Antes de comenzar:
Uff…., sí, hace un buen tiempo que no publicaba algo, pese a que en publicación anterior mencioné que lo haría con más frecuencia. Debo ser sincero, y es que el tiempo apremia, pero en el buen sentido. Este ha sido un tiempo de poner en orden varias cosas en mi vida. También el tiempo en lo que me dedico profesionalmente, en mi trabajo, y más importante, mi participación en la congregación a la que asisto. Pero han sido buenos tiempos gracias a la mano del Padre, pese a las dificultades, Él es fiel y verdadero.
No sé exactamente lo que ocurrirá el día de mañana, con todo lo que sucede a nivel mundial. Aquí en estas fechas, siendo 18 de Julio 2022, a nivel nacional en Chile también vivimos tiempos importantes, puntos de inflexión. Pero como dice la Palabra sobre confiar en Cristo, en la Roca; el que crea en Él no se apresure.
Pero, ocurra lo que ocurra, la Iglesia es la sal y la luz de la tierra. No olvidando como dice el Señor, que la sal que no sirve, será echada fuera y pisoteada por los hombres. Somos las puertas eternas que se levantan para que entre el Rey de Gloria.
Ya no estaré publicando prédicas-artículos tan seguido, para centrarme en mi tercer libro.
No por ello es uno menos importante. Creo que es crucial este mensaje. Y uno también que me ha tomado bastante tiempo en desarrollar con lo recibido del Padre. Esta es una misma prédica, que ha ido creciendo en el tiempo.Está formada por un mismo mensaje, que el Señor me dio para entregar en 3 instancias distintas, y en cada una creciendo más en la Palabra, lo que el Señor me daba.
Que les sea de mucha bendición:
La profecía y la responsabilidad de la Iglesia en medio de las naciones
Prédica del Sábado 09 enero y 10 de diciembre 2021, y del 16 de julio 2022
Por Cristian Esteban Silva Inestrosa – Congregación Nueva Vida
¿Qué ocurre en el mundo? Todo muy alborotado esta semana, sobre todo en EEUU con lo ocurrido en el capitolio.
La Iglesia se pregunta muchas veces, qué es lo que ocurre. Porque ocurre un hecho terrible, pero se centran muchas veces en el hecho, pero no en el proceso para que esto ocurriera.
Por ejemplo, la Reina del cielo, Jezabel, busca cortar la cabeza de los profetas, y lo vemos con el mayor profeta antes de la cruz de Cristo, con Juan el bautista, cuya cabeza fue cortada. Pero nos quedamos en esto. No vemos el proceso que vivió Juan el bautista, donde en sus propias palabras vemos su error, Juan 3:28-31:
“28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado delante de Él. 29 El que tiene la esposa es el esposo, pero el amigo del esposo, que ha estado a su lado y lo oye, se alegra en gran manera por la voz del esposo. Así pues, este gozo mío ha sido cumplido. 30 Él debe crecer, y yo menguar. 31 El que viene de arriba, está sobre todos. El que es de la tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del cielo, está sobre todos.”
Juan el bautista explica lo anterior, por la discusión entre sus discípulos y los de Jesús, ya que Jesús estaba bautizando a como Juan el bautista lo seguía haciendo. Él mismo se ve que tiene que menguar, pero no lo está haciendo. Ya Juan el bautista había bautizado a Jesús en Juan capítulo 1. Él ya había cumplido la profecía sobre él que vemos en Juan 1:23, que culmina al bautizar a Jesús, mostrar al Cristo, al Mesías, el Espíritu Santo en forma corporal como paloma se posa sobre Jesús, y donde incluso la voz del Padre da su bendición sobre El Hijo.
Ninguno que estuviera con Jesús tenía que morir, ya que solo su muerte se necesitaba, como vemos en Juan 18:8-9 cuando iban a apresar a Jesús.:
“8 Jesús respondió: Os dije que Yo soy; por tanto, si me buscáis a mí, dejad que éstos se vayan. 9 (Para que se cumpliera la palabra que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno de ellos.).”
El Señor nos dice, que Él nos guarda, y nunca nadie se pierde si está en Cristo. Para que se cumpliera la palabra que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno de ellos.
