Cómo Orar
Original de prédica de Cristian Silva, sábado 11 de Mayo 2019 en Congregación Nueva Vida.
El Señor nos ha hablado cómo orar:
Mateo 6:9-13:
“Vosotros pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en prueba, mas líbranos del mal.”
Pero muchas veces oramos mal, y/o no vivimos lo que hay que vivir en Cristo y nuestra oración no tiene poder en Dios.
El Señor nos ha dado autoridad en los Cielos y en la tierra, pero también hay condiciones que pone el Señor, Mateo 16:15-19:
“Les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Respondió Jesús y le dijo: Bienaventurado eres Simón bar Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que prohíbas en la tierra habrá sido prohibido en los cielos, y todo lo que permitas en la tierra habrá sido permitido en los cielos.”
Estas son las promesas para todos los Hijos de Dios hoy. Y para activarlas, son 3 las llaves, principios que hay que vivir que el Señor declara más adelante en el mismo capítulo, en el versículo 24:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.”
Estas son las 3 llaves que hay que tomar.
Una gran parte de los cristianos hoy en día viven sin experimentar los siguientes tres requisitos:
- No han vivido la revelación de Jesús, el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y no activan las llaves. Debemos experimentar a Dios día a día y no solo cuando nos reunimos. Adorar y orar en Cristo diariamente para crecer en Él, y participar de los días de intercesión es un buen comienzo.
- No se han negado a sí mismos, van a Dios por las añadiduras y no por los propósitos eternos del Padre.
- No toman su cruz, no crucifican todo su ser en la cruz y siguen operando día tras días con su naturaleza caída, por lo que no pueden ser llenados de la naturaleza de Cristo. Y no siguen a Cristo; ni siquiera son ovejas, no pueden distinguir si lo que reciben es o no del Señor, “mis ovejas oyen mi voz y me siguen” dice el Señor.
Podemos caer en orar buscando la añadidura, no con el principio de Mateo 6:33:
“Buscad, pues, primeramente el reino y la justicia de Él, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Como también orando para la obra del Señor pero de manera equivocada.
Una sola cosa quiere el Señor para sus Hijos, una gran obra. En el antiguo pacto el Señor le pide solo 3 cosas al hombre, Miqueas 6:8:
“Oh hombre, Él te ha dicho lo que es bueno, Lo que YHVH pide de ti: Solamente hacer justicia, Amar la misericordia, Y andarte con tiento con tu Dios.”
Estos son principios, los que son eternos. No así los mandatos y leyes que pueden tener fecha en que se terminen. Son principios del Rey para vivir.
Y ahora, tras la cruz de Cristo, habitando en Cristo y Cristo en nosotros, el Padre nos lleva a un mayor nivel, y solo una gran cosa nos pide, Romanos 8:29-30:
“Porque a los que antes escogió, también los predestinó a ser de la misma forma de la imagen de su Hijo, para que Él sea primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también declaró justos; y a los que declaró justos, a éstos también glorificó.”
Todo lo que hagamos para el Cuerpo de Cristo, debe ser para cumplir este propósito, para ser a imagen de su Hijo. Por esto el Apóstol Pablo dice estas palabras en los siguientes versículo:
Romanos 14:17-19: “Porque el reino de Dios no consiste en comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve al Mesías, es aceptable a Dios, y aprobado por los hombres. Así pues, persigamos las cosas de la paz, y de la mutua edificación.”
1 Corintios 14:12: “Así también vosotros, puesto que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.”
2 Corintios 10:8: “Porque, aunque me gloriara algo más acerca de nuestra autoridad, la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré.”
