras se roba los rollos:

Lucero también concibe en su corazón usar estos diseños, y autoridad que se le habían dado, para hacer contrataciones con las 12 Casas espirituales, los que van a ser ángeles. Para ofrecerles de la creación material, y de hombres, para habitar siendo uno con los hombres por medio relaciones prohibidas. Todo para experimentar lo prohibido por el Padre, a cambio de que las autoridades y diseños que tuvieran le sirvieran a Lucero para su agenda propia, su propio camino. Esto sería el inicio de las contrataciones de Lucero por las que vendría su caída.

Mientras Lucero iba en busca de la habitación para robar los rollos prohibidos, uno de los espíritus que iba a ser parte del proyecto Alma y Tierra se acerca al Unigénito. Y este espíritu, aunque no sabía exactamente lo que ocurría, lo que pasaba con Lucero, ya que no tenía discernimiento del corazón, veía algo que se venía que sería terrible, y le pide al Unigénito ser centinela de la entrada de la habitación de los códigos de la materia y el alma, que estaban prohibidos de ver en el proyecto Alma y Tierra. Estos rollos estaban prohibidos excepto para el Padre y el Unigénito.

El Unigénito le da autoridad al espíritu para guardar la puerta de esa habitación y le indica dónde está. Pero cuando se presenta Lucero en la puerta de la habitación, Lucero miente por primera vez, y le dice al espíritu que guardaba la puerta:

"Me ha enviado El Padre, debo obedecerlo, hay cosas más grande que quiere hacer, y me ha dado autoridad nueva y debo sacar unos rollos."

El espíritu de centinela que estaba en la puerta nunca había escuchado la mentira. Al no conocer algo por primera vez, no se reconoce lo que es, como los primeros años de un niño que cree todo lo que le digan, y como el resto de los espíritus en las 24 Casas, era aún inmaduro, no tenía discernimiento del corazón, y como Lucero era hermano de las 24 Casas de los Espiritus, y el ángel que tendría la mayor autoridad entre todos, permite a Lucero entrar a la habitación.

Una vez que Lucero sale de la habitación con los rollos que necesitaba, el Unigénito habla a gran voz para que ya todos los espíritus, la Corte del Padre y el Unigénito con las 24 Casas, se reúnan en el vientre del Padre, que ya es el momento.

El espíritu que estaba de centinela de la habitación de los rollos prohibidos va a la Corte, así como otros espíritus que estaban con otras tareas, en otros lugares, habitaciones del Padre, según el diseño de la Casa en la que pertenecen, en preparación al proyecto Alma y Tierra.

El Unigénito se acerca al espíritu que estaba de centinela, y el espíritu le dice lo que había sucedido. El Unigénito le dice lo que realmente ocurrió, y le dice que no se entristeciera, que lo destinado con esa tarea no era no permitir que no pasara, sino que hubiera una vara de justicia, ya que por primera vez Lucero expresa su mentira, y si no hubiera habido nadie en la puerta, él solo hubiera entrado y salido sin mostrar fruto de lo que realmente estaba creciendo en su corazón.

El Señor había visto lo que nos expresaría ya encarnado en Juan 8:42-44 cuando amonesta a los judíos:

"Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro padre, ciertamente me amaríais, porque Yo procedo y he venido de Dios. No he venido de mí mismo, sino del que me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oír mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre, del diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer; él era homicida desde un principio y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo habla, pues es mentiroso y padre de ella."

El Señor vio que desde un principio la mentira estaba en Lucero.

Con lo ocurrido, el Unigénito también se entristece de gran manera. Un hijo, un hermano, se estaría perdiendo.

El Unigénito ve también el congojo por lo sucedido en el espíritu que hacía de centinela, y le dice:

_"Te digo estas Palabras, como a muchos que haré: Te haré portero de mi llegada cuando todo sea sanado y vuelto a ser uno con el Padre y Conmigo. Y antes que esto ocurra, cuando ya seas hombre creado, te daré, cuando seas maduro, como a muchos más también, el discernimiento del corazón de todo lo que se ponga ante ti, sea hombre o creación. Para que no vuelvas a experimentar lo que has vivido. Y este regalo, este don que te daré, tiene un secreto para madurarlo y usarlo sin límites, y es conocer todas las habitaciones del Padre y sus profundidades." _

Este don de discernir el corazón, puede comenzar como un don de discernimiento de espíritu. Este secreto, el de profundizar el don de ver el corazón del hombre, de todo ser vivo y todo lo creado, es el mismo para profundizar en todo don y Ministerio de Cristo. Y, ¿cómo funciona este don de discernimiento del corazón? Todo es espíritu y es materia. Todo átomo vibra y no es estático. Todo canta, todo tiene una melodía. Es poder ver, escuchar la melodía que está tocando el corazón. Llegar a oír la voz del hombre, la que viene de su centro, del corazón. Y también llegar a oír la voz de todos los ángeles, todos los seres, y todas cosas.

El Unigénito al terminar de decir estas palabras al espíritu que hacía de centinela, toma este fruto de mentira de Lucero que se había soltado por sus palabras y su actuar, y se lo come, para que no se expandiera en el vientre del Padre y no contaminara a las 24 Casas. El Hijo ya estaba en el proceso de despojarse de la gloria de Dios, para sostener en Él toda división y recuperar lo perdido.

Al instante que el Unigénito se come el fruto de mentira de Lucero, el espíritu que estaba de centinela olvida lo ocurrido, y no queda registro de ello en el vientre del Padre, y solo aparecería el conocimiento de lo ocurrido cuando el espíritu que hacía de centinela fuera uno con el Hijo y el Padre, mucho tiempo después cuando ya fuera creación, como hombre en la tierra.

Nadie sabía, pero ya el Unigénito había comenzado su proceso de separación de la Gloria del Padre, o no hubiera podido comer del fruto de mentira de Lucero para guardar el vientre del Padre y todos los espíritus.

El Hijo termina de presentarse y hablar con cada uno de los espíritus reunidos en el vientre del Padre, y al instante desaparece.

El Hijo, como un cordero es inmolado, y se extiende como un lienzo, y sobre Él, son creados los cielos y la tierra, las regiones celestiales, y las regiones de la materia, que es cada átomo y espacio entre ellos en toda la creación, sosteniendo El Hijo todo en todos.

Hebreos 1:3 nos habla como el Hijo sustenta todo en su eternidad:

"Quien siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su ser, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas."

En este pasaje, sustenta en hebreo es phero, que dentro de sus significados, también significa: llevar algo, cargar algo, sostener algo para que no se caiga, soportar el rigor de algo, soportar pacientemente la conducta de uno o perdonar para evitar el castigo o destrucción de uno, llevar algo, llevar algo anunciándolo, llevar algo adelante.

Aún si Lucero cayera, aún si los ángeles cayeran por contrataciones con Lucero, aún si la materia se corrompiera, aún si el hombre cayera y olvidara, TODO se mantendría sustentado en el Hijo, nada se perdería. Hasta que el mismo Hijo participara de la misma sustancia del hombre con carne y sangre, y tras la cruz, su muerte y resurrección, Cristo volviera a levantar al hombre para que el hombre sea uno con Él y el Padre. Y los ángeles pudieran volver al trono del Señor y ser sujetados en El eterno, hasta que el proceso de recuperar lo perdido fuera acabado.