Juan el bautista no siguió a Jesús, ya había cumplido su función “de bautista”, Juan 1:33-34:
“33 Y yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, Él me dijo: Sobre el que veas que desciende el Espíritu y permanece sobre Él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. 34 Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”
Como también vemos de su llamado como bautista en Juan 1.22-23:
“22 Entonces le dijeron: ¿Quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices acerca de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Allanad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.”
Y es que Juan siguió bautizando tras bautizar a Jesús, mostrarlo como el Cristo, el Mesías. Juan siguió bautizando, cuando pudo haberlo seguido como un discípulo.
Este es un problema con dos principios eternos de Dios. La profecía de Dios que es fiel y verdadera, con también el libre albedrío del hombre.
Hoy se toman las profecías de Dios sobre la vida de un hombre, de un territorio, ciudad, naciones, continentes, como si por el solo hecho de ser dichas, se van a cumplir.
Nos olvidamos de a quién Dios da las llaves del Reino en Mateo 16. Y es que, hay algo que no existe, y es que Dios no puede llegar y manifestarse en la tierra, a menos que a quienes dio la autoridad sobre toda la creación, se manifiesten en el Hijo y el Padre, Salmo 24:9-10:
“9 ¡Alzad, oh puertas, vuestras cabezas! ¡Sed levantados vosotros, portales eternos, Y entrará el Rey de gloria! 10 ¿Quién es este Rey de gloria? ¡YHVH Sebaot! ¡Él es el Rey de gloria! Selah”
Las profecías nos dan Palabra del Padre, pero que dependen de los Hijos, es una responsabilidad. En el mundo, a un hijo de pequeño le podemos decir que estudiando y manteniendo buen rendimiento académico, podrá entrar a una buena universidad. Pero del niño depende hacerlo o no, no es que su padre mintiera al decirle “entrarás a una buena universidad”, o que por el solo hecho de estar en un colegio de prestigio podrá lograrlo. Pero lo que ocurre, es que el Padre habla una profecía, y solo nos centramos en la profecía, olvidando todos sus principios, y ejemplos de vida de Iglesia, como lo que vemos en los escritos del Apóstol Pablo.
Algo terrible ocurrió en la Iglesia, algo horrible. Y Pablo toma la seriedad del asunto, 1 Corintios 5:1-5:
“1 Por todas partes se dice que hay fornicación entre vosotros, y fornicación tal, que ni aun existe entre los gentiles; hasta el punto de que alguien tiene la mujer de su propio padre. 2 Y vosotros estáis engreídos, y no os habéis más bien entristecido para que fuera quitado de en medio de vosotros el que hizo esta acción. 3 Porque yo en verdad, aunque ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya he juzgado como si estuviera presente al que así obró: 4 En el nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús, 5 el tal sea entregado a Satanás para ruina de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor.”
No solo Pablo hace una denuncia, sino que actúa con autoridad como Hijo de Dios, como rey y sacerdote, en la corte celestial del Padre, denunciando lo ocurrido, y dictando sentencia sobre lo ocurrido. Y este versículo, fue escrito en una carta pública a la Iglesia, no fue un escrito privado a nombre de un “Juan Pérez” y que le pidiera además a los líderes “mantén el asunto en reserva, que solo el involucrado lea esto”.
Y es que, esto es algo que ha perdido la Iglesia, denunciar lo torcido, aún si es dentro de ella.
¿Porqué en Chile, son los medios de comunicación los que denuncian las torceduras de las Iglesia, como los de la secta del supuesto pastor Durán? ¿Por qué no existe ningún comunicado público previo de alguna Iglesia denunciando lo que ocurre? Y por ello además, por unos pocos, todos los creyentes en Cristo somos avergonzados públicamente en los medios.
Creo en la profecía de Trump, que Dios lo puso en el cargo. y que tendría un segundo mandato. Y vimos los videos, de como Trump fue ungido. Pero luego en su primer mandato, aparecieron torceduras de él, como cosas terribles que hizo. Pero la Iglesia no denunció lo ocurrido, cada vez que Trump ya como presidente visitó alguna congregación, todo fue sonrisas y oraciones. No pude encontrar Iglesia en Estados Unidos que se haya levantado y hablado contra lo que hizo, como lo que habló denostando a las mujeres por ejemplo. Nadie habló del ego, de la soberbia que Trump estaba teniendo ante distintas situaciones. Estaba hasta el meme de Trump, “nadie es más experto en esto o lo otro que yo”. Nadie denunció, que no estaba honrando su cargo como presidente de EEUU como un Hijo de Dios, o al menos, como un creyente, un seguidor de Cristo. Recordemos Santiago 4:6:
“Pero da mayor gracia, por lo cual dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.”