1 Tesalonicenses 5:11: “Por lo cual, exhortaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como también hacéis.”
Esta es la función principal entre los Hermanos, edificarnos unos a otros. Para esto el Señor nos da autoridad, nos da los Ministerios de Cristo, nos da los dones del Espíritu Santo. Y como se lee en este versículo, no dice “y el pastor de la congregación edifica a los Hermanos”. Esta palabra es para todos los Hermanos, no solo para los líderes, los ancianos. El mismo espíritu del Padre que está en Jesús, está en mí, y está en tí si has recibido a Cristo y no te has bajado de su mano. No es algo reservado para los lideres, no es que unos sean “más cercanos o lejanos” a Dios, por cantidad de años en Cristo, o de obras del Padre realizadas. No es un tema de metas para crecer, es un tema de relación de Hijo con el Padre. No dejar que el diablo me haga ver en poco este regalo tan grande que vemos en Juan 17:21:
“Para que todos sean uno como Tú, Padre, en mí, y Yo en ti; que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste.”
Por esto muchas veces oramos por un Hermano y no mejora, no prospera, por que no le preguntamos al Señor qué está viviendo en su relación con el Padre. Tal vez el Señor ha permitido que un Hermano pase por dificultades económicas para que enderece un área de su vida, ya que si Dios mejorara su economía se alejaría del Señor, dejaría de congregarse, se iría al mundo, se destruiría él y toda su familia, sus generaciones, y moriría fuera de Cristo y se perdería en la eternidad.
Debemos preguntarle al Señor cómo orar por un Hermano, y no dejarnos llevar por lo meramente visible a los ojos, ya que dejarse llevar solo por lo visible llevó a que varón y varona comieran del árbol del bien y el mal, entrando la muerte en ellos; muerte que es separación del Padre.
También debemos saber que no podemos orar en lo que no tenemos autoridad. No puedo orar por un matrimonio si mi matrimonio mismo está también en crisis.
Debemos orar por lo que tenemos de Cristo. El Señor dice que de nosotros brotan ríos de agua viva, Juan 7:38:
“El que cree en mí, como dijo la Escritura, de su vientre fluirán ríos de agua viva.”
Estas son aguas del Señor que hay en nuestros depósitos. Nos llenamos viviendo Juan 17:21 que ya vimos. Si nuestros depósitos están vacíos, nuestras oraciones no serán en Cristo, serán pensamientos humanistas, pensamientos positivistas como de un coach emocional, pero nada de Cristo habrá para que el Padre haga su obra por medio de mi oración, de mi intercesión.
El Señor tiene gran autoridad, pero nosotros somos las puertas eternas para que entre el Rey de Gloria, Salmos 24:7:
“¡Alzad, oh puertas, vuestras cabezas! ¡Sed levantados vosotros, portales eternos, Y entrará el Rey de gloria!”
No es bueno tampoco afrontar una situación complicada orando solo, apartándose, dejándose de congregar, para “tener un tiempo con el Señor” para salir del aprieto. Es casi imposible así, o muy doloroso y se pueden perder años de nuestras vidas en ello, al alejarse del Cuerpo de Cristo. Por esto, por situaciones personales el Señor tiene un diseño: No olvidar ir con nuestros líderes, el presbiterio de la congregación. O si eres un líder, acudir con otros Hermanos en mismo nivel de madurez en Cristo, para actuar como Cuerpo de Cristo ante todo, porque “en parte vemos y en parte profetizamos” como dice la Palabra en 1 corintios 13:9. Y como dice Salmos 133:1-2:
“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!
Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras.”
Esta es la bendición del Hijo y el Padre si estamos unidos al Cuerpo de Cristo, que viene desde los Ancianos, los Presbiteros, de la Iglesia, los que han alcanzado madurez en Cristo, que baja por impartición de ellos, hasta el más nuevo en Cristo.
Ser a la imagen del Señor. Edificarnos unos a otros. La gran obra que el Señor nos ha dado. Todo lo que oremos para nuestros Hermanos, y por mí mismo, debe ser en esta dirección.
Estoy pidiendo un auto. Preguntar, ¿para qué lo necesito en Cristo? Tal vez quieres una bonita casa fuera de la ciudad, con un buen terreno y árboles, y por que tu familia no vive en la ciudad, pero tal vez el Señor quiere levantar tu ministerio en la ciudad en medio de empresarios, y tú oración debiese ser en tomar una buena casa en algún sector donde vivan los empresarios, ya que también ejercemos un dominio territorial en el espíritu en el lugar que vivimos, y el Señor quiere que gobiernes también territorialmente esa zona de la ciudad.