Creo que Trump terminó su mandato llegando a ser más soberbio que en 2016, y la Iglesia siguió profetizándole y ungiéndole cada vez que iban a su encuentro, solo porque “se cumplió la profecía y fue electo”.
Esto es un error terrible. Si Dios me unge como Apóstol, por ejemplo a tomar la nación con un grupo de Hijos de Dios, nada quita que la Iglesia no denuncie si cometo algún acto terrible en el camino, o aún tras haber cumplido la obra profetizada de Dios cometo algo terrible. O si antes de comenzar la obra del Padre, es expuesto algo de mi pasado, en lo que tengo que pedir perdón, ser restaurado, y obrar en restitución.
Días después que perdiera las elecciones, sentí que Dios no podía permitir que Trump continuara con un segundo mandato en estas condiciones. No la condición de él primeramente, sino la de la Iglesia estadounidense. Veamos lo que ocurrió en Venezuela, cuando ungieron y oraron por Chavez, hiciera este lo que hiciera, y vemos el resultado final en la nación. E incluso hoy, congregaciones cristianas llaman al líder actual como “padre Maduro”.
Trump se estaba convirtiendo en algo indeseable, posiblemente en un monstruo de persona, y la Iglesia nunca denunciando lo torcido de su vida.
Y es que la Iglesia tiene mucho poder, pero que mal usado es terrible, veamos solamente con lo que es la imposición de manos. 1 Timoteo 5:22, nos dice:
“A nadie impongas las manos con ligereza ni compartas pecados ajenos, consérvate puro“ (versión BTX4)
“No impongas las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo así la responsabilidad por los pecados de otros; guárdate libre de pecado” (versión LBLA)
La Iglesia no solo se daña a sí misma, sino que da autoridad de Dios a quien no debe, a quien, sí, pudo haber sido elegido por Dios para alguna obra, pero que en sus palabras y en su actuar se ha estado alejando de Dios.
Por Trump, solo me queda decir misericordia de Dios sobre él, y que la Iglesia de los EE.UU. pueda ver esto. No pueden levantar a un ungido de Dios como a un becerro de oro, como alguien que no se le pueda denunciar las acciones y pasos torcidos que tome.
No salió Trump para un segundo mandato, y hubo un silencio dentro de los Ministros de aquella nación. Nadie tenía respuesta clara de lo ocurrido. Y hubo una división, una parte tomó la “facción” de que esto era un ataque de tinieblas había que interceder para que mostrara la verdad de los resultados. Y otro grupo tomó una postura menos agresiva, y esperando que Dios hablara sobre lo ocurrido. La Iglesia se dividió fuertemente por lo que había ocurrido. Y esta división es lo que vimos en lo natural con lo ocurrido en capitolio.
En Chile se le ha hablado que somos llamados a ser la Antioquía de América, pero esta profecía no se va a cumplir porque sí, de “forma automática”.
A veces no entendemos todo lo que ocurre en la nación, en el mundo, y es momento de que el Padre nos muestre el proceso que se vivió para llegar a dicho punto.
Por la pandemia, solo puedo pedir misericordia para las naciones por la segunda ola del covid, y podamos ver lo que nos quiere mostrar el Padre en este año. Como lo que el Señor nos mostró el 2020, donde removió las mentiras de que Él es un “Dios individual”, mostrando que la base de la Iglesia es la familia, en cuarentenas donde cada uno que no tenía el tiempo para dedicarlo a su familia, pudiera hacerlo. Y lo segundo que nos mostró, que cada Hijo de Dios debe tener una relación directa con el Padre Dios, y no depender del Pastor en el que lo vea cada semana para saber de Dios en mi vida, o de los hermanos en mi congre para que “me oren esto” sin antes acudir directamente a Dios; las cuarentenas rompieron el modelo religioso del antiguo testamento, el sacerdocio levítico, en que algunos pocos podían acudir a Dios directamente, verlo cara a cara, y pedirles a estos pocos “escogidos” que le pidiesen a Dios para que se manifestase en mi vida, como con algún milagro.