Tal vez tu oración sea mejorar económicamente, pero antes que todo, tal vez no le has pedido al Señor que examine tu corazón y te muestre, por ejemplo:
– Si realmente eres un buen administrador con lo poco que tienes, y si has estudiado para administrar mayores cosas y en el área/rubro que quieres emprender.
– Si el negocio en el que quieres emprender, la forma de hacerlo, con quién estás asociado, y aún a quienes contratas, Dios lo aprueba.
– Si antes cuando estabas bien económicamente, despilfarrabas dinero por áreas en tu vida torcidas que al día de hoy no has sanado.
– Si cuando tenías mucho, ayudabas a quienes tal vez estaban bajo un juicio de Dios, y uno se hace partícipe de ese juicio.
– Si tal vez tu nivel de Fe y dependencia de Dios no sean aún maduros, y si prospera tu empresa o empleo, dejarás de congregarte porque el trabajo te terminará absorbiendo.
Y así, el Espíritu Santo nos examine por otras áreas de nuestras vidas que le estemos pidiendo al Padre.
Creo que muchos hemos pasado por sanidad interior en la Iglesia. Pedido perdón por nuestros pecados, nuestras rebeliones, y pedido perdón y cortado iniquidades de nuestros antepasados. Creo que muchos de los que nos congregamos ya pasamos esa etapa de limpiarnos, y la lucha es ahora con nosotros mismos.
Hay una “teología” del escapismo que invade las oraciones de los Hermanos. Le culpamos de todo al diablo, y oramos como, “espíritu de pobreza fuera de mi casa, fuera de mi familia…”, cuando los culpables somos nosotros mismos en muchas ocasiones. Y sí, pueden haber espíritus inmundos obrando, pero la culpa es de uno, uno les abrió la puerta. O de mi ascendencia y es un tema de iniquidad que debo sanar presentándome en Cristo ante el Padre.
Uno puede ser sanado de los pecados, las rebeliones, las iniquidades, los traumas y temores, y hasta si tenía objetos contaminados en su casa ya se deshizo de ellos, pero se puede seguir operando de la misma forma que cuando estaba en el mundo y no cambiar su mentalidad. Por esto el Señor decía “arrepiéntanse que el Reino de Dios se ha acercado”. El arrepiéntanse en el griego original es “metanoia”, que significa cambiar de mente.
O en otro extremo, se llega a caer en ser como místicos, y se ora diciendo, “bajo del cielo la provisión, que ahora cae en mi vida, en mi casa…”. Cuando en mi mente y en mi día a día sigo operando igual que cuando estaba en el mundo. Puede que la visión sea verdadera del Señor, y debo hacer la acción en lo espiritual de bajar los recursos, pero no cambiamos nada en nuestras vidas y la visión no se hace realidad en nuestras vidas.
Orar no es como decir un hechizo mágico que al decir ciertas palabras se hará realidad en mi vida. Sí, es verdad que las palabras que decimos son importantes, mis palabras son espíritu y vida dice el Señor en Juan 6:63, pero nada de esto importará si mi vida no cambia desde mi interior con Cristo obrando en mí.
Es fácil equivocarse y arrepentirse, y aún arrepentirse de forma pública frente a los Hermanos. Pero lo que realmente vale en el Reino de los Cielos, es si finalmente he cambiado mi mente y forma de vivir por medio de Cristo y el Padre habitando en mí, y yo en Ellos.
Nuestras oraciones deben de reflejar lo que vivimos en Cristo, lo que Dios quiere en nuestras vidas. Dios ya ha preparado el camino desde antes de la fundación del mundo, Efesios 2:10:
“Porque somos hechura suya, creados en Jesús el Mesías para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”
Ahora solo tenemos que volver a caminar en el camino correcto. Y como vimos, no lo puedo hacer solo, debo hacerlo con los Hermanos, con el Cuerpo de Cristo.
También hacer la obra de Dios es poner a los enemigos por estrado de sus pies Hebreos 10:12-13:
“Pero Éste, habiendo ofrecido un solo sacrificio para siempre por los pecados, se sentó a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.”
Esta es la obra de guerra territorial, de la guerra por la sanidad en Cristo de las naciones. Les animo a participar de lo que el Espíritu Santo está bajando en diseños para liberar y sanar ciudades y naciones. Y en la lucha por los territorios se aplica el mismo principio que para orar por un Hermano. No puedo orar por algo externo por lo que internamente no estoy viviendo en Cristo.
Hay un supuesto principio de oración que se ve mucho hoy en día, que dice, “todo lo que le pidas a Dios con Fe, te lo dará”. En sí es algo incompleto, y decirlo por si solo como principio de Dios es un engaño, una mentira del diablo, que nos puede hacer perder años de nuestra vida.
Seguir nuestro corazón es en lo que cayó David y el Profeta Natán en 2 Samuel 7. En los primeros versículos, vemos el error de confiar en nuestro corazón sin el Señor, y en los versículos 12 y 13 la promesa verdadera, promesa que David en sus últimos años, donde quedó cada vez más solo, no siguió e hizo otra obra alejada del Padre. Obra alejada de Dios que con el tiempo, su fruto fue la división de la nación. Donde hay error es seguir solo nuestro corazón. Donde no hay siquiera margen de error, es obrar en la mano de Cristo.
Veamos el versículo completo de “todo lo que pidamos a Dios nos los dará”, Juan 15:16:
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que Yo os elegí y os puse para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé.”
Dios nos eligió antes de nacer. Luego nacimos y conocemos el Evangelio del Reino en una etapa de nuestras vidas.
En Juan 15:16, La palabra griega para “puse” es tithemi, y también significa ser colocado, establecido. El Señor nos puso en un lugar. La condición para dar fruto es saber que nos puso en un lugar para dar fruto. Hay una acción de Dios cuando decide poner. Lo primero a saber es que Dios nos ha puesto en un lugar. En el griego, tiene un significado que da propósito con los verbos “elegí” y “puse”, que son acción del Padre , y otros dos verbos que denotan mandato para los Hijo, “vayais” y “llevéis”. Para llevar fruto hay que ir y haber sido puesto por el Padre.
Pero lo más importante, al final del versículo, es que el fruto permanece. No es difícil dar fruto, lo difícil es que permanezca. Muchos hablan todo el día la Palabra en las calles sin que Dios los pusiera allí a hacer eso, y no queda testimonio de fruto que permanezca que hayan dado. Pero hay otros que aún estando en las cárceles predicaron solo con cartas, derramando de Cristo en ellos a muchos Hermanos en muchas naciones, y su testimonio después de décadas y siglos sigue vivo hasta el día hoy; dieron fruto que permanece, como el hermano Watchman Nee de China, o el propio Apóstol Pablo.
Las semillas del Padre siempre tienen un diseño.
La semilla es puesta. Todos somos enviados, y somos puestos con un propósito, el cual es dar fruto, y que ese fruto permanezca. El sello de Dios es este, lo que es suyo permanece. Hechos 5:38-39:
“Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres y dejadlos, porque si este plan o esta obra es de los hombres, se desvanecerá. Pero si es de Dios, no podréis destruirlos; no sea que hasta seáis hallados luchando contra Dios. Y fueron persuadidos por él.”
Pero, toda promesa de Dios tiene una condición, y no cualquiera da fruto que permanece, Juan 15:8:
“En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.”
Solo pueden dar frutos los que son discípulos. En esto es glorificado el Padre. En esto los cielos nos reconocen. Los que no dan frutos es porque no son discípulos, siendo quizás solo seguidores de Jesús.