Sí, somos un solo Cuerpo, pero no lo digo necesariamente por nosotros, pero muchos otros dependían del Pastor para saber cada cosa que hacer en su vida de cristianos, no pudiendo ellos siquiera levantar en su propio hogar una oración por lo que les estaba ocurriendo y recibir una respuesta concreta del Padre Dios. Esto debilitó a la Iglesia, porque los Hermanos no podían ver la realidad del Reino de Dios en sus vidas, dependían de otro hombre para llegar a Dios, de su sabiduría, profecía, etc…, y se perdió el diseño original, aquel diseño que ya existió desde los tiempos de Moisés, como vemos en Números 11:29 donde se declara en esos tiempo que siempre fue mejor que todos profeticen.
Que Dios nos muestre en este año, lo que nos quiere hablar. Sin olvidar que su Palabra es verdadera, pero que es de responsabilidad de la Iglesia, quienes tenemos las llaves de Mateo 16, que el tiempo de bendición de Dios sobre nosotros, no lo desechemos y se transforme en un tiempo de maldición y posterior castigo sobre las naciones.
Sobre todo, Dios es bueno y nos ama, y abogado tenemos en los cielos, 1 Juan 2:1-2:
“1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno peca, Paracleto tenemos ante el Padre: a Jesús el Mesías, el justo, 2 el cual es también la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”
Una última llave, como vemos en versículo 2 anterior, el pago del pecado ya ha sido sobre todos, aún ante el que no ha creído y recibido a Cristo aún. Esta es una afirmación en lo eterno, no en el tiempo cronológico. No existe eso de que hay una predestinación en que algunos creerán y otros no. Si algunos no creen finalmente, aparte de lo que nos dice Pablo en Romanos, que los que no llegaron a creer por que no había nadie que les impartiera el Evangelio del Reino de Dios, su conciencia les será de juicio, un gran grupo que hoy no cree en buena medida ha sido responsabilidad del ejemplo de Iglesia ante las naciones.
Ante un hecho terrible, orar al Señor para que nos muestre el proceso de porqué ocurrió tal situación.
Como también, ante una bendición, demos testimonio no solo de lo obtenido, sino también del proceso que hemos vivido en Dios para que ocurriera, para que quien reciba el testimonio no solo vea una “recompensa”, sino vea el camino en Dios de bendición que hay que recorrer, lo importante de permanecer en Él, serle fiel y verdadero como Él es con nosotros, para recibir de sus bendiciones.
Tenemos una gran misión, y es que se nos ha confiado el Ministerio de la Reconciliación:
Colosenses 1:15 al 20:
“15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, 16 porque en Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles: tronos, dominios, principados, potestades; todo fue creado por Él y para Él, 17 y Él es antes de todas las cosas, y todo subsiste en Él, 18 y Él es la cabeza del cuerpo, de la iglesia. Él es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga Él la preeminencia, 19 por cuanto plugo que la plenitud de todo habitara en Él, 20 y por medio de Él reconciliar consigo mismo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz por medio de Él, por la sangre de su cruz.”
Sobre todo vv20, dice que no es Cristo que viene a reconciliar todas las cosas hoy; porque además el verbo reconciliar está en presente no en futuro “reconciliará” Sino que esta acción se realiza por medio de Él; es decir hay una acción que viene a realizar la reconciliación de todas las cosas por medio de Cristo, y esta es la Iglesia que participa en la reconciliación que vemos se presenta en vv18. Tenemos el ministerio de la reconciliación para todas las cosas. Y como vemos en vv20, parece haber un orden, comenzar a reconciliar los asuntos de la tierra, para que el Padre nos comience a revelar los misterios para reconciliar los asuntos de los cielos. Vemos también en 2 Corintios 5:18-19:
“18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por el Mesías, y nos confió el ministerio de la reconciliación: 19 Esto es, que Dios estaba en el Mesías reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación.”
Cristo ya nos confió el ministerio de la reconciliación, lo tenemos hoy, hoy podemos reconciliar todas las cosas, en la tierra y en los cielos, en Cristo.
Para que se cumpla Apocalipsis 21 versículo 1, debemos reconciliar todas las cosas en la tierra y en los cielos. Y luego se cumplen los siguientes versículos de Apocalipsis 21.