Para dar frutos que permanecen debemos ser discípulos primero. La fructificación que permanece es un derecho de los discípulos. Y todo lo que hagamos siendo discípulos prosperará.
Si cumplimos ser discípulos de Cristo, el Hijo del Padre, daremos fruto que permanece que pueda comer nuestro Padre. Y cumpliendo esto se podrá cumplir lo que termina diciendo el versículo 16 de Juan 15: “…,y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé”.
¡Qué tremendo! No hay límites.
Pero muchos buscan el final de este versículo, pedir al Padre, antes de cumplir lo primero del versículo, y ser discípulos de Cristo como vimos en el versículo 8 del mismo capítulo.
Dios es bueno, Cristo es fiel y verdadero, pero no confundamos la provisión que viene de vez en cuando, cuando nos alcanza con lo justo para comer y pagar las cuentas, que eso es estar en el desierto, con alimento que viene del cielo por gracia para apenas el día, a lo que es la provisión cuando tomo el territorio donde el Padre me ha puesto, donde abunda leche y miel, donde abunda su provisión.
¡Cumplamos Juan 15, versículos 8 y 16 en nuestras vidas!
Como dice en Deuteronomio 28:2:
“Y por haber obedecido la voz de YHVH tu Dios, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones.”
Ver los siguientes versículos luego de este versículo 2 para no olvidar las promesas del Señor que el diablo quiere alejarnos.
Si obedecemos y operamos en Cristo en Sus diseños, la bendición del Padre me perseguirá y me alcanzará. Ahora el versículo de no preocuparnos de las añadiduras en Mateo 6:33, toma otro nivel de gracia en Cristo si vivimos estos principios.
Para terminar, en el orar, debemos no olvidar hacerlo por nosotros, en el nombre de Cristo y por el poder del Señor. Veamos dos casos:
Juan 20:22-23: “Y habiendo dicho esto, sopló y les dice: Recibid el Espíritu Santo. A cuantos perdonéis los pecados, les han sido perdonados; a cuantos los retengáis, les han sido retenidos.”
Jesús nos dice, y si vivimos Juan 17:21, parafraseando, “no oren que yo le perdone los pecados a los hombres, si ustedes les perdonan los pecados, yo y mi Padre los habremos perdonado.”
Muchas veces oramos, “Señor has esto, has lo otro, etc…”, pero no tomamos la autoridad nosotros mismos. Es como un papá que sale por la mañana y le deja el desayuno hecho a su hijo pequeño y le avisa que se lo deja en la cocina, y el niño nunca lo come, porque él mismo no fue hasta la cocina a tomarlo y se quedó en la pieza acostado y con hambre, cuando la mesa ya estaba servida, y debía moverse por sí mismo para sentarse en la mesa y comer de lo que le ha dado su padre.
Veamos cómo ora el Apostol Pablo para resolver una situación en la Iglesia de Corintios, 1 Corintios 5:1-5:
“Por todas partes se dice que hay fornicación entre vosotros, y fornicación tal, que ni aun existe entre los gentiles; hasta el punto de que alguien tiene la mujer de su propio padre. Y vosotros estáis engreídos, y no os habéis más bien entristecido para que fuera quitado de en medio de vosotros el que hizo esta acción. Porque yo en verdad, aunque ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya he juzgado como si estuviera presente al que así obró: En el nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús, el tal sea entregado a Satanás para ruina de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor.”
Oro por cada uno de los que están leyendo este material: Que el Espíritu del Padre y el Hijo sople con frescura sobre sus vidas, venga valentía y fortaleza a sus espíritus, almas y cuerpos para seguir avanzando, y no se alejen de la mano del Rey Cristo Jesús, y de la guía del Espíritu Santo.
Notas: Si no se detalla lo contrario, las citas de la Biblia son de la versión Biblia Textual extraídas de bibleserver.com, respetando el copyright que declaran al pie de página, no haciendo citas extensas (como libros/capítulos completos de la Biblia) sino breves (citando solo algunos versículos).